Por Mariana Fonteboa
Tw. @barbie_runner
Las personas optimistas disfrutan más de la vida que aquellas que le ven el lado negativo a todo. Y es que ver la vida “color de rosa” ayuda a mantener bajos los niveles de estrés, y ya sabemos que la tensión acumulada a lo largo de los años puede causar problemas en la salud de mente, cuerpo y espíritu.
Lo interesante es que muchas veces la persona pesimista no se reconoce como tal, pues cree que es, simplemente, realista y ve las cosas tal como son.
Envueltos en la nube de negativismo, los pesimistas están convencidos de que el vaso está medio vacío. Esto los lleva a ser desconfiados, temerosos y aprehensivos. En algunos casos se pierden de vivir experiencias increíbles y de disfrutar de la vida.
Estas son las señales de que te estás convirtiendo en un amargado y la forma en puedes volver al camino del bien:
Estás celoso del éxito de otras personas.
Las cosas no siempre resultan como queremos, pero ya llegará tú momento. No te amargues con el éxito de los demás, mejor concéntrate en agradecer lo que sí tienes y sé feliz con ello. Entre más te concentres en esto y sigas trabajando fuerte, conseguirás lo que tanto buscas.
Desconfías de todos.
No deberíamos dejar de confiar en alguien si no nos ha dado motivos para hacerlo. Si esa persona hace algo bueno por nosotros, agradezcámoslo y no pensemos mal. Hay personas que ayudan sin esperar nada a cambio, quita de tu mente la idea de que te pedirá un favor más adelante.
Actúas de manera egoísta
¿Eres de los que prefiere no ayudar si no va a obtener una ganancia? ¡Eres un egoísta! Esta es una mala actitud que debes evitar. Cuando haces algo bueno por alguien, te sientes genial y sí, la vida te lo retribuye en algún momento.
Esperas lo peor
Esta es la más clara señal de que eres un pesimista. Para revertir este pensamiento, bájale a tus expectativas y seguramente te sorprenderás.
Te cuesta perdonar a las personas
Tienes todo el derecho de estar enojado con alguien, pero trata de resolver el conflicto que tuvieron de la manera más saludable posible para que el tema te afecte menos. Cuando perdonas no lo haces por la otra persona, en realidad a quien alivias es a ti mismo: tendrás una cosa menos de qué preocuparte.
Te rindes fácilmente
Es más fácil de decir que de hacer, sobre todo cuando eres un pesimista consumado, pero tómate tu tiempo, respira, date un descanso y continúa. Nada en la vida se logra sin buscarlo, así que hazlo ¡tú puedes!
Le restas importancia a tus éxitos
Esta es la peor señal de pesimismo. Todos hemos tenido éxitos que han sido gracias a nuestros esfuerzos. Grandes o pequeños, hay que celebrar cuando sucedan y darte el crédito por haberlos obtenido.
No te mueves
Como le temes al fracaso o a que las cosas se compliquen, prefieres dejar todo como está. Por eso pasas años en el trabajo o la relación que detestas y sientes que la vida es gris o demasiado dura. Arriésgate, nada pierdes, excepto salir de un lugar o dejar a una persona que en realidad no te llena, ni te hace feliz.
Recuerda: existe una diferencia entre ser optimista y ser una persona ilusa. Los ilusos evaden la realidad, mientras que las personas optimistas se enfocan en actuar con entusiasmo y positivismo. Si las cosas no salen como esperaban, no creen que sufren de mala suerte, sino que deben intentarlas de otra forma.