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La sonrisa del presidente

El Factor Figueroa: La sonrisa del presidente

Mientras haya amor (¡y orgasmos!) la vida es feliz.

diciembre 9, 2015

marthafigueroa  Por Martha Figueroa
  Tw. @MarthaFigueroax


  Estoy viendo una foto –de hace dos días- en la que nuestro presidente está feliz. No contento, felíz muy felíz. Enseñando la mazorca completa.

  La dicha no era por ver tanto niño chimuelo en su visita a una escuela primaria, sino porque seguía festejando su quinto aniversario de bodas con Angélica Rivera.

Me enamora profundamente el romanticismo de EPN. Escribió un tuit precioso que decía: “Gracias por estos 5 años de ser mi esposa, mi compañera y mi amiga…”

En lo único que no estoy muy de acuerdo es en la palabra “amiga”. No sé, pienso que cuando alguien te ve desnudo se acaba la amistad. Llámale ‘pareja’, ‘amante’, ‘alma gemela’, ‘otra mitad’ (jajaja, perdón), pero amigo no.

Sé que algún lector pensará que lo que debería preocuparme es que la economía mexicana está  peor que el año pasado, pero yo creo que mientras haya amor (¡y orgasmos!) la vida se ilumina aunque te suenen las tripas.

Últimamente, estoy súper familiarizada con el tema -por eso soy sensible y capto la sonrisa presidencial-. No sólo porque tengo un novio fantástico (deja tú lo listo, lo guapo), sino porque después de años de no ir a ninguna boda, fui a cuatro de un jalón.

Ahora está de moda convertir el salón en un ‘jardín secreto’, entonces mientras más pétalos, flores y ramas varias, la boda será mejor. ¿Vieron la de Sofía Vergara? Yo la verdad, me fijé más en el novio -que está bueno- pero aquello era un derroche de naturaleza vertical y horizontal. También es súper importante que la novia use dos o tres vestidos en el casorio y que los ‘wedding planners’ organicen cada segundo de la ceremonia. Si los invitados o tú no se divierten con tanta corredera cronometrada y tanto estrés ¡ni modo!  El ‘schedule’ es el ‘schedule’.

Lo mejor es que la idea del show en las bodas florece y aunque no conozcas a los novios te diviertes. Fui a una ceremonia hermosa y la verdad no ví a mi amiga que se casaba porque estaba ocupadísima tomándose fotos, pero la cena estaba tan buena que ni la extrañamos. Uf, qué delicia. Le dije a mi acompañante “cómete todo rápido, a ver si nos sirven más”. ¡Y sí!

Una de las bodas a las que asistí fue en la Plaza Mayor de Madrid, ahí nomás. No me importa volar 10 horas si al final voy a encontrar a una solterona que se convierte en esposa. Fue increíble porque después de firmar en la oficina del Ayuntamiento, marido y mujer salieron al balcón y saludaron como si fueran los reyes (uy, eso sí me hubiera gustado vivirlo, pa’ que veas), mientras los invitados les gritamos cosas desde abajo. Eso sí, el glamour terminó pronto porque cuando bajaron les cayó la lluvia de arroz. ¿Pueden creer que siga siendo una tradición?

A mí me daba una pena. Estaba a punto de juntarlo en una bolsita y repartirlo entre los africanos que venden palos de ‘selfie’ o los sudamericanos que se disfrazan de personajes de Disney para sobrevivir, cuando me di cuenta que la novia gordita cachaba algunos con la boca y el amor de su vida le festejaba la gracia. Terminé llorando de emoción. ¡El amor existe! Ya luego hacemos dieta ¿verdad?

Siempre había creído que las bodas cristianas eran aburridísimas. Juraba que no había música de rompe y rasga ni alcohol. Dios, qué equivocada estaba. Mi boda más divertida fue en Monterrey, donde lo menos que hicimos fue gritarle “¡puto!” al novio -entre brincos y empujones-. Espero que el Pastor me disculpe por el aventón, pero dicen que al lugar que fueres, haz lo que vieres. Así que también canté “…ojalá que te mueras, que todo tu mundo se quede vacío” con el grupo Pesado. Qué maravilla, fue el mejor bodorrio. Entre los invitados estaba Eliseo Robles Jr. –ya saben, el protagonista del segundo mejor video porno del año- y no supe qué hacer. ¿Qué le dices? ¿Lo saludas de mano o de beso? ¿Lo ves fijo a los ojos o volteas para el suelo? Me entraron tantas dudas que mejor corrí en sentido contrario.

En fin, desde aquí les deseo lo mejor a todos y los felicito porque a quién le importa la pasión y los votos, si las fotos y la fiesta salen bien.

Martha Figueroa es periodista de espectáculos, conductora de televisión, autora del libro Calladita me veo más bonita. Combina la rara suerte de tener sentido del humor y ojo crítico. 

diciembre 9, 2015