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¿Por qué nos cuesta disculparnos?

Si te cuesta una y la mitad del otro decir "perdón"... hoy te decimos cómo hacerlo más fácil.

septiembre 29, 2015

Hand writing I'm Sorry with marker, business conceptMario Guerra
Terapeuta
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¿Qué solemos creer acerca de pedir disculpas? ¿Qué es signo de debilidad?

La mayoría de las investigaciones realizadas concluyen que pedir ser disculpado por una falta cometida es algo útil y además es objetivamente medible.
• Convierten el deseo de revancha o venganza en la voluntad de comprender y perdonar al infractor.

¿Qué nos dice la ciencia?

• En distintos estudios se descubre que solemos tener más voluntad de perdonar y reconciliarnos con alguien que nos ha lastimado
• Si esa persona además de pedirnos disculpas reconoce claramente su responsabilidad en su infracción.
• Incluso en temas legales y de demandas judiciales.
• En un estudio realizado con 550 personas durante acuerdos sobre pago de daños y perjuicios el pedir disculpas redujo las demandas y facilitó los acuerdos entre las partes.

¿Entonces debemos decir “Disculpe Usted” y ya?

El usar la fórmula “Ay, ya perdóname tú, no es para tanto” es de las peores maneras de pedir una disculpa e incluso esto provoca más resentimiento y enojo en la persona ofendida, lo que da inicio a una espiral de rencor que se va acumulando.

Lo que más funciona:

• Pedir disculpas sobre algo que se ha hecho.
• “Perdón”
• Incorporar la razón de la disculpa
• “Perdón, te empujé”
• Incluir responsabilidad sobre el hecho.
• “Perdón, te empujé, no tuve cuidado al girar.”

Otras formas no tan afortunadas:

• “Perdón, lo siento mucho”
• “Siento mucho haberte lastimado”
• “Perdón, no me fijé… no pensé… (cualquier excusa).
• “Perdóname, cualquiera se equivoca…”
• Evitar justificarse o evadir la responsabilidad.
• Evita ofrecer largas explicaciones del por qué hizo lo que hizo, tratando de hacer entender al lastimado su propio punto de vista.

¿Por qué nos resistimos a pedir disculpas?

• De acuerdo a un estudio realizado por el Dr. Tyler Okimoto y publicado en el European Journal of Social Psychology (Febrero 2013) la razón principal está relacionada con el Ego.
• “Cuando nos rehusamos a pedir disculpas, realmente nos sentimos más empoderados”, dice Okimoto.
• “Ese poder y control se traduce en grandes sentimientos de valía personal”
• “Paradójicamente, quien se rehusa a pedir perdón crea una sensación inmediata, aunque efímera, de integridad”
• El estudio se desarrolló con 228 personas a las que se les pidió recordar una falta cometida en el pasado, pudiendo ser una leva o más grave, y decir si habían pedido disculpas por ella o no.
• Luego, se les pidió redactar una carta en donde podían decidir pedir o no disculpas por esa falta en la actualidad.
• El resultado concluye que el rehusarse a pedir disculpas provee beneficios psicológicos para el ofensor.
• Existen personas para las que pedir disculpas equivale a humillarse y exigirlas de ellos equivale a ponerlos en una situación amenazante

¿Entonces para qué pedir disculpas?

• Si bien en el corto plazo el no pedir disculpas nos reporta un beneficio psicológico, como vimos ya derivado del estudio del Dr. Okimoto, no debemos olvidar que somos seres sociales.
• Cometer faltas y no pedir disculpas de manera sistemática ocasiona un gran riesgo de exclusión del grupo o sistema de pertenencia del ofensor.
• La razón y objetivo verdadero de pedir disculpas es buscar hacer sentir un poco mejor a la persona que, con intención o sin ella, hemos lastimado.

Una disculpa significa:

• “Veo que has salido lastimado con motivo de lo que he hecho y eso me importa”
• Se trata de reparar una relación que se ha dañado o de ofrecer a nuestro sistema social una imagen de personas que tomamos conciencia y responsabilidad de nuestros actos; esto es, sujetos confiables para el sistema.

¿Puedo empezar a disculparme, pero si quienes me importan no lo hacen conmigo?

• Intenta esto que sugiere Okimoto:
• “La próxima vez que tu hijo, o tu pareja, cometan un error, en vez de lanzarles una mirada asesina acércate y prueba darles un abrazo”
• Si esto funciona para ambos, puede significar que el que ha cometido la falta tenga la emocionalidad de un bebé que no puede manejar su ego y para quien pedir una disculpa represente una amenaza terrible para su integridad.
• Esto ofrece la posibilidad de ser mimados y excusados por haber cometido una falta voluntaria o involuntaria.
• Por supuesto que esto no es una solución, pero sí una manera de darnos cuenta que tenemos que trabajar con nuestro ego para poder tener relaciones más sanas.
• Luego de este abrazo haz saber al ofensor que te ha lastimado con su acción y que te gustaría que eso no volviera a ocurrir
• Pero también de manera indirecta le harás saber que reconocer un error cometido no es tan grave como siente que es.

Si tienes problemas para pedir disculpas recuerda que:

• Disculparte no es signo de debilidad ni admite inferioridad. No significa minimizarte ni humillarte.
• Aquellos que exijan que te humilles para disculparte no están buscando tu arrepentimiento, ellos están buscando sumisión y eso es una cosa totalmente distinta.
• Una disculpa comunica principalmente un mensaje muy simple, pero poderoso que confirma tu condición humana y la de la persona que has lastimado “Me doy cuenta de lo que ha ocurrido y me importa”
• Parte del trabajo de ser adultos implica no sólo pensar en nuestro bienestar; es también asumir nuestras faltas y errores y tomar acciones para corregir y reparar el daño siempre que esto sea posible.

septiembre 29, 2015