Mario Guerra
Psicoterapeuta con máster en tanatología con orientación en Terapia breve estratégica.
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¿Qué hay de malo con el optimismo?
• Nada en realidad, pero todo llevado al extremo suele causar problemas. Podemos describir dos tipos de optimismo.
Racional
• Es una evaluación realista del presente, mientras se mantiene la creencia de que nuestro comportamiento con el tiempo puede crear una realidad mejor.
• Contextualizado a lo que sucede.
• Es mesurado y no ofrece certezas, sino posibilidades.
• Ejemplo: No tienes dinero para pagar la renta, así que empiezas a buscar un trabajo extra o un departamento más económico para solucionar el problema.
Irracional
• Niegas las crisis, sobreestimas las posibilidades positivas en el futuro y minimizas lo negativo.
• Siempre presente sin importar lo que esté pasando.
• Es extremo y te jura que todo va a estar bien.
Ejemplo: El mismo caso anterior, pero vives con la esperanza de que esto se resuelve si el casero se muere de un infarto o esta semana sí te sacas el melate.
¿Por qué algunas personas no soportan a los optimistas extremos?
• Su irracionalidad.
• No todo problema tiene una resolución favorable o deseada; muchas veces hay que afrontar las consecuencias de una mala decisión o de un hecho de la vida que resulta incambiable.
• Para ellos las frases “No pasa nada”, “Verás como todo va a estar bien” y “Todo se puede con el poder de una sonrisa” son tan naturales como respirar. El resto de nosotros sabemos que sí pasan cosas que no nos gustan y que no siempre todo resulta estar bien por más que sonrías.
• Un optimista irracional diría que no tiene caso ponerse el cinturón de seguridad del auto en la ciudad porque “¿Qué podría pasar a baja velocidad?”
• Su proselitismo
• Tratan de convencerte de ver el lado bueno de la vida y parece que andan a la caza de personas en desgracia para iluminarlos con un rayito de sol y una sonrisa cantando “Don’t worry be happy”.
• Son los que en la oficina todo mundo anda en la loca para una entrega, no han comido, no han dormido y no saben si la sacan a tiempo o no y de pronto alguien grita “muchachos, vamos a darnos un abrazo de poder para cargar energía”.
Su actitud poco empática.
• Te acaban de diagnosticar una enfermedad incurable que en breve te llevará a la muerte, estás aterrado, y ellos te salen conque “verás cómo te curas”, que tengas fe, que la ciencia avanza todos los días o que seguramente un tecito de borraja te va a curar. Todo esto mientras lo que esperas es alguien que te diga “entiendo que te sientas así, no es para menos”.
• Tu muriéndote de estrés y tu pareja te dice “no es para tanto”.
¿Pero puede ser malo para la salud tanto optimismo?
• Es muy posible que sí. Un estudio realizado en el año 2006 por la Dra. Suzanne Segerstrom, de la Universidad de Kentucky, buscó comparar la respuesta del sistema inmune de personas optimistas y pesimistas cuando se enfrentan a situaciones de alta y baja demanda en tiempo y energía.
• Las personas optimistas suelen tener menos estrés que las pesimistas en retos de baja demanda.
• Esto muy posible por su tendencia a ver el mundo de manera más positiva y a esperar buenos resultados.
• Pero cuando el reto fue creciendo en intensidad, los optimistas tienen una peor respuesta inmune que los pesimistas.
• Mostraron niveles más altos de estrés al no tener estrategias realistas para enfrentarse a esos problemas.
• Además, un optimista irracional puede ponerse en riesgo cuando sostiene un pensamiento del tipo “Eso a mí no me va a pasar” o “Esta enfermedad a mí no me va a dar”.
Pesimistas y optimistas usan diferentes estrategias ante las crisis
Optimistas
Afrontamiento enfocado en las emociones.
Tratas de sentirte mejor repitiendo frases optimistas, pensando que todo va a estar bien, no pensando en el problema (negación o evasión), o utilizando técnicas de relajación o meditación.
¿Cuándo ayuda y cuándo no?
• Ayuda: Cuando lo que está pasando no lo puedes cambiar y no es un problema tan grave (por ejemplo cuando hay mucho tráfico y realmente no tienes tanta prisa la lluvia te arruinó un paseo en bicicleta)
• No ayuda: Cuando tus acciones podrían cambiar el resultado negativo de lo que está pasando (por ejemplo, una señora se cae y se rompe la pierna y tú en vez de buscar ayuda la tomas de la mano y le dices que todo va a estar bien; otro ejemplo es cuando tienes un problema con el banco y en vez de pensar en cómo pagar la deuda te la pasas fantaseando en todo lo que te gustaría que pasara para que tus registros se perdieran por arte de magia o un incendio en los servidores del banco).
Pesimistas
Afrontamiento enfocado en el problema
• Ante un problema, empiezas a buscar cómo salir de él, las consecuencias de no hacerlo y lo que puede salir mal en el proceso, haces un plan y empiezas a ejecutarlo.
¿Cuándo ayuda y cuándo no?
• Ayuda: Cuando lo que hagas o dejes de hacer puede alterar el resultado de lo que enfrentas.
• No ayuda: Cuando lo que pasó ya no se puede cambiar, como la muerte de un ser querido.
¿Pero esto lo aprenden? ¿Cómo se quita?
• Malas noticias. Parece ser que es un tema que tiene que ver con el funcionamiento cerebral, tal como lo estudiaron los tres investigadores del University College London, en el Reino Unido, específicamente en el lóbulo frontal que, en sus palabras, es como si se rehusara a procesar información negativa.
• Así que si tienes una pareja así, aprende a vivir con ello.
• Si eres una persona así, quizá reconocerlo te ayude a comprender lo fastidioso que puedes parecer a tu pareja y el riesgo en que te colocas a ti y a tu relación con tu optimismo exagerado y hacer algo al respecto.
¿Pesimismo u optimismo irracional?
• Un simple experimento desarrollado en The Berlin School of Mind and Brain nos pone ofrece una pista:
• Responde: ¿Cuál es la probabilidad en porcentaje que crees que tiene una persona de tu edad de desarrollar Alzheimer?
• (El experimento lo aplicaremos en el estudio)