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2024-11-20 01:43:33

El Factor Figueroa: El atropellamiento

¿Qué prefieres: que te aplaste un auto compacto, un camión o el tren? Por favor, no se asusten, sólo hablamos de infidelidad.

febrero 4, 2015

Martha Figueroa en moiPor Martha Figueroa
TW: @MarthaFigueroax

Amo las encuestas. Me encanta resolver un buen ‘test’. Primero porque es divertido contestar preguntas y luego, porque tengo mucho tiempo libre. Sí, cuando eres conductora de tele en un programa matutino, te sobran horas de ocio.

Como todo en la vida, hay que tener una jiribilla a la hora de escoger el inciso correspondiente, ya que algunos cuestionarios son capciosos y lo que quieren en el fondo es hacer que te sientas fatal (¡odio las encuestas! Digo, me fascinan).

Mis favoritos son los que están diseñados para calcular tu ‘Coeficiente erótico’, por ejemplo. Y te preguntas cosas como: Te enteras que tus abuelos, que tienen 85, siguen practicando el sexo. ¿Cómo reaccionas ante la noticia?

Para evaluar tu estado psicológico hay cuestiones más sencillas tipo: en tu cumpleaños tu mejor amiga propone un brindis y termina burlándose de ti porque eres la única soltera en el grupo. ¿Qué haces? (Pues, directamente, la mato. ¡Siguiente pregunta si son tan amables!).

Pero también hay otras preciosas como: El hombre que deseas no te ha llamado. Cuál razón prefieres a) El muy bruto perdió tu teléfono b) Sufrió un accidente y perdió la memoria ¡Es buenísima! Sobre todo porque todo el mundo contesta “b”. Dios, qué malas personas somos las mujeres a veces.

Bueno, todo lo anterior es para contarles que el otro día me atoré en una encuesta sobre infidelidad. La pregunta era: ¿Con quién prefieres que te ponga el cuerno tu pareja? a) tu mejor amiga b) una chava normalita ‘equis’ c)una mujer increíble, exitosa, guapa y flaca. Por supuesto, yo muy lista, contesté –muy digna- que: “ninguna de las anteriores”.

Oigan es que un cuerno es un cuerno, aquí y en China. Es como si te preguntaran, ¿qué prefieres que te atropelle un auto compacto, un camión o el tren? Las tres son horribles por igual. Aunque, pensándolo bien, yo prefiero el tren.

Es que la traición amorosa es tremenda ¿no? y cuesta trabajo encontrarle el lado amable. De todas formas sales raspado.

Otra pregunta de la encuesta ‘maldita’ decía: ¿Qué es peor: la infidelidad sexual o la psicológica?

Y yo aquí haría una encuesta para contestar la otra encuesta (jajaja). Mi pregunta sería ¿Cómo demonios se contesta eso? La sola idea de imaginarlos en pleno acto, me afloja las piernas. Y, por otro lado, la complicidad, las risotadas y los sueños compartidos (como diría mi Laureano Brizuela), están peor que el intercambio genitalista.

Me acordé del ‘Test de la Muerte” que venía una revista del avión y que ponía: ¿Cómo prefieres morir: en un avionazo, de un disparo o ahogado? Pues yo, ya puestos a pedir, quiero que ¡me envenenen dormida! A la usanza antigua. Como Julieta.

Hice un sondeo entre mujeres cercanas y la mayoría se inclina por el cuerno con una fea –de ser posible, que esté un poco gorda también- y la infidelidad sexual. Se los juro. Aquí tengo las papeletas por si quieren hacer auditoría.

Al parecer, todo es cuestión de ego y no es lo mismo que te engañen con cualquiera, que con una flaca exitosa. Porque si la suertuda es menos guapa que tú, siempre te queda la posibilidad de pararte frente a él –muy oronda- y soltarte un “allá tú”. Pero si te dejan por una de esas mujeres fantásticas que salen en la revista entre las “50 más guapas y poderosas de México”. ¿Qué haces? Yo digo que ahí lo único que te queda es decir “Buenas tardes, con permiso…” y salir corriendo a encerrarte en tu coche a llorar como poseída. Ya luego, más tranquila, apechugas, la ‘googleas’ y le mandas toda la magia negra que te sepas (dicen que Dios no le da alas a los alacranes, creo que por eso nunca se me ha hecho ir a Cuba).

Y ya nomás por no sufrir sola, y para redondear la columna, sepan que según los expertos, una pareja sin cuernos es como un jardín sin flores. Ni las flacas, guapas triunfadoras, únicas e irrepetibles se salvan.

La culpa de todo la tiene Cúpido. Ese estúpido angelito en bikini que lanza la flecha y no se fija en el blanco. La avienta a lo loco y así no se puede.

Me debería de dar pena confesarlo, pero soy una prueba viviente de que el amor es ciego. Una vez tuve un galán rarísimo. Cuando mis amigas lo conocieron, una dijo “¿es neta? ¡se parece a Aluxe!”. Y la verdad sí le daba un aire al luchador mini, sólo le faltaba el disfraz peludo, porque medía casi lo mismo.

Por cierto, ya viene San Valentín. Así qué ganas va a tener de festejar una… Mejor me quedo con mi respuesta favorita de todas: ante cualquier interrogante, repito el mantra “love is the answer”.

febrero 4, 2015