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El Factor Figueroa: Bicho raro

Que el cielo me perdone, pero quiero formar una secta para adorar al Negro y al Chivo. Sí, soy de esas personas que aman el cine –aunque no sepan ni pío-.

febrero 25, 2015

factor-figueroa-marthaPor Martha Figueroa
@MarthaFigueroax

No me pregunten por qué, pero me emocioné más con el Oscar de Alejandro González Iñarritu que con el de Cuarón. ¿Les pasó lo mismo? Tal vez porque hemos cambiado, porque éramos otros el año pasado o porque el Negro sí nos incluyó en el agradecimiento. ¡Creo que todo junto!

Y menos mal que este año no acudí a la ceremonia porque si estoy ahí y escucho and the winner is… ¡Negro!” grito y me descompongo todita. Por eso no me invitan, ni duda cabe. Es que no me comporto como una periodista fría y calculadora. Soy un bicho raro –que practica el gozo colateral- me entra la admiración y echo todo por la borda.

¿Hay algún crítico de cine entre los lectores de moi? Quiero saber cómo le hacen para no perder los papeles, para mantenerse en su sitio, en su centro. Tan cabales.

Con mucho interés leo los mensajes de los famosos en las redes sociales que denotan su cercanía o cuatitud con el mejor director del año. Me los imaginé formando cadenas de hermandad frente al televisor y me dio un vuelco el corazón. Ante eso, muero de envidia. Porque no conozco de nada a Alejandro. Sólo lo vi en una fiesta de navidad y lo que nos dijimos fue: “Hola, feliz Navidad”, si hubiera sido abril, seguiríamos siendo un par de extraños. Eso sí, me falló la intuición para detectar tantos premios en su horizonte. Luego, cuando vi Birdman, confieso que no me rayó (no le atino nunca, carambas). Pero, aunque mi nivel de entendimiento cinematográfico ande bajo, me cae perfecto y me ‘congratulo’ –en lenguaje presidencial- por su triunfo.

Bueno, si aplicamos la teoría de los ‘seis grados de separación’, si podríamos estar conectados Iñárritu y esta columnista. Ya saben, eso de que tú conoces a alguien que a su vez conoce a otro, que a su vez conoce a alguien más y así. Ya probé el experimento con Lubezki y ¡resultó! Es más, que el cielo me perdone pero quiero formar una secta para adorar al Negro y al Chivo ¿quién se apunta?

Pero, a lo que iba es que para estar entre el público en los Oscars hay que tener dos cosas: mucha autoestima y sangre fría. Y yo tengo autoestima estándar, pero pierdo la calma con facilidad. No sé ustedes, pero si voy pasando y alguien, por ejemplo Meryl Streep –que va a todas las entregas- me mal mira… ¡me hundo! directamente. O si me topo con Robert Downey Jr, Jack Nicholson o Di Caprio, caigo muerta y ya no me repongo. Además no aguantaría las ganas de decirle –pon tú que pudiera articular bien la frase en inglés- a Eddie Redmayne “a ver, hazle como Stephen Hawking”. O me quedaría viendo fijamente al escote de Oprah (de repente, parecía tener vida propia ¿no?). O trataría de averiguar de dónde viene el amargue de Patricia Arquette o la cara de asesino serial de Sean Penn.

La 87 hubiera sido una entrega preciosa, lástima que fue tan aburrida. Es que ya cualquiera presenta un premio. Aunque, debo reconocer el valor de Neil Patrick Harris de aceptar la chamba y pararse enfrente de tanto guapo, colmilludo, divo y empoderado personaje de Hollywood.

No quiero parecer insensible ante el arte y la cultura, pero sólo unos momentos me emocionaron. Por ejemplo, el homenaje a los muertos donde salió Robin Williams con cara de Patrick Swayze y unos rayones de colores. Oigan, productores ¿tienen un mar de stock y ponen eso? También me hubiera conmovido muchísimo con el coro de personas de color, pero yo tengo mucha experiencia en Góspel -y sus subgéneros- porque los Hermanos Zavala cantan en mi Iglesia.

Lo que debemos detener es el copiadero entre realizadores: alguien dice voy a hacer una película de racismo, de guerra o del espacio y el otro grita “¡yo también!”.

Perdonen el fanatismo. Es que soy de esas personas que creen que la vida real es increíble… ¡pero el cine, no tiene madre! (y si lo acompañas de un ‘combo alegría’ –palomitas, hot-dog, pon pons- todavía mejor).

febrero 25, 2015