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El valor de la tristeza

La tristeza tiene mala fama. Cuando aparece todo el mundo se empeña en salir de ella o en apartar a otros de su camino. No entendemos que tiene una misión y que en realidad solo en su compañía valoramos la de otros o la falta de lo que antes parecía sobrarnos. De acuerdo con psicólogos […]

julio 27, 2015

TristezaLa tristeza tiene mala fama. Cuando aparece todo el mundo se empeña en salir de ella o en apartar a otros de su camino. No entendemos que tiene una misión y que en realidad solo en su compañía valoramos la de otros o la falta de lo que antes parecía sobrarnos.

De acuerdo con psicólogos y psquiatras, la tristeza cumple un papel importante en nuestra vida, y justamente de esto habla la última película de Disney: Inside Out (intensamente).

Aunque se trata de un mundo de fantasía, todos hemos visto alguna película de Disney, en donde la tristeza es la protagonista, por ejemplo cuando Bambi vio morir a su madre y Simba a su padre. Muchos otros personajes pierden la inocencia como Pacahontas que debe sobreponerse para acabar siendo una persona adulta.

En Inside Out (intensamente) Riley, una niña de 11 años, también vive una experiencia de pérdida a la que se debe sobreponer. La novedad de esta película es que deja a la vista todos los mecanismos emocionales que crean cualquier historia.

En la cabeza de Riley, se encuentran cinco emociones: Alegría, Tristeza, Furia, Miedo y Asco que forman un consejo de administración que va tomando decisiones.

Para ser fiel en la medida de lo posible a lo que la ciencia ha averiguado sobre las emociones, el director, Pete Docter, invitó a dos científicos de la Universidad de California a trabajar con él. El papel de las emociones en la toma de decisiones está bien representado, aunque algunos científicos insisten en que hizo falta la presencia del razonamiento lógico, otro de los actores en la toma de decisiones.

Los investigadores mencionan que, en realidad, hay estudios que relacionan la tristeza con una mayor activación fisiológica que despierta al cuerpo para que la persona responda después de una pérdida.

En Inside Out, se muestra que las emociones modifican las memorias, y se muestra a través de un personaje clave de la película: la tristeza. Cuando esta emoción protagonizada por una niña azul, toca los recuerdos, estos se vuelven azules y más tristes.

De acuerdo con a ciencia, cuando a una persona se le pide que recuerde algo en un momento en el que se siente avergonzado, esas emociones harán que el recuerdo se manifieste con más cualidades vergonzosas. Los recuerdos son una recreación de lo vivido con un importante aderezo emocional.

Además de convertir recuerdos alegres en tristes, la tristeza como emoción desempeña otras funciones útiles para el ser humano y así se refleja en la película. El psicólogo australiano Joseph Forgas considera que, pese a que históricamente se ha considerado una emoción que se debe evitar, la presencia de la tristeza en nuestro saco emocional indica que debe ofrecer alguna ventaja evolutiva; igual que el miedo nos ayuda a huir del peligro, la ira nos incita a luchar y el disgusto nos hace rechazar cosas que nos podrían hacer daño.

En un artículo publicado en The New York Times por los investigadores Keltner y Ekman se asegura que hay estudios que relacionan la tristeza con una mayor activación fisiológica que despierta al cuerpo para que la persona responda después de una pérdida. «La gente que es más feliz estará algunas veces menos motivada para actuar que una persona que se siente triste y tendrá más motivos para hacer cosas que cambien una situación que no le agrada», coincide Forgas. Además, el científico australiano menciona estudios que han mostrado que un estado de ánimo más triste está relacionado con una mayor capacidad para memorizar y que se realizan más juicios erróneos cuando se está alegre.

El mensaje de la película es claro: debemos asumir todas las emociones, también la tristeza, que es necesaria para afrontar las pérdidas, colocarlas en el lugar adecuado de nuestra experiencia y seguir creciendo hasta ser unos adultos más o menos felices.

Con información de El País

julio 27, 2015