Por Alejandra Ortíz
Tw. @alita_emo
El congelamiento cerebral conocido en la ciencia como neuralgia de ganglio esfenopalatino, ocurre principalmente en días calurosos al consumir algo frío, por lo general una nieve, un refresco o agua con muchos hielos (comúnmente con un popote), o una paleta helada. Es raro que ocurra al tomar cerveza, detalle que esconde al detonador de este repentino dolor de cabeza.
Al fondo de la garganta se encuentra un nervio llamado ganglio esfenopalatino. Cuando este nervio siente un decremento repentino de temperatura, manda una señal a la arteria cerebral encargada de llevar sangre al cerebro. Esta señal hace que la arteria se dilate y aumente su grosor, dejando pasar más sangre hacia el cerebro.
El cerebro es muy delicado, por lo que se cree que esta reacción tiene como objetivo prevenir su congelamiento, o al menos que no cambie tanto la temperatura como para causarle algún daño. El incremento de flujo sanguíneo tendría entonces como función mantener a este órgano en su temperatura ideal.
Pero el incremento en el flujo sanguíneo también tiene como consecuencia que aumente la presión craneal, lo que provoca el dolor de cabeza que todos hemos sentido. Una buena noticia es que si el dolor es causado por la dilatación de la arteria, entonces se puede controlar con su constricción.
Para quienes sufren de migraña puede que esto sea un rayito (o chorrito) de esperanza. Se sabe que las personas que padecen de migraña son más propensas al congelamiento cerebral. Esto sugiere que las causas de ambos dolores de cabeza puede que sean similares, por lo que medicinas que constriñan el flujo sanguíneo podrían utilizarse para reducir o prevenir las migrañas.
La manera en que tomamos una rica cerveza puede también servir como prevención del congelamiento cerebral. El ganglio esfenopalatino tiene ramificaciones que van hacia el paladar, así que la neuralgia se dispara cuando éste cambia rápidamente de temperatura, cosa facilitada al beber muy rápido o dirigir las bebidas hacia allí con un popote. Es raro tomar cerveza con popote, y en general las bebidas alcohólicas tendemos a tomarlas en tragos no muy grandes y mantenerlas un ratito en la boca para saborearlas, lo que hace que la temperatura del paladar no cambie tan repentinamente. ¿Habrá sido ésta la razón de tantos dolores de cabeza durante este caluroso fin de semana de ley seca electoral?
Alejandra Ortíz es bióloga por Facultad de Ciencias de la UNAM, actualmente estudia el doctorado de Ciencias Biomédicas, le gusta explicar el lado científico de la vida. Síguela en Twitter @alita_emo