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Reescribiendo tu historia: El Poder de la Auto-Reparentalización

Mi querido Mario Guerra les explica qué onda con la Auto-Reparentalización y cómo es que tenemos que tomar cartas en el asunto.

agosto 8, 2023

Mi querido Mario Guerra les explica qué onda con la Auto-Reparentalización y cómo es que tenemos que tomar cartas en el asunto.

¿Alguna vez has sentido que estás atrapado repitiendo los mismos errores una y otra vez, sin entender por qué? ¿Sientes que a veces no te hallas en la vida; que no das el ancho o que vas fracaso tras fracaso?

Vamos a explorar un concepto poderoso en la psicoterapia llamado auto-reparentalización, que podría ser la clave para sanar a tu niña o niño interior y liberarte de los patrones repetitivos que te mantienen atascado en la vida. En el programa de hoy vamos a ver 5 señales que te dicen que estás ahí y 6 pasos a tomar para comenzar un viaje distinto.

¿De qué hablamos hoy acá?

De nuestras heridas emocionales tempranas que han dejado huella en nuestra psique y que necesitan ser sanadas para evitar repetir patrones o arruinar nuestras relaciones. Estas heridas están representadas en el concepto del “Niño/a interior herido”

Pero, ¿qué es el niño interior y sus heridas?

Es una metáfora que se utiliza en la psicología para representar una parte de nuestra personalidad que alberga nuestras experiencias de la infancia, nuestras heridas y las emociones que experimentamos durante nuestra infancia. Esta parte de nosotros puede influir en cómo respondemos a nuestras experiencias actuales, especialmente aquellas que se vinculan con vivencias pasadas. Muchas de ellas son de vulnerabilidad.

Las heridas de la infancia son daños repetitivos sufridos en etapas tempranas como:

  • Negligencia o descuido de las necesidades, abuso físico o emocional, Expectativas poco realistas o perfeccionismo, Crianza inconsistente, Rechazo o abandono.
  • Pero es importante señalar que no todos los que tengan estas vivencias acabarán teniendo heridas profundas, el factor de la resiliencia infantil es un elemento protector en la vida adulta.
  • Una manera de sanar a ese niño/a interior herido es un proceso llamado auto-reparentalización.

¿Que es exactamente eso de la auto-reparentalización?

Es un proceso terapéutico que implica aprender a cuidar y nutrir a nuestro niño interior a través de hacerlo con nosotros mismos. Este proceso nos permite proporcionar a ese niño el amor, el cuidado y la atención que pudo haber faltado en nuestra infancia. En otras palabras, la auto-reparentalización implica convertirnos en los padres que nuestro niño interior necesita. Digamos que es un proceso de auto adopción que mitiga el abandono, el descuido y la negligencia de manera simbólica.

¿Hay alguna señales que puedan dejarnos ver que tenemos estas heridas?

Cada persona es única, pero voy a darles 5 señales que podrían indicar que tu niño o niña interior necesita de ti para sanar:

Patrones de comportamiento autodestructivos: Es cuando una persona se involucra regularmente en comportamientos que son perjudiciales para su salud física o mental, como el abuso de sustancias, situaciones de riesgo o la negligencia de sus necesidades básicas.

Un ejemplo podría ser alguien que constantemente se mal pasa y se queda hasta tarde trabajando, sacrificando su sueño y su salud en el proceso. A pesar de que sabe que esto es perjudicial para su bienestar, no puede evitarlo porque siente que debe demostrar su valía a través de sus logros.

Dificultades en las relaciones: Las personas con heridas de la infancia a menudo luchan con las relaciones interpersonales. Pueden tener dificultades para establecer y mantener relaciones saludables, o pueden encontrarse atrapados en patrones de relaciones abusivas o tóxicas.  Muchas veces no confías o confías de más.

Un ejemplo podría ser alguien que constantemente se encuentra en relaciones con personas que no la tratan bien. A pesar de que sus amigos y familiares le advierten sobre el comportamiento de su pareja, no puede evitar sentirse atraído por personas que no la respetan.

Problemas de autoestima: Estas heridas o traumas pueden llevar a problemas de autoestima en la vida adulta. Esto puede manifestarse como un pobre autoconcepto, una visión negativa de uno mismo o una creencia de que uno no es digno de amor o cuidado.

Puede ser el caso de una persona que tenga profundos sentimientos y creencias limitantes de insuficiencia, incompetencia y el temor constante de fallar o defraudar.

