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¿Te sientes excluido dentro de tu propia relación?

Les decimos qué hacer si se sienten ajenos dentro de su relación porque su pareja tiene puesta la atención, la confianza y hasta el alma en algo o alguien más.

septiembre 14, 2021

Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta
TW: @marioguerra

Ya sabemos que una relación de pareja suele ser de dos y que cuando hablamos de un “tercero”, muy frecuentemente se hace referencia a la figura de un amante. ¿Pero qué pasa cuando ese tercero es un amigo, un hijo o incluso una actividad como el trabajo o los videojuegos? Es cuando empiezas a sentirte alguien extraño y ajeno dentro de tu propia relación, porque tu pareja tiene puesta la atención, la confianza y hasta el alma en algo o alguien más. Si este es tu caso, quizá estés dentro de una relación triangulada.

¿Qué es una relación triangulada?
Digamos que es un sistema de relación en donde existen, como en un triángulo, 3 elementos.
Al menos dos de ellos son personas y el tercero podría ser otra persona, objeto o actividad.
Dos de sus elementos tienden a ser estables (por ejemplo tu pareja y tú) y el tercero puede ser estable o intercambiable (es decir, a veces es una persona, otras veces una actividad y luego otra persona distinta).

¿Con quien se puede formar estos sistemas triangulares?
Con un amigo, hermano, hijo, padre, compañeros de trabajo.
Con una mascota.
Con una actividad como un hobbie, el trabajo, un deporte o los videojuegos.
Con los miembros de un club, de un equipo o con viejos amigos del pasado.

¿Por qué esto puede ser un problema para ti?
Depende de qué parte seas tú dentro de este sistema triangular.
Dentro de este sistema, dos de los elementos del triángulo están “adentro” y el tercero “afuera”.
Entonces los elementos de “adentro” se comunican, comparten y se entienden.
Pasan tiempo juntos en una especie de complicidad.
El elemento de “afuera”, pertenece al triángulo, pero no está tan conectado como los dos elementos de adentro. Se vuelve más un observador o un elemento complementario.
Si tú estás, con tu pareja, en la parte de “adentro”, puede no haber tanto problema, porque se entiende que cada uno tiene amigos (propios y compartidos) y familia (la propia y la política). Cada uno tiene, probablemente, trabajo, pasatiempos y sus propias preferencias a las cuales dedica una parte de su tiempo, atención, dedicación y confianza en su caso.
Pero como ambos están adentro el mayor interés, disposición, compromiso y confianza, es entre ambos.
El problema es que tú seas la parte que está afuera; es decir, tu pareja dedica más tiempo, interés, dedicación, compromiso y a veces hasta confianza a otra persona o actividad, dejándote a ti sólo el tiempo de sobra o no compartiendo contigo aspectos importantes de su vida y su mundo interior.
Pero cuidado. Si eres una persona con una gran necesidad de atención, celosa, controladora o posesiva, quizá empieces a mirar como sospechosos u ofensivos los intereses y otras relaciones que tu pareja tiene, y que son perfectamente normales y necesarias, y eso te haga sentir tristeza o enojo, como una señal de amenaza, y reaccionarás en consecuencia.

¿Cómo sabemos que esto está pasando?
Lo anterior se traduce en que:
Pasa más tiempo con otras personas que contigo.
No pasa más tiempo con otras personas, pero en el tiempo que pasa, parece divertirse más o ser más amable o emocionalmente disponible.
Le cuenta a otras personas cosas que a ti no o parece tener con otros una complicidad o nivel de intimidad que contigo no tiene (o ya no tiene).
Cuando hay grandes alegrías, tristezas o problemas, es probable que se lo cuente o recurra antes a otros que a ti.
Está físicamente contigo, pero generalmente parece estar en otra parte.
Mirando el celular, por ejemplo.

¿Por qué se genera y mantiene este sistema?
Tu pareja está habituada a funcionar así, porque así lo aprendió.
Hay temor a la intimidad o el compromiso y entonces siente que así evita involucrase más allá de lo que le resulta cómodo con una sola persona.
Pero quiere los beneficios de una relación estable.
Es una persona que quiere tener opciones abiertas de apoyo porque no puede confiar plenamente en nadie.
Porque tu te mantienes en autoexclusión; es decir, ya sea por respeto, dar espacio o porque el sentirte excluida te da tristeza y mejor te alejas, hace que no pidas a tu pareja formar parte de su mundo de intereses o relaciones.
Tu pareja podría pensar que no te interesa compartir y entonces todo se difumina en un mundo de suposiciones.
Porque su relación se está deteriorando y tu pareja ya no siente la confianza para hablar, escuchar o comunicarse contigo.

¿Cómo afecta a una relación o a la pareja?
El sentimiento primario es de exclusión.
Cuando se está en la posición exterior de un triángulo, es más fácil sentirse abandonado, no escuchado o no lo suficientemente apoyado.
Te empiezas a sentir en soledad dentro de tu propia relación y sientes que tu pareja confía, atiende, procura o es más amable y dedica más tiempo a quien sea o lo que sea que a ti o a su relación.
Cuesta encontrar como abordar este problema
No queda claro si corresponde hacer un reclamo porque de hecho no hay como tal una infidelidad (al menos no en el sentido estricto del concepto) y no tienen realmente discusiones o problemas mayores. Ni siquiera está físicamente ausente y si lo está, ni modo que le digas que ya no trabaje o le prohibas ver a sus amigos.
Suele haber negación del problema.
Si llegas a hacer algún reclamo, la persona te dirá que está contigo, que te quiere y que no entiende qué más quieres de ella.
Es probable que esta actitud sea inconsciente incluso para el que la tiene.
La confianza y el amor se van deteriorando de manera sostenida.
O tú acabas con baja autoestima o en depresión o empiezas a formar tu propio vértice externo a tu relación, como si fuera un subsistema del primer triángulo.
Como encontrando un pasatiempo, pasando tiempo con amigos, navegando en redes sociales o incluso fantaseando con encontrar un amor más verdadero afuera.
Digamos que en este caso se forman dos sistemas triangulares que colisionan y donde cada uno se ubica en el extremo más lejano el uno del otro.
El mundo compartido empieza a desvanecerse para empezar a formar dos mundos individuales separados, pero en convivencia.
Es como estar en una soledad acompañada.

¿Qué hacer?
Evita la autoexclusión o ser tú quien excluya.
Busca integrarte proactivamente al mundo de tu pareja y permite que tu pareja se integre lo más posible al tuyo.
Conversa sobre tus intereses, gustos e incluye a tu pareja en planes con amigos y muestra interés por lo que hace y le apasiona.
Evita las historietas.
Como ya dije, si tu necesidad de atención es grande, es posible que no quieras que a tu pareja le de ni el sol para que no se distraiga y te de toda su atención todo el tiempo a ti.
No es ningún secreto que cuando intentas separar a una persona de lo que quiere, a menudo se aferran más intensamente. Entonces, en lugar de buscar cómo sacar a tu pareja de lo que sea o alejarla de quien sea, enfócate en cómo puedes trabajar en tu relación uno a uno con ella.
Evita formar subsistemas.
A veces cuando uno se da por vencido, empieza a formar su propio sistema paralelo en donde la propia pareja que excluyó, no está incluída.
Lo mejor sería abrir una conversación con tu pareja y hacerle saber tu sentir.
No hables de bien o mal, habla de lo que percibes, de lo que sientes y de lo que te gustaría. Habla de manera que el otro quiera escucharte.

septiembre 14, 2021