¿Cuántas de ustedes tienen esos sofocos del infierno? Les vamos a dar unos tips and tricks para que puedan darle la vuelta y no sentirse terriblemente mal.
Famosos y temidos por muchas, los 40 es un momento en la vida en el que muchas mujeres comienzan a notar cambios en su cuerpo que, aunque pueden ser desconcertantes (por no decir molestos), no tienen por qué ser un drama.
Los sofocos, esos “calorcitos” inesperados, son uno de ellos. Aquí les contamos cómo enfrentarlos de la mejor manera posible y sin perder (tanto) la calma.
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Sofocos a los 40, la pesadilla que todas quieren evitar
Imaginen, están en una junta importante, perfectamente arregladas y con su mente enfocada… cuando, de repente, una ola de calor inexplicable se apodera de ustedes. Su cara comienza a enrojecer, sienten que el sudor brota sin control y su única reacción es buscar desesperadamente el ventilador más cercano. Bienvenidas al club de los sofocos.
Y aunque los sofocos no suelen representar un riesgo para la salud, sí pueden ser incómodos, especialmente cuando ocurren con frecuencia o en público. Recuerden que su cuerpo está atravesando una transformación natural y, como todo en la vida, hay que adaptarnos y seguir.
Para muchas mujeres, hablar del tema sigue siendo un tabú, pero romper el silencio es fundamental. Con la información correcta y algunos ajustes en su rutina diaria, pueden tomar el control de esta situación y convertirla en una oportunidad para cuidarse más y mejor.
Los sofocos son una de las manifestaciones más comunes de los cambios hormonales que experimentan las mujeres a partir de los 40.
La Dra. Hadine Joffe, investigadora de la menopausia y psiquiatra, explica que un sofoco ligero puede sentirse como estar avergonzadas: “Hay una sensación de ola de calor que sube a la cabeza y el pecho, y a veces se ven coloradas, se sienten acaloradas y luego desaparece». Y ya si nos vamos a los sofocos no taaan ligeros, estos pueden hacer que la piel se vea muy roja y el cuello y el pecho calientes y sudorosos. Según Joffe, la mayoría de las mujeres tiene síntomas leves.
Los sofocos pueden ocurrir de día o de noche (¡hola, sudores nocturnos!) y pueden durar desde unos segundos hasta varios minutos. Aunque son incómodos, son completamente normales y no indican ningún problema de salud grave. Pero claro, saberlo no hace que sean menos molestos.
La buena noticia, es que hay muchas formas de lidiar con ellos y, casi siempre, se pueden controlar con un par de ajustes en su estilo de vida, y si se necesita, con apoyo médico.
No están solas: ¡les pasa a todas (o casi)!
Antes de entrar en pánico, recuerden que no son la únicas. Alrededor del 75% de las mujeres experimentan sofocos en algún momento de esta transición hormonal. Así que sí, probablemente sus mamás, sus tías o incluso sus amigas saben exactamente de lo que estamos hablando.
Lo primero, como bien lo dice Martha en su programa, es no sentirnos culpables o avergonzadas por algo que es completamente normal. Es importante informarnos, hablar del tema y buscar soluciones personalizadas. No tienen que pasar por esto solas ni en silencio.
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Tips para que los sofocos no sean una sentencia de muerte
Hidrátense como si fuera de vida o muerte
Su cuerpo necesita mantenerse hidratado para lidiar con los cambios hormonales. Agreguen rodajas de pepino o limón al agua para sentirse frescas durante el día, y lleva siempre consigo la botella que más les guste para que las inspire a beber más agua en el día. Junto a la cama antes de dormir, también pongan un vaso con agua. Nunca sabemos cuándo lo vamos a necesitar.
Elijan telas inteligentes y cómodas
La ropa es clave para enfrentar los. El algodón y el lino serán sus mejores aliados. Ojo, esto no significa que se queden en pijama todo el día eh, inviertan en prendas ligeras, pero elegantes, que las hagan sentir bien.
Pongan orden en su rutina de sueño:
Los sofocos nocturnos pueden arruinar su descanso, usen sábanas de algodón y mantengan su cuarto oscuro y ventilado. Puntos extra para los ventiladores silencioso porque además de ayudar a regular la temperatura, pueden crear un sonido blanco que mejora la calidad del sueño. Dos en uno.
Cuiden su alimentación (sin obsesiones)
Eviten alimentos que puedan disparar los sofocos, como el alcohol, el café o la comida picante. No se trata de privarse de todo lo que les gusta, el chiste es encontrar un balance que les funcione. Por ejemplo, si amanel café, disfruten uno al día (no 5) y asegúrense de compensar con frutas y vegetales.
Sus nuevos besties
Los abanicos portátiles y las toallas frías son herramientas clave para sobrevivir estos calores repentinos. Asegúrense se tener un abanico pequeño en la bolsa (las puede salvar de momentos incómodos) y, recomendado invertir en un humificador para su escritorio. Detallitos que pueden ayudarlas a cambiar considerablemente la experiencia de un sofoco ligero.
Consulten con un especialista
Aunque hay cambios que podemos manejar por nuestra cuenta, nunca está de más visitar a un médico o ginecólogo para hablar de sus síntomas. Existen opciones como la terapia de reemplazo hormonal (TRH) o suplementos naturales que podrían ayudarlas si los sofocos se vuelven demasiado intensos o frecuentes.
Véanlos como un recordatorio de que están en una nueva fase de su vida, llena de oportunidades para cuidarse y transformarse. No son un problema, cambiemos el punto de vista.
Los sofocos a los 40 son una experiencia más en el maravilloso caos de ser mujer. Si bien pueden parecer hiper-mega-molestos al principio, con los cuidados adecuados pueden enfrentarlos como las reinas que son. Así que la próxima vez que un sofoco toque a su puerta, respiren profundo, saquen el abanico de la bolsa y abracen esta nueva etapa de su vida.
Esta transición es completamente normal, y aunque trae consigo retos, también nos brinda la oportunidad de fortalecer la relación con nosotras mismas y con otras mujeres que están pasando por lo mismo. Hablemos del tema, pidamos ayuda no subestimemos el poder de compartir nuestras experiencias.
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