Nuestros teléfonos celulares se están convirtiendo en nuestro tercer brazo, un estudio del Centro de Investigaciones Pew confirmó que el 90% de los adultos no solo tienen un teléfono, necesitan te tenerlo cerca y el 10% “rara la vez” hasta pueden dejarlo en casa y no pasa nada.
Un tercio de los conductores han admitido que usan el teléfono mientras se encuentran al volante incluso cuando van con los niños en el coche y uno de cada 5 conductores piensan que al manejar es buen momento para para tomarse una selfie. A pesar de la investigación que muestra que los teléfonos podrían estar haciendo a nuestros cerebros flojos, arruinando nuestra postura, y reduciendo la productividad, la gente parece ser cada vez mas adicta a sus dispositivos.
Investigadores de la Universidad Nacional Sun Yat-Sen en Taiwán encontró que los diferentes tipos de personalidad pueden ser propensos a un estrés denominado «technostress.»
El technostress es reacción a la tecnología y cómo estamos cambiando debido a su influencia. En los últimos 15 años, la tecnología se ha vuelto más frecuente de nuestras vidas, hemos visto como technostress se desarrolla y afecta en nuestras vidas personales, familia y entorno de trabajo.
¿Cómo lo combatimos?
No es fácil, si consideramos que los dispositivos han invadido nuestra vida cotidiana y el trabajo, estamos expuestos constantemente a estar revisando los mensajes.
Pon estos consejos en práctica:
- Por cada hora que trabajes, descansa 10 minutos: Aléjate de la computadora, tablet y celulares. Ve a prepararte o comprar un café.
- Deja el Whatsapp y el email: Salte de esos grupos de WhatsApp que no te dejan en paz. Quizás tus amigos no tienen problemas con estar perdiendo el tiempo conversando a cada rato chat, pero a ti te está haciendo daño. Lo mismo con el correo: nadie se va a morir si no respondes un email apenas llega.
- Antes de dormir, nada de teléfono: Si no alcanzaste a ver la noticias, no importa. Si no respondiste ese mensaje en Facebook, tampoco importa. Si te vas a dormir, deja todo de lado y relájate por unos minutos. Si usas el teléfono como despertador, pon la hora y listo: evita la tentación. Es tarde y mañana tienes otro día más para informarte y socializar.