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2024-12-26 16:23:51
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Long COVID: ¿Causa daño neurológico?

Aquí las señales del Long COVID y cómo afecta al sistema neurológico. Conozcan las condiciones crónicas que dejó el COVID-19.

noviembre 25, 2024

¿Sabían que más de 60 millones de personas en el mundo han experimentado algún síntoma de long COVID y que una de las principales preocupaciones de los doctores es el daño cognitivo que están teniendo los pacientes?

Paola Guraieb, Neuróloga, nos va a explicar qué onda y qué podemos hacer para identificar las señales de que tengamos un problema neurológico. 

La pandemia de COVID-19 causó la muerte de más de un millón de personas en Estados Unidos y 7 millones en todo el mundo. Sin embargo, tras la pandemia, el COVID-19 ha dejado a millones de personas con una variedad de condiciones crónicas, sistémicas e incapacitantes conocidas colectivamente como “long COVID”.

En Estados Unidos, los datos indican que aproximadamente el 7% de los adultos y más del 1 % de los niños —entre 15 y 20 millones de estadounidenses y más de 60 millones a nivel mundial— han experimentado long COVID.

De acuerdo con el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), más de 145 millones de personas en todo el mundo padecieron covid largo en 2020 y 2021. El 36,4 % de pacientes, ha reportado síntomas neurológicos como dolor de cabeza, mareos, alteración de la conciencia y convulsiones.

También se han asociado al covid largo casos de encefalitis, accidentes cerebrovasculares y síndrome de Guillain-Barré, según Frontiers in Aging Neuroscience. El 78 % de los pacientes con long covid reportaron problemas para concentrarse, el 69% niebla cerebral, el 68 % olvidos y el 60 % problemas para encontrar la palabra correcta al hablar.

Los adultos de 35 a 49 años fueron el grupo de edad con mayor probabilidad de haber tenido alguna vez long covid (8,9%) o tener actualmente (4,7%).

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¿Qué es el long COVID?

Definición de Long-COVID 2024 según la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM) de 2024: El long COVID es una condición crónica asociada con la infección por SARS-CoV-2 que persiste al menos 3 meses como una enfermedad continua, recurrente, remitente o progresiva que afecta a uno o más sistemas del cuerpo.

¿Cuáles son los síntomas?

Síntomas únicos o múltiples: dificultad para respirar, tos, fatiga persistente, malestar post-esfuerzo, dificultad para concentrarse, cambios de memoria, dolores de cabeza recurrentes, mareos, taquicardia, alteraciones del sueño, problemas con el gusto o el olfato, hinchazón, estreñimiento y diarrea.

Condiciones diagnosticables: enfermedad pulmonar intersticial, hipoxemia, enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo, trastornos del estado de ánimo, ansiedad, migraña, accidentes cerebrovasculares, coágulos sanguíneos, síndrome de fatiga crónica, fibromialgia, diabetes, enfermedades autoinmunes como lupus y artritis reumatoide, entre otras.

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Características importantes del Long-COVID

  • Puede presentarse después de infecciones asintomáticas, leves o graves, reconocidas o no reconocidas.
  • Puede ser continua desde la infección aguda o tener un inicio retardado semanas o meses después de una aparente recuperación.
  • Afecta a niños y adultos, independientemente de su estado de salud, edad, sexo, grupo étnico o ubicación geográfica.
  • Puede exacerbar condiciones preexistentes o presentarse como nuevas.
  • Puede variar de leve a grave, resolverse en meses o persistir durante años.
  • No existen biomarcadores definitivos para diagnosticar la condición.
  • Puede afectar la capacidad para trabajar, estudiar, cuidar de la familia o de uno mismo, causando profundos efectos emocionales y físicos.

¿Cuál es el impacto cognitivo del long COVID?

El estudio de Adam Hampshire (London College) evaluó la función cognitiva en 141,583 participantes, de los cuales 112,964 completaron la evaluación. Los resultados mostraron:

  • Un déficit cognitivo equivalente a una pérdida de 3 puntos en el coeficiente intelectual (IQ) en quienes tuvieron COVID leve con síntomas resueltos.
  • Una pérdida de 6 puntos en quienes tenían síntomas persistentes no resueltos.
  • Una pérdida de 9 puntos en quienes fueron ingresados en unidades de cuidados intensivos.

Posibles causas del deterioro cognitivo:

  1. Persistencia de ARN o proteínas virales en los tejidos.
  2. Fusión de neuronas con células gliales, alterando la actividad neuronal.
  3. Respuesta neuroinflamatoria prolongada con activación de microglía, pérdida de oligodendrocitos y axones mielinizados, y reducción de la neurogénesis.
  4. Disbiosis intestinal, que reduce la serotonina e impacta la señalización vagal.
  5. Inflamación endotelial y activación de plaquetas y complemento, dañando la microcirculación cerebral.
  6. Disfunción hipotalámica-hipofisaria con niveles bajos inapropiados de cortisol. 

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Conclusiones e implicaciones

El long COVID representa un desafío global con implicaciones funcionales, sociales y de salud pública:

  • Impacto funcional: Deterioro en el trabajo, estudio y calidad de vida.
  • Riesgo neurodegenerativo: Posible predisposición a enfermedades como Alzheimer.
  • Desigualdad en el riesgo: Mujeres, infecciones severas o repetidas y personas con condiciones preexistentes están más vulnerables.

 El impacto de los déficits cognitivos asociados con el COVID-19 genera inquietud, especialmente considerando las posibles implicaciones funcionales a largo plazo.

Aunque una disminución de 3 puntos en el coeficiente intelectual (IQ) podría parecer modesta, puede tener repercusiones significativas, particularmente en grupos vulnerables como los adultos mayores o personas con predisposición cognitiva.

¿Cuál es el tratamiento?

Aunque actualmente no existen tratamientos ampliamente efectivos para el COVID prolongado, algunos enfoques han resultado útiles para tratar componentes específicos de la enfermedad en determinados grupos de personas. Entre las opciones farmacológicas específicas por síntoma se incluyen:

  • β-bloqueadores para el síndrome de taquicardia postural ortostática (POTS, por sus siglas en inglés).
  • Naltrexona en dosis baja para la neuroinflamación.
  • Inmunoglobulina intravenosa para la disfunción inmunológica.

Además, hay opciones no farmacológicas como:

  • Incrementar la ingesta de sal para el POTS.
  • Técnicas de gestión cognitiva (cognitive pacing) para la disfunción cognitiva.
  • Dietas de eliminación para tratar síntomas gastrointestinales.

 La naltrexona en dosis baja ha sido utilizada en varias enfermedades y ha mostrado potencial para tratar el COVID prolongado.

Por otro lado, los antihistamínicos H1 y H2, siguiendo protocolos empleados para el síndrome de activación de mastocitos, particularmente el uso de famotidina, se han utilizado para aliviar una amplia gama de síntomas, aunque no representan una cura.

Es importante señalar que estos tratamientos pueden no ser efectivos para todos, y es fundamental consultar a un profesional de la salud para determinar el enfoque más adecuado para cada caso.

Especialista: Dra. Paola Guraieb Chahín. Neuróloga en el Centro Médico ABC.

WEB: centromedicoabc.com / Tel: 55 5230-8000

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