Por Martha Figueroa
Tw. @MarthaFigueroax
Si se encuentran a una mujer que camina, camina y camina, esa soy yo. Marthita, caminando.
Entre que la bicicleta es un peligro y no termino de leer el nuevo reglamento de Tránsito, mejor seré peatón de aquí al próximo año.
Ya sé que debería estudiarlo y ya, pero en estos días y con tanta cosa en la cabeza, lo único que retengo son líquidos y –a veces- si me río, los suelto.
Lo de manejar a 50 km/h no le veo mucho problema, porque con los hoyos, baches y residuos de construcción, ya íbamos a 39…o sea que ¡mejoramos! ¡Gracias Jefe de gobierno y expertos en vialidad y movilidad que le asesoran! Es más, creo que me rendirá más el día porque, ahí donde me ven, cuando aprieto el pasito voy más rápido.
Me preocupa lo de la vuelta a la derecha, lo de claxon. Y ya les había dicho que amo tocar la bocina sin ton ni son –es mi placer culposo- así que hasta que supere esa malsana adicción, no manejaré. Por otro lado tengo dudas en lo de “incorporación o desincorporación lateral oblicua”. O sea, es una calle ladeada, transversal, indirecta, angular o ¿qué? Y luego yo me incorporo feliz, pero me cuesta desincorporarme. Ilumíname señor.
Lo único que cumplo al pie de la letra es con el cinturón de seguridad y que nunca texteo, n-u-n-ca. Lo demás, pues hago lo normalito: que te pasas tantito, que pisas una rayita, que das la vueltita en “u”, que le haces plática al poli. Aunque debo confesar que –últimamente- soy un monstruo maligno, anti-zen, mail vibroso y asqueroso al volante.
Por ejemplo, si estoy en un alto, se pone el verde y no avanzan ¡grito!, grito mucho. Perlas como “¿están tontos?, ¡avancen pu..!”, “a ver mi reina, deja tu celular y avanza o te empujo a madrazos”. Claro, todo eso, lo vocifero encerrada en mi coche, o sea, para mis adentros, me auto-riego de maldiciones. ¿Habrá algún gurú entre los lectores que me diga sí eso es bueno o malo a nivel energético?
Otra cosa que me inquieta es lo de ‘prohibido ingerir alimentos y bebidas’. Lo de tomar agua no me afecta, solo me agobia en qué usaremos los portavasos. Yo ya lo convertí en macetero y sembré una nochebuena. Soy tan ecológica. Pero uno de mis pecados es que a veces botaneo restos de comida china mientras manejo (jajaja). Ya saben, que fuiste al chino, sobraron dumplings, rollos primavera o arroz y te dan esas cajitas hermosas blancas con flores rojas. ¿Creen que podré hacer algún tipo de negociación? ¿Me podré amparar como los de la mariguana? ¡También tendré que decir adiós a los mazapanes que compraba en el alto y me sacudía con tanto placer!
Estoy leyendo todo lo referente a la sillita de bebé porque ahorita no tengo , pero soy visionaria y creo que pronto ese artefacto formará parte de mi futuro inmediato. No sé, a veces oigo ruidos extraños en el cuarto de mi hijo y pienso “¡Felicidades, serás abuela!”.
Pero lo que me tiene emocionada es lo de los puntos de la licencia, porque sé que ha funcionado muy bien en otros países. No he leído bien esa parte y tengo algunas dudas.
¿Cómo será? Me intriga saber si nos darán una carterita con boletos –tipo vales- que iremos cortando y entregando al oficial correspondiente en cada infracción. O el policía autorizado traerá una perforadora y le hará hoyitos a la licencia como hacían en Blockbuster o le pondrán sellito como las tarjetitas de Starbucks. Y algo importantísimo: ¿Se heredarán los puntos? O sea, si se muere una amiga súper querida y cercana ¿me puedo quedar con sus puntos? No es que le desee la muerte a nadie, pero sería una herencia súper práctica.
Para terminar, como en todo reglamento, hay vacíos legales. Por ejemplo, falta legislar a los que andan en patines (ayer vi a Nailea Norvind como a 4 km/h, pero enrarecía la banqueta con tanta paz interior), checar que ningún listo maquile distintivos piratas para poder multar y que también prohíban pegar tantas calcomanías en los coches. Es que distraen y perturban.
A mi me pone muy nerviosa la que dice “Jesús es mi amigo”. Siempre pienso “¡madres! Hay va Judas”.