Problemas de salud mental: Esta situación puede contribuir a una variedad de problemas como depresión, ansiedad, estrés postraumático o trastornos de la alimentación.

Reacciones emocionales intensas o inapropiadas: Para quien está en un caso así, puede ser todo un desafío manejar sus emociones de manera saludable. Pueden tener reacciones emocionales que son desproporcionadamente intensas o inapropiadas para la situación, lo que puede ser una señal de que están lidiando con traumas o heridas emocionales no resueltas de su infancia.

Un ejemplo podría ser alguien que se enfada mucho cuando su pareja llega tarde a casa, incluso si solo es por unos minutos. A pesar de que sabe que su reacción es exagerada, no puede evitar sentirse excluido, traicionado y enojado.

¿Necesitamos a nuestros padres físicamente presentes para este proceso?

La respuesta corta es no, no necesitamos necesariamente a nuestros padres físicamente presentes para embarcarnos en el proceso de auto-reparentalización.

De hecho, en algunos casos, podría ser más beneficioso y productivo trabajar en este proceso sin la presencia física de nuestros padres, especialmente si fueron la fuente de nuestras heridas de la infancia.

La reestructuración emocional es un proceso interno, un viaje que consiste en aprender a cuidar de nuestro niño interior de una manera en la que nuestros padres no pudieron o no supieron hacerlo. Esto implica aprender a reconocer nuestras emociones, establecer límites saludables y cuidar de nuestra salud física y mental. Cada uno de nosotros tiene la capacidad de cuidar de nuestro niño interior, independientemente de si nuestros padres están presentes o no.

¿Pero si ellos tuvieron la culpa de lo que me pasó?

Muchos padres pueden haber actuado de maneras que resultaron en heridas emocionales para sus hijos no por maldad, sino por desconocimiento, falta de habilidades emocionales o porque ellos mismos fueron criados de una manera similar y simplemente no sabían que había otras formas de criar a sus hijos. En muchos casos, los padres pueden haber estado lidiando con sus propios traumas y heridas no resueltas, lo que puede haber afectado su capacidad para criar a sus hijos.

Pero por otro lado, hay efectivamente algunos casos en los que los padres pueden haber actuado con maldad o negligencia deliberada, causando daño a sus hijos. Estos casos son especialmente dolorosos y pueden requerir un proceso de sanación más profundo y, a menudo, la ayuda de un profesional de la salud mental.

En cualquier caso, es importante recordar que, aunque nuestros padres pueden haber jugado un papel en la formación de nuestras heridas de la infancia, no estamos condenados a repetir sus errores. A través de la auto-reparentalización, tenemos la capacidad de sanar nuestras heridas y crear una vida más saludable y satisfactoria para nosotros mismos. 

Entonces, ¿Cómo nos auto-reparentalizamos?

Este es un proceso complejo, pero de alguna manera tiene que iniciar, así que podemos decir que el mapa de ruta va más o menos así:

  1. Reconocimiento: El primer paso en la auto-reparentalización es reconocer que hay un niño interior dentro de ti que necesita ser cuidado. Esto puede implicar reflexionar sobre tus experiencias de la infancia y cómo te han afectado en tu vida adulta.
  2. Validación: Una vez que hayas reconocido a tu niño interior, el siguiente paso es validar sus experiencias y emociones. Esto significa reconocer que las emociones y experiencias de tu niño interior son reales y válidas, incluso si no fueron reconocidas o validadas en tu infancia.
  3. Compasión: Trata a tu niño interior con compasión y bondad. Imagina cómo tratarías a un niño pequeño que está asustado o herido. Esa es la misma compasión y bondad que debes mostrarle a tu niño interior.
  4. Atención: Dedica tiempo cada día para atender a tu niño interior. Esto puede implicar actividades que te hagan sentir cuidado y amado.  Cuidar de tu salud física, mental y tu mundo de relaciones, para comenzar.
  5. Paciencia y perseverancia: Como he dicho, esto es un proceso y puede llevar tiempo. Sé paciente contigo mismo y recuerda que está bien si no todo sale perfecto la primera vez. Lo importante es que estás haciendo el esfuerzo de cuidar de ti mismo y de tu niño interior.
  6. Apoyo: Aunque la auto-reparentalización es un proceso personal, no tienes que hacerlo solo. Busca el apoyo de amigos, familiares, o propuestas que te puedan guiar y acompañar en el proceso como la ayuda de un terapeuta.

