Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta
TW: @marioguerra
Tener una relación de pareja no nos convierte en otras personas ni anula nuestros deseos, pero hay que reconocer que la otra persona también tiene los propios y no siempre van en la misma dirección. ¿En qué tanta disposición estás de ceder lo que tú quieres en favor de lo que tu pareja te pueda pedir? ¿Qué tanto tu pareja cede parte de su tiempo, atención o interés en favor de una petición o necesidad tuya?
¿Qué es el sacrificio en una relación?
El sacrificio es la renuncia, temporal o permanente, a algo que tú quieres para ceder tu posición, deseo o necesidad personal en favor de la de tu pareja.
Puede ser, desde tu perspectiva, mayor o menor, de acuerdo a lo que sientes que estás cediendo. No siempre son sacrificios épicos, pero cada uno cuenta a favor o en contra de su relación.
Por ejemplo:
Después de un día pesado ambos se sientan a comer, pero de pronto tu pareja dice que olvidó la sal y te pide que, por favor, vayas por ella.
Estás verdaderamente cansad@ y ya hasta habías dicho “por fin voy a comer”.
¿Qué haces? ¿Te mantienes en tu posición o sacrificas tus deseos por los de tu pareja?
Querías pasar una tarde descansada o viendo una película, pero tu pareja insiste que hay que hacer una videollamada con la familia.
¿Qué haces? ¿Te mantienes en tu posición o sacrificas tus deseos por los de tu pareja?
Tu pareja te dice que en su trabajo le ofrecen el puesto de sus sueños, pero en otra ciudad que, por cierto, a ti ni te gusta y que menos considerarías vivir ahí. Esto además de que en la ciudad donde ahora viven están los amigos, la familia y tu propio trabajo.
¿Qué haces? ¿Te mantienes en tu posición o sacrificas tus deseos por los de tu pareja?
Por principio de cuentas
Tenemos que entender que cuando uno entra a una relación de pareja, se está compartiendo la vida propia con otra persona que está haciendo lo mismo con nosotros.
Al entrar a una relación, los deseos de ambos no desaparecen por arte de magia, pero muy frecuentemente nos topamos con este dilema de adaptarnos y ceder o mantenernos en lo que queremos a cualquier precio, aunque eso no sea lo que le guste o quiera nuestra pareja.
Dicho esto, si consideramos solamente estos elementos, diríamos que ceder o sacrificar los deseos o intereses propios en favor de la pareja o la relación, siempre debería dar resultados positivos, pero sabemos que no es así.
Pero reflexionemos ¿Hay un “malo” en este cuento?
Cuando una persona hace una petición, pone al otro en una posición de tener que dar respuesta. Si la persona acepta, sanseacabó. Pero si la persona se rehúsa o pone objeciones, entonces quien hizo la petición puede ver al otro como egoísta, incomprensivo o malvado por no aceptar algo que le está proponiendo y que considera que es bueno.
Lo que no muchos están dispuestos a aceptar, es que cuando uno hace una petición u oferta a otro, la respuesta puede ser
aceptar,
aceptar condicionalmente (acepto X si tú haces Y);
como una respuesta negociada.
declinar
demorar la respuesta (como cuando te dicen “déjame pensarlo” o se pide más información para tener bases más sólidas para decidir).
negociar
Ante una respuesta negativa (o incluso poco entusiasta de la pareja), algunas personas se molestan y atacan o critican al otro que, dicho sea de paso, antes de que le hicieran la oferta o petición, estaba en santa paz y de un momento por su negativa parecería haberse “convertido” en un ser monstruoso, incomprensivo y egoísta.
Como que el siempre estar de acuerdo contigo fuera prueba de la dimensión del amor que tiene tu pareja por ti y no un sano ejercicio de su autonomía.
¿Qué causa realmente el conflicto?
No suele ser el egoísmo o el buen corazón lo que orienta una respuesta favorable o no ante una oferta o petición del otro.
La Dra. Francesca Righetti, de la Universidad Libre de Ámsterdam, dirigió un trabajo en el que se propuso analizar lo que realmente sucede y que fue publicado en el 2020 en la revista Psychological Bulletin.
Encuentra que hay dos fuerzas opuestas en conflicto:
La carga (hipótesis de la carga)
Qué tanto tu bienestar se ve afectado por aceptar la propuesta o petición de tu pareja. Es decir, qué tan pesado o costoso se te hace ceder.
Esto no solamente en términos de lo que perderías o dejarías de hacer, sino también en cómo percibes que eso afecta tu identidad, tu autonomía o tu dignidad.
El beneficio (hipótesis del beneficio)
Aquí se sostiene que hacer sacrificios puede aliviar la tensión en una relación y ayudar a crear un clima de confianza y cooperación.
Adicionalmente con esto se evitaría el resentimiento futuro por parte de la pareja.
