Seguro no lo has pensado, pero ese trabajo que tienes no llegó a ti de la nada: tú lo buscaste, lo deseaste y hasta rezaste para que te lo dieran, entonces, ¿por qué no lo cuidas? Existen ciertas actitudes que te convierten en un trabajador incómodo y que harán que tus jefes no duden en ponerte de patitas en la calle. Te decimos cuáles son y cómo evitarlas, para que tu relación laboral fluya como dos enamorados.
1.- Tu actitud es cero propositiva. Nada en la vida le molesta tanto a un jefe como que sus empleados tengan una actitud pasiva. Tu jefe busca soluciones, no problemas, así que sería genial que tuvieras un par de ideas para resolver las tareas diarias. Además ser proactivo es un valor que te hará conservar el puesto de trabajo o incluso ascender dentro de la empresa. La ley del mínimo esfuerzo es la culpable de perder el trabajo a muchas personas.
2.- Dedicas tiempo del trabajo a resolver asuntos personales. Definitivamente hacer compras por internet, excederte en las llamadas telefónicas y revisar tu Facebook varias veces en la mañana no forman parte de las actividades por las que fuiste contratado. ¡Evítalo! Todos tenemos vida personal, pero esa empieza al salir de la oficina.
3.- Te quejas, te quejas y te quejas. Si tienes una actitud negativa hacia tus jefes o tus actividades, la queja estará asegurada y esto te lleva a vivir en un círculo vicioso. Si hay algo que no te gusta, háblalo, si hay manera de cambiarlo, hazlo. Si ya lo histe y de todas formas nada funciona, considera cambiar de aires, pero no te amargues el momento.
4.- Odias el trabajo en equipo. Definitivamente amas lo que haces, pero quieres hacerlo todo tú solo porque “los demás no pueden”; sin duda esta es la peor actitud de todas. Cuando se trabaja en equipo las ideas fluyen mucho mejor, se hace la jornada laboral más llevadera y lo mejor: trabajas más rápido.
5.-Llegas tarde siempre. Hay empresas que son un poco más flexibles que otras, pero en general, llegar una hora después de tu horario de entrada enfurecerá a cualquier jefe, pues habla de tu falta de compromiso. Y si el jefe pregunta por ti ¡agárrate! Con tu fama de impuntual es seguro que nadie querrá justificarte.
6. Eres radio-pasillo. Nada contamina más un ambiente de trabajo que el chisme. A todos nos gusta un poquito, pero ser parte de rumores dentro de la oficina o ser el encargado de difundirlos es mal visto por la mayoría de los jefes, pues generan distracción dentro de la oficina. Además, hablar mal de otros, da una pésima imagen de ti.
7. Dejar las cosas para mañana. Esto no sólo te afecta a ti, sino a también a tu equipo de trabajo. Una empresa es una cadena y si se rompe o se frena, el trabajo de todos se hace más lento. Saber aprovechar el tiempo y ser eficaz son valores muy apreciados y que evitarán perder el trabajo.
8. Publicar asuntos laborales en Facebook. Son casi las 6 de la tarde del viernes y tu jefe te pide un trabajo extra, por supuesto te enojas ¿qué no se da cuenta que es tu hora de salida? Enfureces y publicas en Facebook un comentario . ¡Cuidado! Es muy probable que tu jefe se entere. No se trata de la configuración de tu cuenta, sino de que tal vez, alguien en tu lista de amigos lo conozca y le cuente.
9. Cero inteligencia emocional. Es normal tener momentos de frustración dentro de la oficina, lo que es un grave error es no saber manejar esa frustración. No debes convertir tu mal humor en un calvario para tus compañeros, porque no están ahí para tener que aguantar tu mal humor.
10. No aceptar los errores. Por más perfeccionista que seas en tu trabajo, todos cometemos errores. Nada enloquece más a un jefe que el que no aceptes tu responsabilidad por las fallas, o peor aún, trates de encubrirlas culpando a alguien más.
