Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta
TW: @marioguerra
El día de las madres es uno que muchos celebran al lado de la mujer que les dió la vida. Lamentablemente, para otros es la ocasión para recordar su ausencia y la tristeza que tras de sí ha dejado su partida. ¿Cómo pasar este día, cuando a veces ni se quiere pensar en él?
El sentido del día de las madres.
Es honrar, celebrar y festejar a la figura materna en nuestras vidas.
Para algunos esto no será posible por su ausencia.
Pensemos en la presencia materna en tres niveles.
Físico.
La persona que ha desempeñado el papel de una madre en nuestras vidas.
Psicológico o Emocional.
La relación recíproca que formamos con ella.
El vínculo afectivo que se forma entre la madre y el hijo. Tiende a ser de los más fuertes que vamos a formar en la vida.
Es aquí donde más se sufre cuando ocurre la pérdida o ausencia física.
La persona ya no está, pero el vínculo permanece y puede desatar intensas conductas de apego como:
Búsqueda, llanto, añoranza, reproche, culpa…
Simbólico.
Lo que esa figura materna representa para cada uno, normalmente representada en la persona que hizo el papel de nuestra madre.
Seguridad, pertenencia, cariño, aceptación…
Por eso su ausencia física afecta también a este nivel; digamos que ya no se encuentra, al menos inicialmente, en quien proyectar esta representación.
La madre simbólica es la figura idealizada de la madre que siempre está presente para cuidarnos y protegernos.
¿Qué provoca su ausencia en este día?
A veces, cuando pensamos que todos los demás festejan con su mamá, menos nosotros, quisiéramos saltar el día y despertar hasta el siguiente, pero eso no es posible porque socialmente hay muchos recordatorios de este día por todas partes.
Dependiendo las razones de esa ausencia una persona puede sentir:
Tristeza.
Porque no está, lo que se traduce en una añoranza.
Culpa.
Por no poder estar a su lado.
Remordimiento.
Por algo que se considera que se podía haber hecho diferente en el pasado, como estar más tiempo con ella.
Soledad.
Orfandad.
Es una sensación de estar perdido ante la ausencia de la madre; de no pertenecer y de no ser amado por ella.
Enojo
Por el hecho de que no está.
Envidia.
Como cuando se minimiza o desprecia este día para que duela menos.
¿Cómo pasar este día cuando mamá no está?
Si es posible, reúnete con ella por los medios que sean posibles, aún a la distancia.
Incluso una llamada telefónica puede ser de ayuda.
Muy posiblemente, especialmente si la ausencia es reciente o aún su efecto es muy intenso, no tengamos el ánimo de celebrar.
Por eso lo que corresponde es una conmemoración:
Conmemorar es traer a la memoria a la persona de una manera especial y normalmente en una fecha determinada, como en este caso el día de las madres.
Uno no conmemora su ausencia, sino su paso por nuestra vida.
Incluso podría hacerse un pequeño homenaje individual o familiar.
No es despedirse de ella; es darle la bienvenida e integrarla a nuestra vida de una manera no física.
¿Cómo hacer esto?
Reconocer lo que se siente.
Si la añoranza, el dolor o la tristeza son inevitables, no los ocultes, no trates de evitarlos o los niegues, pero tampoco te quedes estancado en ellos.
Se trata de reconocer, nombrar lo que se siente y transitar a través de esos sentimientos, incluso buscando la compañía de tu madre simbólica para que te acompañe.
Reparar, si eso aplica.
Como por ejemplo pidiendo perdón de manera simbólica o perdonando.
Elaborar un ritual.
Que puede corresponder con un rito (por ejemplo mandar decir una misa o encender una veladora) o ser personal como:
Escribirle una carta.
Visitar el cementerio.
Ir a comer a su lugar favorito o su comida favorita.
Tener en casa las flores que más le gustaban.
Compartir con otros una historia o anécdota de ella.
Cuenta las historias con las que quieres que sea recordada.
Compartir fotos o hacer un “libro de recuerdos” virtual en alguna red social.
Algún ritual que a ella le gustara hacer, como preparar un altarcito de fotos para su propia madre ese día o llamar a sus hermanos.
De ser posible y lo crees conveniente, agradece.
Por tu vida misma.
Su paso por tu vida.
Lo que te dió como cuidados, cariño, protección…
Lo que te dejó.
Como parte de tu personalidad.
Crianza.
Hábitos y creencias
Por lo que de ella no se ha perdido, como su recuerdo constante y presencia simbólica en tu propia vida.