Pero hay más
Adicionalmente a la relación “carga – beneficio”, el estudio observó la relación entre otros dos elementos. La disposición a hacer un sacrificio (lo que tú dices que estarías dispuesto a hacer por tu pareja) y el comportamiento de sacrificio (cuando ya llega la hora de realmente hacerlo).
En este sentido, el estudio encuentra que:
cuando alguien declara estar dispuesto a hacer un sacrificio hipotético por su pareja, esto estaba relacionado no solo con un mayor bienestar personal (estados emocionales más positivos y mayor satisfacción con la vida), sino también con puntuaciones más altas de «bienestar en la relación» de ese individuo y también a su pareja.
Pero…
Los resultados en relación con los sacrificios reales fueron sorprendentes. Aunque los puntajes de bienestar de la relación no se vieron afectados, los puntajes de bienestar personal del individuo fueron más bajos cuando hicieron sacrificios más frecuentes.
Es decir:
Si crees y manifiestas genuinamente que estarías dispuesto o dispuesta a hacer sacrificios por tu pareja y la relación, acabarán siendo más felices ambos.
Pero si tus sacrificios reales son frecuentes, tu satisfacción personal disminuye, aunque tu pareja pueda estar inicialmente muy contenta con eso.
Y decimos inicialmente porque a la larga tu insatisfacción personal acabará por afectar la forma en que te relaciones con tu pareja.
Un temor adicional.
Hay personas que perciben que si ceden en algo, el resto de la vida de la relación tendrán que estar siempre cediendo y por eso prefieren nunca ceder, o ceder muy poco, para que la otra parte perciba que no es tan fácil.
Esto, por supuesto, es otro tipo de actitud que afecta a la larga la satisfacción de tu pareja y de la relación en general.
¿Entonces qué conviene más: mantenerse o ceder?
Eso depende de la perspectiva desde donde mires el acto; es decir, es un factor subjetivo.
Si ceder o renunciar a tus objetivos en favor de los de tu pareja obtienes satisfacción; es decir, para ti el beneficio es mayor que la carga percibida, entonces tu satisfacción personal tiende a aumentar y también la de tu relación (y por supuesto, normalmente la de tu pareja).
Es más, como sacrificarse por la pareja está considerado un acto prosocial (que te acerca al otro), las personas que se sienten bien de ceder en favor de su pareja pueden ser generalmente más prosociales de otras maneras, lo que podría mejorar el bienestar y la percepción de la propia relación a largo plazo.
Por el contrario, si para ti la carga es mayor que el beneficio percibido al sacrificarte, tus puntuaciones de bienestar personal y de relación también tenderán a ser más bajas.
Es muy probable que si cualquier petición de tu pareja te parece una carga, haya muchas otras cosas que te molesten de tu relación, especialmente cuando no son como tú quieres.
¿Se encontró en el estudio diferencia entre hombres y mujeres?
Sí. Por cuestiones culturales y sociales, se espera que las mujeres hagan más sacrificios que los hombres y en general efectivamente sucede así.
Esto impacta porque, como parecería ser que es lo que se espera de ellas, cuando se sacrifican, pueden recibir menos aprecio y gratitud de parte de su pareja y también de la sociedad en general (al final se percibe como lo correcto).
Los hombres, en cambio, reciben más reconocimiento y valoración porque de ellos frecuentemente no se suele esperar el sacrificio.
En consecuencia, las mujeres pueden tener actitudes menos positivas hacia el sacrificio que los hombres, especialmente cuando no hay reconocimiento y reciprocidad o cuando se les hace ver como que el sacrificarse es lo correcto o una obligación para ellas.
En suma:
Parece ser que el escenario ideal es que cada uno manifieste su disposición a hacer sacrificios, pero que la pareja no solicite realmente tantos dentro de la relación.
En todo caso, el que exista reciprocidad y reconocimiento del otro, es un factor que ayuda también a evitar la sensación de que se está cediendo mucho y obteniendo poco; es decir, que la carga es más grande que el beneficio.
Si una conducta prosocial no obtiene beneficios, tiende a extinguirse.
Para saber más:
Cooper, A. N., Totenhagen, C. J., Curran, M. A., Randall, A. K., & Smith, N. E. (2017). Daily relationship quality in same-sex couples: Attachment and sacrifice motives. Evolutionary Behavioral Sciences, 11(2), 146.
Righetti, F., Sakaluk, J. K., Faure, R., & Impett, E. A. (2020). The link between sacrifice and relational and personal well-being: A meta-analysis. Psychological Bulletin, 146(10), 900–921.
Whitton, S. W., Stanley, S. M., & Markman, H. J. (2007). If I help my partner, will it hurt me? Perceptions of sacrifice in romantic relationships. Journal of social and Clinical Psychology, 26(1), 64-91