Alejandra Ortíz
Tw. @Alita_emo
Durante una borrachera varias confusiones comienzan a fraguarse, no solo en nuestras palabras y emociones sino también en nuestra fisiología. Una de esas confusiones da lugar al hipo.
Las rápidas e incómodas contracciones del diafragma características del hipo ocurren porque el nervio vago, un nervio craneal que se conecta con el estómago, se confunde. Este nervio provee de distinta información sobre el cuerpo al cerebro. Cuando el vago está confundido, que puede ocurrir por diversos motivos como mucho alcohol, mucha comida, muchas emociones, mucho chicle y un largo etc., hace que los músculos del abdomen se contraigan, lo que ocasiona que inhalemos súbitas ráfagas de aire, esto hace que se cierre el conducto por el que pasa aire a nuestros pulmones y ocasiona el típico y muchas veces penoso sonido de “hip”.
Los remedios efectivos contra el hipo toman ventaja de la confusión del nervio vago, pero enfocándolo en algo más para que deje de molestar con sus espasmitos. Una cucharada de azúcar, por ejemplo, es una cucharada de información que sobrecoge al nervio, el cual se enfoca en que hay muchísima glucosa entrando de golpe al cuerpo y deja de pelar al diafragma, remediando el hipo. Más o menos lo mismo ocurre con el susto y con aguantar la respiración, que son situaciones que el cuerpo lee como peligrosas y por lo tanto se enfoca en hacer algo al respecto, donde claramente el hipo pasa a segundo plano.
Nuestro cuerpo se la pasa confundiéndose de muchas formas, y somos expertos en hacernos bolas y querer remediar las marañas con más enredos. Lo bueno es que para el hipo hacer eso sí funciona; lo malo es que para casi todo lo demás, no.