Aunque nuestros padres pueden haber cometido errores, ahora tenemos la oportunidad de darle a ese niño lo que necesita. No se trata de culpar, sino de entender, de sanar.

La auto-reparentalización no es un viaje fácil, pero es uno de los más valiosos que podemos emprender. No se trata sólo de sanar nuestras heridas del pasado, sino de construir un futuro más saludable, más feliz y más auténtico para nosotros mismos.

¿De qué hablamos hoy acá?

De nuestras heridas emocionales tempranas que han dejado huella en nuestra psique y que necesitan ser sanadas para evitar repetir patrones o arruinar nuestras relaciones. Estas heridas están representadas en el concepto del “Niño/a interior herido”

Pero, ¿qué es el niño interior y sus heridas?

Es una metáfora que se utiliza en la psicología para representar una parte de nuestra personalidad que alberga nuestras experiencias de la infancia, nuestras heridas y las emociones que experimentamos durante nuestra infancia. Esta parte de nosotros puede influir en cómo respondemos a nuestras experiencias actuales, especialmente aquellas que se vinculan con vivencias pasadas. Muchas de ellas son de vulnerabilidad. Las heridas de la infancia son daños repetitivos sufridos en etapas tempranas como:

Negligencia o descuido de las necesidades, abuso físico o emocional, Expectativas poco realistas o perfeccionismo, Crianza inconsistente, Rechazo o abandono.

Pero es importante señalar que no todos los que tengan estas vivencias acabarán teniendo heridas profundas, el factor de la resiliencia infantil es un elemento protector en la vida adulta. Una manera de sanar a ese niño/a interior herido es un proceso llamado auto-reparentalización.

¿Que es exactamente eso de la auto-reparentalización?

Es un proceso terapéutico que implica aprender a cuidar y nutrir a nuestro niño interior a través de hacerlo con nosotros mismos. Este proceso nos permite proporcionar a ese niño el amor, el cuidado y la atención que pudo haber faltado en nuestra infancia. En otras palabras, la auto-reparentalización implica convertirnos en los padres que nuestro niño interior necesita. Digamos que es un proceso de auto adopción que mitiga el abandono, el descuido y la negligencia de manera simbólica.

¿Hay alguna señales que puedan dejarnos ver que tenemos estas heridas?

Cada persona es única, pero voy a darles 5 señales que podrían indicar que tu niño o niña interior necesita de ti para sanar:

Patrones de comportamiento autodestructivos: Es cuando una persona se involucra regularmente en comportamientos que son perjudiciales para su salud física o mental, como el abuso de sustancias, situaciones de riesgo o la negligencia de sus necesidades básicas.

Un ejemplo podría ser alguien que constantemente se mal pasa y se queda hasta tarde trabajando, sacrificando su sueño y su salud en el proceso. A pesar de que sabe que esto es perjudicial para su bienestar, no puede evitarlo porque siente que debe demostrar su valía a través de sus logros.

Dificultades en las relaciones: Las personas con heridas de la infancia a menudo luchan con las relaciones interpersonales. Pueden tener dificultades para establecer y mantener relaciones saludables, o pueden encontrarse atrapados en patrones de relaciones abusivas o tóxicas.  Muchas veces no confías o confías de más.

Un ejemplo podría ser alguien que constantemente se encuentra en relaciones con personas que no la tratan bien. A pesar de que sus amigos y familiares le advierten sobre el comportamiento de su pareja, no puede evitar sentirse atraído por personas que no la respetan.

Problemas de autoestima: Estas heridas o traumas pueden llevar a problemas de autoestima en la vida adulta. Esto puede manifestarse como un pobre autoconcepto, una visión negativa de uno mismo o una creencia de que uno no es digno de amor o cuidado. Puede ser el caso de una persona que tenga profundos sentimientos y creencias limitantes de insuficiencia, incompetencia y el temor constante de fallar o defraudar.

Problemas de salud mental: Esta situación puede contribuir a una variedad de problemas como depresión, ansiedad, estrés postraumático o trastornos de la alimentación.

Reacciones emocionales intensas o inapropiadas: Para quien está en un caso así, puede ser todo un desafío manejar sus emociones de manera saludable. Pueden tener reacciones emocionales que son desproporcionadamente intensas o inapropiadas para la situación, lo que puede ser una señal de que están lidiando con traumas o heridas emocionales no resueltas de su infancia.

