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Todo sobre el pie diabético

Nuestros especialistas les van a explicar todo sobre el pie diabético y cómo se trata desde diferentes especialidades médicas. Tomen nota.

septiembre 17, 2024

¿Cómo se vive en pie diabético? ¿cuáles son los síntomas y qué podemos hacer para evitarlo? Nuestros especialistas les van a explicar todo sobre este padecimiento. 

De acuerdo con la Federación Internacional de Diabetes, el 6.3% de la población mundial tiene pie diabético. Se estima que un 34% de las personas con diabetes desarrollarán pie diabético a lo largo de su vida, según datos de la Universidad Complutense.

Un tercio de las úlceras en pie diabético provocan la amputación de la extremidad, según datos de la American Diabetes Association. El 85% de las amputaciones no traumáticas en pacientes diabéticos son provocadas por úlceras e infecciones no tratadas.

La mortalidad tras la amputación aumenta según el nivel de amputación y oscila entre el 50% y el 68% a los cinco años.  De acuerdo con la Asociación Americana de Diabetes, la neuropatía diabética es la principal responsable de amputaciones en personas de 30 a los 65 años.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que las úlceras del pie diabético están asociadas con la discapacidad, la muerte y costos sustanciales.

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¿Qué es el pie diabético?

Ocurre cuando la diabetes afecta los vasos sanguíneos y los nervios periféricos en las extremidades, en particular los pies. Los altos niveles de azúcar dañan los pequeños vasos sanguíneos y los nervios, lo que dificulta la cicatrización de heridas y la percepción de dolor o lesiones.

Esto puede provocar úlceras (heridas abiertas) que se infectan fácilmente y, en casos extremos, causan la muerte de los tejidos.

¿Cuáles son los factores de riesgo?

Mal control de la glucosa: Los niveles elevados y descontrolados de azúcar en la sangre durante un largo periodo de tiempo son el principal factor de riesgo para el pie diabético.

Neuropatía diabética: El daño a los nervios causado por la diabetes, conocido como neuropatía, puede provocar pérdida de sensibilidad en los pies, lo que impide a los pacientes sentir dolor o notar lesiones.

Problemas circulatorios: La arteriopatía periférica, o mala circulación en las extremidades, impide que las heridas sanen adecuadamente, lo que aumenta el riesgo de infecciones graves.

Falta de cuidados podológicos: Las personas que no cuidan sus pies adecuadamente, o que no revisan regularmente posibles lesiones, callosidades o heridas, son más propensas a desarrollar complicaciones.

Deformidades del pie: Condiciones como el pie de Charcot (una deformidad que ocurre por fracturas no tratadas en pacientes con neuropatía) pueden agravar la presión sobre ciertos puntos del pie, favoreciendo la aparición de úlceras.

Tabaquismo: El consumo de tabaco daña los vasos sanguíneos, reduciendo aún más el flujo sanguíneo hacia los pies, lo que empeora la cicatrización.

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¿Cuáles son los síntomas del pie diabético?

Pérdida de sensibilidad: Como resultado de la neuropatía, los pacientes pueden experimentar pérdida de sensibilidad o sensaciones anormales, como hormigueo, entumecimiento o quemazón en los pies.

Úlceras: Las heridas abiertas o úlceras en los pies son uno de los primeros signos del pie diabético. Estas heridas pueden ser indoloras, pero no sanan adecuadamente y tienden a infectarse.

Infecciones: Las infecciones pueden manifestarse con enrojecimiento, hinchazón, secreción de pus o mal olor. En casos graves, la infección puede extenderse a los huesos (osteomielitis).

Cambios en el color de la piel: La piel del pie puede volverse más oscura, pálida o adquirir un tono azulado debido a problemas circulatorios.

Deformidades del pie: Deformidades visibles en la estructura del pie, como arcos caídos o dedos en martillo, pueden indicar un daño avanzado.

Dolor o calambres: A pesar de la neuropatía, algunas personas con pie diabético pueden experimentar dolor o calambres debido a la falta de flujo sanguíneo.

Así se ven las complicaciones del pie diabético

Úlceras: Son heridas que se desarrollan en la planta del pie o en los dedos. Pueden comenzar como pequeñas lesiones que, debido a la falta de circulación y la inmunodepresión causada por la diabetes, no sanan adecuadamente. El mayor riesgo de estas úlceras es que se infecten, lo que puede requerir tratamiento con antibióticos y, en casos avanzados, hospitalización.

Infecciones: Es una de las complicaciones más frecuentes y peligrosas en el pie diabético. Las úlceras no tratadas se infectan con facilidad, y debido a la neuropatía, los pacientes no siempre sienten dolor, lo que retrasa el diagnóstico. Las infecciones pueden progresar rápidamente, causando infección de la piel y, en casos más severos, osteomielitis (infección del hueso).

