Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.
TW: @marioguerra
Cuando te sacan (o sacas) a alguien de tu vida
Hemos evolucionado para establecer conexiones sociales que son el fundamento de nuestro éxito como especie. Es esencial desde la infancia formar vínculos significativos, no sólo para sobrevivir, sino incluso para florecer. Pero también la evolución nos ha llevado a alejarnos de aquellos que abusan o quieren de alguna manera explotarnos. El problema está cuando la sensación de vulnerabilidad personal nos hace sentir víctima de todos y entonces vamos sacando de nuestra vida a quienes han sido familia y amigos; bajo este esquema, poco a poco nos vamos quedando muy solos. ¿Por qué sucede esto y qué podemos hacer?
¿Qué es el distanciamiento en las relaciones humanas?
El distanciamiento es el alejamiento de dos personas en cuanto al afecto, la presencia o el trato. Una de ellas ha decidido que no volverá a hablarle o interactuar con esa persona nunca más “como si estuviera muerta”.
Habitualmente usamos el término distanciamiento para referirnos a relaciones que antes fueron profundas o significativas como entre padres e hijos, hermanos, pareja o amigos de toda una vida. Con las relaciones más superficiales o de ocasión no solemos emplear este término.
¿Cómo se da? (La velocidad del distanciamiento)
Gradual
Suele darse muy lentamente, casi sin sentir, y habitualmente no es total o permanente.
A veces hay contacto en fechas significativas o de manera esporádica. Este contacto es posible porque en realidad no hay resentimiento por ninguna de las dos partes.
La separación empieza a gestarse a partir de formas de pensar, gustos y hábitos no compartidos.
El vínculo original de alguna manera se suple, parcialmente al menos, con el establecimiento de nuevos vínculos o redes de apoyo.
Hoy tienes amigos y te alejas un tanto de tus padres.
Hoy tienes una pareja y te alejas un tanto de los amigos.
Inmediato
Este suele ser de manera radical y permanente, generalmente después de que se da, se percibe o se descubre un acto de profunda transgresión a la confianza.
Infidelidad, abusos, robos, grandes decepciones.
Generalmente va acompañado de mucho enojo, indignación y el deseo de no volver a ver a esa persona nunca más en la vida; de ahí la frase de “Para mí estás muerto” (que es un equivalente de “no me vuelvas a buscar en tu vida”)
¿Siempre es justificado?
Evidentemente para quien expulsó al otro de su vida sí. Pero habría que pensar el por qué de esa decisión. Puede ser una decisión reflexionada y sentida (una especie de mecanismo de defensa) o síntoma de fragilidad emocional.
Como decisión reflexiva.
Suele suceder, si acaso, alguna vez en la vida con alguna persona en particular por un hecho muy puntual. Puede ser permanente o temporal si en el futuro las circunstancias cambian.
Me alejé de mi hermano porque, tras años de lo mismo, me cansé de querer ayudarlo y que cada vez volviera a buscarme para abusar de mí.
Generalmente no es una decisión reactiva o impulsiva, incluso es algo a lo que no se deseaba llegar, pero que no se encontró ya otro camino para esto.
Tomar una decisión así es útil y hasta benéfico para la persona cuando a quien ha expulsado ha probado ser consistentemente poco fiable o cometido una transgresión muy grave sin posibilidad de disculpa. Ya no podemos volver a confiar en esa persona en particular.
Como síntoma de fragilidad.
Esto suele suceder de manera radical, muy frecuentemente, con la mayoría de las relaciones y por cosas relativamente sin importancia.
Son personas que se puede decir algo como “Es que si no tomo la decisión en caliente luego ya no lo hago y me vuelven a ver la cara”. Si necesitas de la fuerza del enojo para actuar, esto nos habla de una alta fragilidad y la incapacidad para poner límites sanos.
Compañeros de trabajo a los que les dejas de hablar, que para ti está muy claro el por qué pero ellos ni idea tienen de ahora qué te pareció mal.
Limpiezas que son como redadas emocionales en tus redes sociales. Que dices que vas a dejar sólo a tus verdaderos amigos y esto lo haces al menos una vez al año. Quizá el problema es que empiezas a recolectar relaciones superficiales que quieres ver como profundas y luego te desilusionas.
Es como cuando alguien dice: “Yo cuando termino una relación, para mí todo Ex es como si ya no existiera”.
¿Hay algún tipo o rasgo de personalidad que predisponen más a esta conducta?
Un estudio realizado por Glenn Geher y colaboradores, y publicado el 9 de agosto de este 2019 en la revista Current Psychology, afirma que es posible que si sueles expulsar frecuentemente a personas de tu vida, tengas rasgos de personalidad que se corresponda con la triada oscura (narcisismo, psicopatía y maquiavelismo) y que el hacer eso lo sientas plenamente justificado porque los demás están “mal” y tú estás “bien”. Pero además te predispone a reacciones de trasgresión negativas (es decir, eres poco tolerante) y el enojo y la percepción de traición te hacen muy reactivo.
También un alto número de alejamientos correspondió a puntajes altos en tendencias depresivas y apego ansioso, así como puntajes bajos en apoyo social, dice este estudio.
¿Hay quien se arrepiente?
Muy frecuentemente sí; por eso no deberíamos generalmente expulsar a alguien de nuestra vida en un estado muy alterado o inmediatamente tras una transgresión.
Lo ideal sería dejar que las cosas se enfríen un poco y ver si, luego de eso, la emoción y la razón están de acuerdo en que es la mejor medida a tomar.
Cuando tomamos la decisión de manera muy abrupta, es sólo la emoción la que decide.
¿Se puede dar marcha atrás?
No es imposible, siempre que quieras, pero una vez que declaras “Para mí estás muerto” hay una serie de problemas complican la reparación de la relación y la reconciliación:
Reconocer, perdonar y pedir perdón.
Esto involucra ponerte en una situación vulnerable de reconocimiento de tu error (o al menos de tu exageración)
Asumir que la relación no volverá a ser la misma.
Lo reparado no es igual que lo intacto y hay que aprender a vivir bajo nuevos acuerdos. Mientras más explícitos sean mejor.
Aún así hay quien no puede; algunos por alguna genuina sensación de vulnerabilidad y, otros, por orgullo se ven obligados a mantener tu dicho y actitud por años o el resto de la vida.
¿Qué podemos hacer?
Si eres alguien muy reactivo a lo que percibes como agresión o traición, y eso te lleva a sacar personas de tu vida con bastante frecuencia y de manera permanente, valdría la pena que empezaras a valorar la posibilidad de recibir ayuda. Tu estilo de apego, rasgos de personalidad o incluso factores depresivos pueden estarte afectando de manera negativa.
Sería útil que empezaras a buscar perdonar, al menos aquellas faltas que sean menos graves o a aquellas personas que hayan sido más significativas en tu vida.
Si eres alguien a quien han sacado de la vida de otro, independientemente que te hayan dicho expresamente “para mí estás muerto” y sientes que “no fue para tanto” o estás genuinamente arrepentido y quieres ver la posibilidad de reparar la relación y reconciliarte con el otro, entonces prueba:
Reconocer tu falta
Muéstrate genuinamente arrepentido
Reconocer el daño causado
Pide perdón con humildad y promete (y cumple) no volver a lastimar de la misma manera.
Esto no garantiza que el otro quiera o pueda aceptar esto, pero lo hace más probable de acuerdo al estudio del Dr. Geher.