Un ejemplo podría ser alguien que se enfada mucho cuando su pareja llega tarde a casa, incluso si solo es por unos minutos. A pesar de que sabe que su reacción es exagerada, no puede evitar sentirse excluido, traicionado y enojado.

¿Necesitamos a nuestros padres físicamente presentes para este proceso?

La respuesta corta es no, no necesitamos necesariamente a nuestros padres físicamente presentes para embarcarnos en el proceso de auto-reparentalización.

De hecho, en algunos casos, podría ser más beneficioso y productivo trabajar en este proceso sin la presencia física de nuestros padres, especialmente si fueron la fuente de nuestras heridas de la infancia.

La reestructuración emocional es un proceso interno, un viaje que consiste en aprender a cuidar de nuestro niño interior de una manera en la que nuestros padres no pudieron o no supieron hacerlo. Esto implica aprender a reconocer nuestras emociones, establecer límites saludables y cuidar de nuestra salud física y mental. Cada uno de nosotros tiene la capacidad de cuidar de nuestro niño interior, independientemente de si nuestros padres están presentes o no.

¿Pero si ellos tuvieron la culpa de lo que me pasó?

Muchos padres pueden haber actuado de maneras que resultaron en heridas emocionales para sus hijos no por maldad, sino por desconocimiento, falta de habilidades emocionales o porque ellos mismos fueron criados de una manera similar y simplemente no sabían que había otras formas de criar a sus hijos. En muchos casos, los padres pueden haber estado lidiando con sus propios traumas y heridas no resueltas, lo que puede haber afectado su capacidad para criar a sus hijos.

Pero por otro lado, hay efectivamente algunos casos en los que los padres pueden haber actuado con maldad o negligencia deliberada, causando daño a sus hijos. Estos casos son especialmente dolorosos y pueden requerir un proceso de sanación más profundo y, a menudo, la ayuda de un profesional de la salud mental.

En cualquier caso, es importante recordar que, aunque nuestros padres pueden haber jugado un papel en la formación de nuestras heridas de la infancia, no estamos condenados a repetir sus errores. A través de la auto-reparentalización, tenemos la capacidad de sanar nuestras heridas y crear una vida más saludable y satisfactoria para nosotros mismos.

Entonces, ¿Cómo nos auto-reparentalizamos?

Este es un proceso complejo, pero de alguna manera tiene que iniciar, así que podemos decir que el mapa de ruta va más o menos así:

  1. Reconocimiento: El primer paso en la auto-reparentalización es reconocer que hay un niño interior dentro de ti que necesita ser cuidado. Esto puede implicar reflexionar sobre tus experiencias de la infancia y cómo te han afectado en tu vida adulta.
  2. Validación: Una vez que hayas reconocido a tu niño interior, el siguiente paso es validar sus experiencias y emociones. Esto significa reconocer que las emociones y experiencias de tu niño interior son reales y válidas, incluso si no fueron reconocidas o validadas en tu infancia.
  3. Compasión: Trata a tu niño interior con compasión y bondad. Imagina cómo tratarías a un niño pequeño que está asustado o herido. Esa es la misma compasión y bondad que debes mostrarle a tu niño interior.
  4. Atención: Dedica tiempo cada día para atender a tu niño interior. Esto puede implicar actividades que te hagan sentir cuidado y amado.  Cuidar de tu salud física, mental y tu mundo de relaciones, para comenzar.
  5. Paciencia y perseverancia: Como he dicho, esto es un proceso y puede llevar tiempo. Sé paciente contigo mismo y recuerda que está bien si no todo sale perfecto la primera vez. Lo importante es que estás haciendo el esfuerzo de cuidar de ti mismo y de tu niño interior.
  6. Apoyo: Aunque la auto-reparentalización es un proceso personal, no tienes que hacerlo solo. Busca el apoyo de amigos, familiares, o propuestas que te puedan guiar y acompañar en el proceso como la ayuda de un terapeuta.

Aunque nuestros padres pueden haber cometido errores, ahora tenemos la oportunidad de darle a ese niño lo que necesita. No se trata de culpar, sino de entender, de sanar.

La auto-reparentalización no es un viaje fácil, pero es uno de los más valiosos que podemos emprender. No se trata sólo de sanar nuestras heridas del pasado, sino de construir un futuro más saludable, más feliz y más auténtico para nosotros mismos.

Fuente: Mario Guerra. Psicoterapeuta, tanatólogo, coach ontológico, hipnoterapeuta certificado internacionalmente, conferencista y nuestro rockstar del amor.

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agosto 8, 2023