Si son o tienen a una persona neurodivergente o con autismo cerca de ustedes, tienen que leer esto que les está pasando cuando se agobian por el simple hecho de estar mucho tiempo en la sociedad.
Ok, imaginen esto: se levantan con la energía de un celular con 1% de batería, el simple hecho de cepillarse los dientes se parece a una misión imposible, y cuando alguien les pregunta “¿qué quieren de comer?”, sienten que les han lanzado un examen de cálculo avanzado.
Si esto les suena familiar y son autistas (o creen que podrían serlo), bienvenidas al fenómeno del burnout autista, donde la vida cotidiana de repente se convierte en un videojuego dificilísimo… sin opción de pausa.
Pero, ¿qué $@”$!! es el burnout autista?
A diferencia del burnout laboral (ese clásico “odio mi trabajo y necesito vacaciones”), el burnout autista no se limita al trabajo. Es un agotamiento total—físico, mental, social y sensorial—resultado de navegar un mundo que no está diseñado para cerebros neurodivergentes.
Piensen en esto: la sociedad funciona con reglas no escritas, luces brillantes, ruidos constantes, conversaciones llenas de sutilezas y cambios inesperados. Si son autistas, todo esto requiere un nivel de esfuerzo mental enorme. ¿El resultado? Un agotamiento que no se resuelve solo con dormir un poco más o tomarte un fin de semana libre.
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Señales de que están en burnout autista (y no solo en un mal día)
Sabemos que a veces la vida adulta es difícil para todos, pero el burnout autista tiene señales muy claras que lo diferencian:
Física y mentalmente drenadas
No es solo estar cansada. Es sentir que el cuerpo y cerebro han decidido entrar en modo ahorro de energía. Cosas simples como levantarse, cocinar o incluso responder mensajes pueden sentirse imposibles.
El cerebro es una PC con mil pestañas abiertas
Procesar información básica se vuelve un reto. Leen un mensaje tres veces y siguen sin entenderlo. Alguien les habla, saben que están diciendo palabras, pero el cerebro no logra darle sentido.
Adiós, habilidades ejecutivas
Las cosas que antes hacían sin pensar (como planear el día, seguir una rutina o tomar decisiones simples) de repente se sienten como un rompecabezas imposible. Cambiar de tarea puede tomar horas y tomar una decisión sencilla se vuelve agotador.
Socializar = misión imposible
Si antes socializar ya era un batallar, en burnout simplemente no pueden. Cada conversación es una tarea titánica, los mensajes de WhatsApp se acumulan sin respuesta, y la idea de una reunión social les dan ganas de esconderse bajo las cobijas.
Emociones fuera de control
Sienten todo demasiado. Un comentario que normalmente no afectaría las hace querer llorar. Un pequeño imprevisto les genera un colapso emocional. O, por el contrario, se sienten completamente desconectadas de sus emociones.
Hipersensibilidad extrema
Luces, sonidos, texturas… todo se siente demasiado intenso. Quizás antes toleraban ciertos estímulos, pero ahora el sonido de alguien masticando les dan ganas de gritar, o el roce de la etiqueta de la ropa es insoportable.
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¿Cómo llegamos aquí?
El burnout autista no pasa de la noche a la mañana. Se acumula con el tiempo, y suele ser el resultado de tres cosas principales:
- Vivir con una “máscara” 24/7: Fingir que no son autistas para encajar es agotador. Tratar de “parecer normal”, forzar contacto visual o seguir conversaciones sociales sin perder el hilo es un desgaste constante.
- Exigencias que no se ajustan a tus capacidades: Expectativas laborales, académicas o sociales que simplemente no están alineadas con su forma de procesar el mundo.
- Falta de apoyo y descanso real: Si nunca tienen un espacio para ser realmente ustedes, sin filtros ni expectativas, eventualmente el cerebro dirá “ya no más”.
¿Cómo sobrevivir (y salir) del burnout autista?
Si te sientes identificado, aquí algunas estrategias que pueden ayudarte:
Descansen sin culpa
Su cerebro está en modo colapso, así que necesita un descanso real. No se trata solo de dormir más, sino de darle un respiro de las cosas que te agotan. Si necesitan un día (o una semana) sin socializar, sin responder mensajes y sin exigirse de más.
Baja la máscara
Si han estado forzándose a encajar, es momento de soltar un poco la presión. Encuentren espacios donde puedan ser auténticos, ya sea con amigos de confianza o en comunidades autistas donde no tengan que “actuar”.
Ajusten sus expectativas
No tienen que hacer todo al ritmo de los demás. ¿Pueden delegar tareas? ¿Hacer las cosas a su propio tiempo? ¿Decir “no” a compromisos innecesarios? Empieza a poner límites.
Regresen a lo que te hace sentir seguro
Cuando el burnout golpea, es útil volver a lo básico: la comida favorita, la rutina más simple, los objetos de confort. No es raro que las personas en burnout solo quieran comer lo mismo o repetir ciertas actividades. Es el cerebro buscando estabilidad, y está bien.
Busquen ayuda
Ya sea terapia, grupos de apoyo o simplemente hablar con alguien que entienda, el burnout se alivia más rápido cuando no tienes que atravesarlo solo.
Lo más importante: no son una robotina descompuesta
El burnout autista no significa que “fallaron en ser adultas” o que hay algo mal con ustedes. Es una respuesta natural a vivir en un mundo que no siempre entiende las necesidades de las personas autistas.
Darse permiso de descansar, ajustar su entorno y rodearse de gente que realmente las entiende puede hacer toda la diferencia. Así que respiren, apaguen el ruido externo y recuerden que: su bienestar es más importante que cualquier expectativa externa.