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El Factor Figueroa: el túnel

Porque toda adversidad, siempre trae algo bueno…

julio 15, 2015

marthafigueroa  Por Martha Figueroa
  Tw. @MarthaFigueroax

Acabo de pedir presupuesto para hacerme un túnel.
Quién dice que el día de mañana no necesite salir corriendo o escapar de algún problema, persona y/o situación. Así que me dije “niña, invierte tus ahorros en algo que valga la pena” y ya tengo afuera de mi casa a una entusiasta cuadrilla de albañiles dispuestos a cumplir mis caprichos de construcción.

El costo –debo decirlo- es elevado, pero la libertad no tiene precio. Incluye mínimo 30 chalanes de 1,800 pesos semanales y algunos ‘maistros’ de 3,000 que trabajarán día y noche durante 6 meses. Los interioristas e iluminadores son aparte. Digo, viéndolo por el lado amable es hasta barato, porque tener a 40 hombres a la mano que te suelten piropos guarros cuando más lo necesitas, es una ventaja. Además, imagínatelos cantando “ay ho, ay ho…”. ¡Qué ilusión!

Si usamos dinamita para abrir el boquete es mejor, pero ya les dije que nada de detonaciones, mejor una excavación discreta, amigable y elegante que no perturbe la paz de mis vecinos (que casi todos son veganos, practicantes de yoga y seres varios de luz). La otra noche, Alex puso un clavo, uno, para colgar su cuadro homenaje a Bob Marley y nos multaron porque el ruido despertó a toda la cuadra. Es cuando pienso lo bonito que sería vivir en Almoloya de Juárez, por ejemplo, donde hay compañerismo vecinal y el canto de los grillos cubre todo.

El despacho encargado de mi proyecto propuso que fuera un espacio con acabados tipo ‘loft’ en cemento pulido y sin ventanas, pero yo quiero que mi túnel tenga un poco más de alegría ¡como los túneles chinos de Mexicali!

Existe un recorrido precioso que te lleva por todos los rincones para que puedas apreciar el ambiente, los pisos de mármol y las decoraciones orientales. Que si los faroles de papel rojo, que si los gatitos que mueven la mano, que si el Buda gordo, que si los cuadros de cascadas en 3D, que si los bambús de la suerte…¡Dios, es increíble la genialidad de los chinos! Sé que no lo van a creer, pero han montado hasta casinos en los túneles. Menos mal que don Chapo contrató a otro equipo de diseñadores porque no estamos para juegos de azar en estos momentos tan difíciles para el país.

Otra opción, es convertirlo en corredor cultural y cubrir las paredes de arte rupestre, jeroglíficos o grafiti. Así, mientras me doy a la fuga (de un problema, persona y/o situación), gano en educación o me distraigo desentrañando símbolos.

Ya encarrerada, quiero que mi túnel cumpla también con los estándares internacionales del Feng Shui y que esté pintado en tonos “nude” o “arena”, que son luminosos, acogedores y brindan tranquilidad. Alguien propuso poner un color “naranja mandarina”, pero para mí está prohibido porque me incita a comer sin control y creo que cuando te vas a escapar, la ligereza corporal ayuda mucho.

El único problema es que soy claustrofóbica. No me gustan los túneles. Ni grandes ni chicos. Una vez me perdí rumbo a Zimapán y llegué al túnel carretero más largo de México y casi me muero. Creo que mide 1,600 metros (tantito más largo que el de Mr. Guzmán) y está en el límite de Hidalgo y Querétaro. Otro día, en el túnel Holland de Nueva York, fue entrar y decir “yo conozco éste lugar, aquí se quedó atrapado Sylvester Stallone en Daylight ¡auxilio!”. Es que a veces alucino sin freno.

Lo que si le dejé muy claro al arquitecto, es que no quiero iluminación en mi súper túnel. Yo con un casco de foco en la frente salgo adelante.

Ahora ya sé que para triunfar en la vida –y dejar a todos con cara de tontos- hay que adaptarse a la vida subterránea. Pues me adapto y ya. Para eso soy una mujer moderna.

Martha Figueroa es periodista de espectáculos, conductora del programa Nuestro día que se transmite en Cadena 3, autora del libro Calladita me veo más bonita. Combina la rara suerte de tener sentido del humor y ojo crítico.

julio 15, 2015