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2024-11-19 23:39:03
culpar a alguien

Vivo con un repartidor de culpas

El que alguien querido te culpe de manera recurrente, especialmente si consideramos que es una injusticia, daña profundamente una relación.

enero 19, 2016

Mario Guerra
Psicoterapeuta y tanatólogo
Consulta a nuestro especialista

¿Por qué culpamos a otros?

Si esto es un hábito y casi nunca asumimos la responsabilidad de algunas cosas que suceden, es muy probable que esto sea en ti un mecanismo de defensa que seguramente empezó en la infancia para evitar algún castigo.

Es verdad que todas las cosas suceden por alguna razón, pero culpar involucra un juicio de que lo ocurrido es negativo y que alguien tuvo la intención (u omisión deliberada) de que eso ocurriera.

¿Eres alguien que vive culpando a los demás?

Nancy Colier, psicoterapeuta de NY, nos ofrece este breve test de 4 preguntas. Responde sí o no a cada una de ellas:

  • ¿Es normal para ti que cuando alguien te cuenta un problema acabas haciéndole ver de qué manera es esa persona quien causó el problema?
  • ¿En tus relaciones con familia y amigos, cuando hay un problema y te miran a ti como probable responsable, te irritas, de inmediato buscas evadir y te apresuras a encontrar a un culpable? ¿ por qué lastimamos a quienes amamos?
  • ¿Cuando te enfrentas a dificultades de la vida, antes que buscar una solución buscas quién o qué tuvo la culpa?
  • ¿Cuando te sientes enojado o molesto frecuentemente acusas a alguien o algo por haberte hecho sentir de esa manera?

Si respondiste que sí a una de estas preguntas, eres alguien que suele culpar a los demás. Pero si respondiste que sí a dos o más, entonces es probable que seas un repartidor profesional de culpas y que este hábito tuyo esté ya afectando tus relaciones con los demás e incluso tu reputación ante otros.

¿Qué efectos negativos tiene en ti hacer esto?

En su forma más disfuncional, culpar a otros es una forma de desplazar lo que verdaderamente se está sintiendo (culpa, vergüenza, tristeza, frustración), por enojo o aparente indiferencia.
Cambias los sentimientos que estás experimentando (interior) por sentimientos contra el supuesto responsable (exterior).
Te impide el crecimiento, la maduración personal y afecta tus relaciones con otros.

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¿Y cómo afecta a tus relaciones?

El Dr. Tom Jordan,de la Universidad de NY, afirma que el culpar de manera persistente a alguien daña una relación de estas 5 formas:

  • Culpar crónicamente a alguien es una forma de abuso emocional.
  • Aún cuando la persona haya tenido una responsabilidad objetiva sobre un hecho, el que continuamente se le culpe crea una relación asimétrica (juez/culpable) y genera resentimiento y hartazgo.
  • La idea, si existió responsabilidad, es buscar juntos la forma en que lo que sucedió no se vuelva a repetir.

Lo mejor para comunicar algo así es usar la primera persona:

  • Me molesta cuando siento que no te apuras vs lo que pasa es que a ti te vale todo

La persona que recibe las acusaciones repetidas empieza a creer que hay algo que no puede ver de sí mismo, que escapa de su control y empieza a sentirse indefenso y sin posibilidad de cambio.

El Dr. Jordan afirma que recibir culpas continuas por parte de una persona emocionalmente significativa genera auto culpa.
Aunque inicialmente empieza a resistir y protestar (defenderse) por las culpas injustas, eventualmente el vínculo emocional hace que el culpado empiece a sentirse responsable por la infelicidad y sufrimiento del otro.

Eventualmente esto se traduce en un daño a la autoestima.

Ocurre un juego mental cíclico y macabro que va más o menos así: “Esta persona me ama, pero me culpa de todo, eso me parece injusto; pero me ama, entonces algo de razón debe tener, soy mala persona en realidad”.
Esto hace que el culpado empiece a aceptar más abusos y malos tratos como una forma de castigo.

Reedita heridas de la infancia ¿ cuál es la tuya?

  • La crianza basada en el modelo “si haces esto te va a pasar aquello”, “ya ves, te lo dije”, “pobre de ti si…” (“ya me resbalé porque dejaste tus juguetes en el suelo”; “cómo es posible que hayas tirado el agua”; “por estar gritando como loca ya no escuché la noticia del chapo”) o cualquier otra forma de culpa, sumado al pensamiento mágico de los niños, hace que se adjudiquen culpas imposibles (“como me porté mal ahora mis papás se divorciaron por mi culpa”).
  • Culpas a los niños por la acción y por nuestra reacción (“ya me hiciste enojar”).
  • Esto hace que el adulto que padeció esto confirme una vez más su culpabilidad.

Reduce la intimidad

Es muy complicado relacionarte abiertamente y con confianza con alguien que tiene el dedo acusador a la mano siempre y que te hace sentir una persona mala o fallida. Se asume una relación de sumisión y no de igualdad.

¿Qué hacer si eres alguien con el hábito de culpar?

  • Date cuenta y establece una intención.

Reconoce en ti el hábito o impulso de culpar a algo o alguien por todo. Establece la intención de hacerlo cada vez menos. Si le compartes esto a una persona que también reconozca en ti este hábito, puede ayudarte a identificar los momentos en que lo haces más.

  • Pon atención

Identifica cuando estés a punto de acusar o culpar a algo a alguien. Haz una pausa de unos cuantos segundos antes de lanzar la acusación y elige una conducta diferente.
Si sólo lo haces con el pensamiento, corrigelo con una alternativa o explicación distinta.

  • Identifica e interrógate

Cada vez que te sorprendas cediendo al impulso de culpar, hazte las siguientes preguntas (si las anotas en un diario, mejor):

  1. Si no pudiera culpar a alguien en esta situación, ¿que tendría que sentir?
  2. ¿Por qué quiero evitar esos sentimientos? ¿Qué temo que pase?
  • Se gentil contigo

Esto es un proceso, lo seguirás haciendo, pero en la medida que recuperes el control de tu mente, esto tenderá a desaparecer.
Si esto te rebasa o ya te mete en problemas, busca ayuda profesional.

  • Si estás con alguien así

Identifica si puede haber algo de verdad en aquello de lo que se te acusa. Si es así, reconócelo por pequeño que sea y pide una disculpa o da una explicación si procede. Si no….

Ceder en tu necesidad de defenderte no te hace asumir la responsabilidad que no tienes, pero seguirte defendiendo con explicaciones largas e innecesarias sólo te hará más sospechoso.
Hazle ver al otro tu perspectiva del hecho (si crees que le importa) y/o simplemente dile tu desacuerdo con lo que afirma y dile algo como “pero al final eso es lo que tu decides creer y ese sí es tu problema”.

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El amor o cariño que le puedes tener a la persona que suele culparte puede ser grande y tal vez no sea posible poner un alto a esa relación, pero también es cierto que vivir con alguien así es muy desgastante.

Hazle ver tu sentir y plantéale que te estás cuestionando el por qué seguirás en una relación con una persona que insiste en vomitar las emociones que no le es posible manejar sobre de ti.

Quizá, si esto persiste, por el bien de ambos pronto debas tomar decisiones.

enero 19, 2016