Lucy Romero
Terapeuta familiar
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Como todo síndrome, se trata de una relación de variables múltiples y complejas, que pueden desglosarse en…
• Temor a una vejez en soledad
• Ansiedad manifestada ante la belleza de otras mujeres más jóvenes, si tiene hijas, va sobre ellas
• Rabia contenida por haber dedicado su vida al cuidado de los hijos, sin más compensación que el desgaste vital.
• Desesperación por mantener relaciones con hombres que reafirmen su atractivo
• Aumento de la frecuencia de las salidas a lugares donde se buscan relaciones interpersonales.
• Preocupación excesiva por la salud y la belleza.
• Tristeza ante la alegría de otras mujeres que han conseguido encauzar su vida en compañía.
• Ingesta compulsiva y aumento en el consumo de alcohol.
• Distorsión del autoconcepto.
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Se trata de una competencia que estalla en general cuando unas se encuentran al borde de la menopausia y las otras en pleno desarrollo hormonal. Y en estos casos es la medre la causante del conflicto
• Estas mamá padecen una sobrevaloración de la juventud y de la imagen corporal.
• Lo que buscan es detener el paso del tiempo y para eso apelan a recursos como usar la misma ropa que sus hijas o pasar hambre para lograr la misma figura
• Estas madres buscan verse igual de jóvenes que sus hijas y quieren sentirse atractivas para los hombres
• Por lo general, esta competencia se da en los hogares donde falta la figura masculina, que es habitualmente quien calma los ánimos
• También el caso se da en casa donde Si hay padre y la mamá tiene una personalidad débil y las hijas compiten por la atención del padre y asegurar su autoestima
• En su gran mayoría son mujeres que no tuvieron un desarrollo profesional o laboral, que se dedicaron exclusivamente a ser amas de casa.
• Su único atractivo se basa en el atractivo erótico, lo único que hizo sentirlas alguna vez valiosas, y hoy sienten que están siendo desplazadas por sus hijas en esa materia
• Mujeres inseguras, que temen ser menos valiosas que sus madres, tienden a competir, como forma de probarse a sí mismas, cuánto valen.
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Recomendaciones
1. Reconocer que existe la competencia.
2. Mantener los roles claros. Ser hija y madre y no amigas.
3. Respetar la intimidad de la otra persona. No opinar sobre sus problemas, y no dar consejos cuando no son solicitados.
4. Plantarse metas personales, relacionadas con los gustos e intereses propios.
5. Consultar a un terapeuta individual o familiar si los conflictos se agravan.