Por: Alejandra Ortíz
Tw. @alita_emo
La semana pasada encontraron en Sudáfrica, dentro de una recóndita cueva, los restos de al menos 15 individuos: dientes, quijadas, manos, cráneos, etc. Al analizarlos concluyeron que no eran humanos, pero algo muy similar. A esta especie nueva para la ciencia le nombraron Homo naledi, y ese Homo en su nombre ya nos hace saber que está muy emparentada con nosotros.
Llamarle “eslabón perdido” a un fósil resulta tremendamente sexy para muchos, y es que ese concepto ha estado merodeando el imaginario colectivo desde hace cientos de años. Un eslabón perdido sería una especie que está entre otras dos, evolutivamente hablando. En el caso de Homo naledi, una especie con características de mono y de humano al mismo tiempo, sería el eslabón que conecta al humano con el chango.
Pero la evolución no es una cadena con eslabones, es algo mucho más complejo e interesante. Pensarla como una cadena implica que haya una especie inmediatamente antes que otra, que además de alguna manera evoluciona en esa que le sigue de forma linear. Como realmente creemos que ocurre la evolución, y por lo tanto la manera en que nos la imaginamos, es más bien como un gran árbol o arbusto con muchas ramas que se ramifican. Cada especie, viva o extinta, está en una de las puntas del arbusto.
Por supuesto que Homo naledi tiene una serie de características que lo emparentan con los monos, y otra serie de características que lo emparentan con los seres humanos, pero lo mismito podría decirse de todas las especies de homínido, desde los Australopithecus hasta todos los Homo, incluidos nosotros. Nomás véanse al espejo a un lado de la foto de un chimpancé y digan si no encuentran parecido.
Que una especie se parezca a dos no implica que es un eslabón entre ellas. Piensen por ejemplo en su propia familia. Seguramente ustedes se parecen más a sus hermanos que a sus primos, lo cual no implica que sus hermanos sean un eslabón perdido, por más que los quieran bullear.
Todas las especies estamos emparentadas unas con otras por relaciones similares a las de una familia. Algunas estamos más cerquita, y los biólogos evolutivos lo que hacen es determinar qué tan cerquita a través de comparar diferencias y similitudes. Así es como pondrán a Homo naledi en una de las ramas de nuestro árbol, que con cada descubrimiento fósil se vuelve más frondoso.
Alejandra Ortíz es bióloga por Facultad de Ciencias de la UNAM, actualmente estudia el doctorado de Ciencias Biomédica,le gusta explicar el lado científico de la vida.