Por Martha Figueroa
Tw. @MarthaFigueroax
El fin se acerca, o eso parece después de leer que el dólar está a 17.38, después del ‘lunes negro’. Lo único que nos falta es que venga un chino y nos cague (o ¿ya pasó?).
Por cierto, dicen los expertos que no hay por qué temer: que el dólar llegará a 22 y luego se estabilizará, ya que nuestras autoridades correspondientes saben que nuestro destino está en sus manos y no dejarán que nada nos pase.
Bueno, pues desde esta trinchera quisiera pedirles que quien sobreviva –yo estoy al borde del colapso- por favor avíseme (a través de una sesión espiritista, por ejemplo) en qué quedamos.
Lo único que quisiera agradecer es que la devaluación más perra de la historia fue después de las vacaciones y no antes. Porque, como quiera, tenemos una depresión horrible pero traemos buen color.
Personalmente, debo decir que mis vacaciones quizás no estuvieron a la altura de las de ustedes, pero fueron preciosas. Mientras tomaba sol en una tumbona en Zihuatanejo, leía sus reseñas de viaje en Facebook o twitter: “New York is always a good idea”; “aquí, casual, en las Islas griegas”; “#horsesintheocean #StTropez #lifeisabeach #France”.
Es que mi verdadera devaluación empezó en abril, no ahorita, o sea que no estoy tan afectada con el desplome de las bolsas de China. A veces ser pobre tienes sus ventajas. Por favor no se rían, pero sólo tengo un dólar en casa. Pero no es un dólar cualquiera, es un dólar de la suerte que me regaló Mhoni Vidente. Lo dobló en muchas partes, lo perfumó y me dijo que lo tenía que meter en el zapato y pisarlo todo el tiempo para atraer cosas buenas. Bonanza. Aventura. Sexo. Y sobrevivió porque olvidé que lo tenía ¡si no me hubiera sacado la chancla en pleno ‘mall’ y me lo gasto!
A mí no me apantalla que Cristiano Ronaldo adquiera un departamento en Manhattan de 18.5 millones de dólares, pero tú ahorita me dices que compraste algo de 6 dólares y yo caigo muerta de la envidia.
Aunque ¿saben qué? a mí lo que me preocupa del vaivén del dólar, el euro y el precio del petróleo, es el amor. El a-m-o-r .
Es que siento que la crisis afectará a las parejas y vendrá una escalada de divorcios y separaciones. ¿Quién te va a querer invitar a salir con el alza de precios? Adiós a los ‘dates’. Ha muerto esa bonita propuesta de “hay que ponernos locos ¡vamos a cenar a París y nos regresamos!”. Los casados ya no tendrán para mantener a la esposa –y la abandonarán en alguna gasolinera- y los solteros mejor recurrirán a la masturbación que ponerse a gastar en otro ser humano.
En lo que a la economía familiar respecta, sugiero algo religioso y raro pero efectivo: hay que rezar para que los niños reprueben el año y dejen de estudiar. Así los mandamos a Indonesia a que se labren un porvenir y se pongan a coser balones por 75 centavos de dólar el día y nos saquen de pobres.
Calma, no todo es negro. Hay precios que han bajado, por ejemplo…por ejemplo…¡las papas fritas! Costaban 20 pesos y ahora, 19. Y además hay muchas ofertas por todas partes. Qué les parece ésta: “25 alitas (de 2 sabores) por sólo 154”. O tengo una propuesta oriental “buffet de sushi por 150, incluye rollos tradicionales o especiales”. Claro, es únicamente los jueves, pero puedes guardarte lo que sobra en la bolsa y te lo vas comiendo apelmazado el resto de la semana.
La cosa es encontrar soluciones gozosas. Entonces se me ocurre que con la oferta de vuelos baratos (‘Miami, desde 1,879 pesos’ o sea, muy pronto, 18 dólares jajajajaja), el secreto está en viajar a donde sea, pero no salir a ninguna parte. Te encierras en un motel Súper 8 –rezando para que no te maten como a Selena- y logras una felicidad increíble, porque el sexo sigue siendo una actividad de bajo costo. Siempre y cuando no seas Berlusconi.
Saldremos de ésta. Seguro.
Martha Figueroa es periodista de espectáculos, conductora del programa Nuestro día que se transmite en Cadena 3, autora del libro Calladita me veo más bonita. Combina la rara suerte de tener sentido del humor y ojo crítico.
