Secreta y discreta o descarada y consensuada. ¿Cómo será más bonita la infidelidad?

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2024-10-18 00:23:45

El Factor Figueroa: AMANTES

Secreta y discreta o descarada y consensuada. ¿Cómo será más bonita la infidelidad?

mayo 6, 2015

factor-figueroa-martha  Por Martha Figueroa
  Tw. @MarthaFigueroax

Tengo una amiga que sólo se enamora –relaciona, embona, funciona- con hombres casados.

Creo que es la forma que conoce para lograr una felicidad más constante, porque la soledad no le sienta bien, porque es una romántica y le gusta atesorar bellos momentos, porque no quiere formar otra familia y porque Dios o la vida la pusieron en éste camino. Y yo digo que también es un poquito golfa. Pero es la amante perfecta: fiel, discreta y respetuosísima.

Me acordé de ella porque acabo de ver “Amantes de 5 a 7”, una comedia ‘ligera’ que trata de unos enamorados ilícitos que sólo se ven en ese horario, porque ella está felizmente casada con un cuate increíble y tiene 2 hijitos. El tema es que todos viven dichosos porque t-o-d-o-s, incluídos los escuincles, aprueban el amasiato (ya no hay niños normales ¡que daño les ha hecho el wi fi!).

El protagonista es encantador, aunque, la verdad, comparado con el marido es diminuto. Dicho diminuto se enamora, rompe las reglas del juego y se quiere casar con su novia que, ‘duh’, ya está casada.

Pues en eso íbamos cuando los críos en la pantalla le dicen al cuate “qué padre que seas el novio de mi mami, bienvenido a la familia”… A mí se me cayó el pelo, aventé las palomitas, los pon-pons, el hot-dog y todo lo que me estaba comiendo. ¿Cómo que ‘qué padre’ niños? ¡Estoy segura que los niños confundidos de hoy, son los psicópatas del mañana!

Cuando giré –pelona- para checar las reacciones de los otros espectadores, había un hombre cincuentón que primero se reía mucho y al final salió destruido. Se ve que se identificó y creyó “sí se puede que mi esposa acepte a mi amante” y luego le cayó el peso de la realidad: eso es imposible en la práctica. El vecino se veía tan nervioso y frágil que le dije a mi amiga “mana, agárrale la mano. Apóyalo”.

¿Se imaginan? Toda la familia participando en el adulterio…¡por favor! Me acordé de mi mamá cuando gritaba: “¡no jueguen a eso porque alguien va a salir llorando!”

Yo (sensible y visionaria) ya sabía el final de la película, pero me encontré a dos mujeres que dijeron decepcionadas “ay, qué tristeza…¡no pensamos que fuera a terminar así!”. No les contesté nada, pero pensé que eran las típicas optimistas que creen que el Titánic en un momento dado rectifica el rumbo, esquiva el iceberg y no se hunde. O que King Kong va a reflexionar en el último minuto y en lugar de aventarse del rascacielos, mejor se baja por la escalera. Lo único que se me ocurrió soltar fue “no se preocupen, a veces los enamorados clandestinos triunfan…¡como Carlos y Camila!

Hay películas que te confunden. Pero yo estoy más a favor de los amantes a la antigua (sí, en plan Roberto Carlos), secretos, clandestinos, discretos y a la sombra, que a ésas modernidades de la infidelidad consensuada.

Llámenme anticuada, pero siento que no es de Dios ponerte de acuerdo con tu pareja para tener un amante. Mejor el bonito engaño de toda la vida, los tradicionales cuernos, la clásica traición, la deslealtad con alevosía, la perfidia.

Yo votaría por la infidelidad saludable, divertida y respetuosa a la vieja usanza que beneficie a los involucrados (no se rían, lo digo en serio).

Los niños con sus papás, las esposas con sus esposos y los amantes boyantes.

¿Por qué el sexo en una relación ilícita es tan bueno? Pues porque los ‘affairs’ fueron diseñados así. ¡Construyamos un amasiato digno! He dicho.

* Claro, éstas reflexiones las hace la columnista desde su soltería. Tal vez la pobre no sepa nada de la vida.

mayo 6, 2015