Por Martha Figueroa
@MarthaFigueroax
Siento confesarlo (o pongan que no), pero ¡hice lo mismo que Mónica Lewinsky! Bueno, casi lo mismo. Mismo fondo, parecida forma, diferente oficina y otro vestido.
Por favor, no me juzguen. Fue un resbalón a mis tiernos e inmaduros 38 años y, claro, fue con un personaje de relevancia mediana porque eso de ligarte al Presidente es para las profesionales en la materia.
Y ustedes… ¿Se han enamorado del jefe?
En todo eso pensaba (sí, ya sé) mientras veía la conferencia TED que dio la Lewinsky hace unos días y era titulada “El precio de la avergüenza”. Sí, qué vergüenza. Pero yo pensaba ¿Cuántas (os) hubieran actuado igual que la becaria? Ya sé, ya sé, todas van a contestar que ‘no’, pero viéndolo fríamente, se te para enfrente tu poderosísimo y encantador jefe, llamado Bill Clinton y que es el Presidente de Estados Unidos, están solos en el despacho Oval… ¡¿Qué haces si te besa?! Perdón, pero yo, directamente, le brincaba encima. No a Bush, no a Reagan, no a Carter, pero sí a Kennedy, Clinton y Obama. Solo espero que mi madre –y mi novio- no lean ésta columna, pero a mí me gana el morbo. Y hay lugares que me han dado curiosidad desde niña. No los enumero aquí, para evitar hostilidades gratuitas.
Sé que estoy cavando mi tumba, pero hay cosas en la vida que el universo te manda y no puedes despreciar porque te cae un rayo (así de rotundo). Es cuando aparecen los llamados “pecados de omisión” que son iguales o peores que los otros pecados que sí cometes. Lo que no sé, es sí dichas actividades luego las puedes explotar en el ‘curriculum vitae’. Por ejemplo, ‘habilidades extracurriculares: affair con el Presidente durante tal sexenio (se hacen chambas)’. Mínimo, quedas más audaz que las que ponen ‘Curso de Cordon Blue’.
Por cierto, ya que hablamos de la envergadura presidencial, no me lo van a creer, pero en el museo de cera “Madame Tussauds” de San Francisco había una cola larguísima para tomarse la foto con el guapo Barack. Lo frotaban y lo frotaban –ni que fuera el genio de la lámpara- para ver si cobraba vida. Por supuesto, hubo alguna que se hincó junto al escritorio para la ‘selfie’. Sí, se están perdiendo los valores.
Después de rodar de acá para allá, aguantar insultos -de frente y por la espalda-, estudiar Psicología Social en Londres, vender bolsas y anunciar productos para bajar de peso, la Lewinsky ha decidido “enterrar el vestido azul” –eso dijo- y dar conferencias contra el ‘bullying’, sobre todo, cibernético. Y ahí sí, la mujer es una experta. ¿Se imaginan aguantar que te digan “slut” 27 millones de veces?
Por fortuna, Mónica se reinventó y a los 41 años buscar darle un giro a su famosa vida. Pues a mí me da mucho gusto -y no quiero ser una aguafiestas- pero va a tener que recomenzar en otro país, porque Hillary va a ganar las elecciones y no la ha perdonado. Perdonó a su marido, pero a ella no. Uy no. Las mujeres no olvidamos esas cosas. Yo, por ejemplo, tengo una libretita roja donde apunto los nombres de algunas mujeres ‘malditas’ y llegaron a la lista por la mitad de lo que la Lewinsky le hizo a la Hillary.
Yo digo que Mónica podría resurgir en México. Aquí se puede enamorar de un jefe nuevo, menos ambicioso, más ‘low profile’ y celebrar el 13 de febrero. Está complicado ofrecerle el mismo puesto de becaria, pero alguna diputación le podíamos encontrar. Se me ocurre