Gangrena: Ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia los pies está gravemente comprometido. Pasa cuando los tejidos del pie no reciben suficiente oxígeno y nutrientes, lo que provoca la muerte del tejido. La gangrena es una de las situaciones más graves en el pie diabético y requiere intervención quirúrgica inmediata, en la mayoría de los casos, para evitar que la infección y la necrosis se propaguen.

Amputación: Es una de las consecuencias más serias y trágicas del pie diabético. Si las úlceras se infectan de manera profunda o si la gangrena avanza, la amputación parcial o total del pie, e incluso de la pierna, puede ser la única opción para salvar la vida del paciente.

Problemas vasculares: Los pacientes diabéticos también sufren de arteriopatía periférica, una condición en la que las arterias que llevan sangre a las extremidades se estrechan o bloquean, afectando el flujo de sangre. Esta situación empeora el cuadro del pie diabético, ya que las heridas no reciben los nutrientes necesarios para sanar, aumentando el riesgo de complicaciones.

Deformidades del pie: La neuropatía periférica también puede causar deformidades en el pie, como el pie de Charcot, una condición en la que los huesos del pie se fracturan y desestabilizan sin que el paciente lo note debido a la falta de sensibilidad. El pie se deforma, lo que genera una distribución anormal del peso y favorece la aparición de úlceras en zonas de presión.

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¿Cómo es el tratamiento desde el punto de vista vascular? 

El diagnóstico del pie diabético debe realizarse de manera temprana para evitar complicaciones graves. Se deben realizar exámenes de circulación para evaluar el flujo sanguíneo en los pies. También es fundamental detectar la presencia de neuropatía mediante pruebas de sensibilidad.

Así debe de tratarse

Control de la glucosa: Mantener niveles adecuados de azúcar en sangre es crucial para evitar la progresión de las complicaciones.

Cuidados de las heridas: Las úlceras requieren limpieza adecuada, aplicación de apósitos especiales y, en algunos casos, desbridamiento (eliminación de tejido muerto).

Antibióticos: Si hay infección, los antibióticos son fundamentales para evitar la propagación a los tejidos más profundos.

Cirugía: En casos de gangrena o infecciones avanzadas, puede ser necesaria la amputación parcial o total del pie.

Mejora del flujo sanguíneo: Cuando hay isquemia, los tratamientos para mejorar la circulación, como la angioplastia o la cirugía de bypass, pueden ser necesarios.

¿Cómo es el tratamiento desde el punto de vista ortopédico? 

Evaluación ortopédica: es necesario evaluar las deformidades que puedan estar contribuyendo a la formación de úlceras. Muchas veces, se necesita corregir quirúrgicamente deformidades del pie para redistribuir el peso y prevenir futuras lesiones.

Cuidado de las heridas: El manejo de las úlceras incluye limpieza adecuada, desbridamiento para eliminar tejido muerto y, en algunos casos, el uso de dispositivos ortopédicos que alivien la presión en la zona afectada.

Es importante conocer el nivel de Hemoglobina Glicosilada, (es un valor sanguíneo medido en una prueba de sangre ) pues es un factor determinante y pronóstico en las complicaciones de un pie diabético y/o de Charcot.

Tratamiento quirúrgico: En casos avanzados, las intervenciones quirúrgicas son necesarias para limpiar el área afectada, eliminar hueso infectado o realizar amputaciones parciales que puedan salvar la extremidad. En pacientes con pie de Charcot, la cirugía ortopédica puede ser una opción para estabilizar y corregir la deformidad.

Especialistas

Manuel Marquina. Angiólogo, Cirujano Vascular y Endovascular, certificado por el Consejo Mexicano de Angiología y Cirugía Vascular. Miembro de la Sociedad Mexicana de Angiología y Cirugía Vascular. Experto en el tratamiento de várices, accesos vasculares, enfermedad arteria femoral, enfermedades de carótidas, aneurisma de aorta abdominal y accesos vasculares.

TW: @DManuelMarquina / CENTRO MÉDICO ABC Campus Santa Fe consultorio 415 / Tel: 16 64 70 90 

Luis Hermida. Médico Cirujano especialista en cirugía ortopédica. Tiene entrenamiento en Cirugía de Pie y Tobillo por el Hospital Italiano de Buenos Aires, Argentina, el Hospital General de Cataluña y el Union Memorial Hospital, de Baltimore, EUA. Expresidente de la Sociedad Mexicana de Medicina y Cirugía del Pie. Exjefe de la Clínica de Pie y Tobillo del Hospital Germán Díaz Lombardo. ABC Santa Fe.

Tel: 16 64 71 49 / 16 64 70 96 / Consultorio en San Ángel: 52860588

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