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Fiesta suicida

¿Te agarró el YOLO y bebes y comes de pura alegrías? ¿Por qué nos gusta dañarnos para celebrar?

junio 26, 2015

Fiesta-suicidaPor Ricardo Perret

¿Emborracharte para celebrar tu último día de soltería? ¿Subirte a la fuente más lata de tu ciudad para festejar que tu equipo de futbol ganó el campeonato? ¿Darte un comilón loco- lleno de grasas y azúcares- con tu jefe el licenciado Ortiz cuando tu empresa logra una meta importante? ¿Gastarte los ahorros de la universidad en una fiesta de quince años para tu hija y dejar empeñado hasta el perico? ¿Por qué nos gusta sufrir para celebrar?

Cuando celebramos dejamos salir lo emocional y permitimos que nuestros instintos guíen nuestras acciones sin ningún control.

Algunos dirán que el ser humano se vuelve animal cuando celebra, pero lo cierto es que tu perrito Figaro no demuestra su alegría porque lo vas a sacar a pasear abalanzándose contra la pared, al menos no deliberadamente, ¿o sí? Seguro tampoco has visto a un gato celebrando que le serviste una lata de atún echándose a rodar por las escaleras, o a un león feliz por haber cazado a una cebra subiéndose a un árbol como tú brincando en el Ángel en tiempos del Mundial.

Y siempre encontramos pretextos.

Creemos que las alegrías suceden muy de vez en cuando y por eso nos permitimos festejarlas con “celebraciones suicidas”, porque pensamos que pensamos que no se van a repetir pronto y, si ocasionan daño, tendremos tiempo para repararlos y librarnos de nuestros pecados.

Esto es una mentira, porque siempre habrá algo que celebrar, y es también falta de confianza es nuestra capacidad de crear momentos dignos de festejo.

¿Libre soy?

El ser humano tiene una muy poderosa- instintiva y emocional- de celebrar, de premiarse, de asegurarse que los demás sean testigos de sus éxitos y logros. Ahí está nuestro muro de Facebook como prueba.

Tenemos una motivación inconsciente muy poderosa de sentirnos libres, sin el control y la presión de los horarios, responsabilidades y reglas del trabajo. Incluso muchos quieren liberarse de la presión y estrés que viven en su casa.

Cuando se junta la necesidad de premiarse con la de liberarse de las presiones se provoca una irracionalidad en los actos de celebración que genera daños a corto y largo plazo.

Muchos sufren porque en casa les exigen dinero para mantener a la familia, pero al mismo tiempo los obligan a endeudarse en celebraciones para el bautizo de la hija, lo que eventualmente produce más escasez.

Algunos se presionan por verse bien y tienen que dedicar largas horas al gimnasio luego de atragantarse en la fiesta. Mientas que otros tantos sufren de enfermedades ocasionadas por una larga racha de fiestas desmedidas que les impiden asistir a las celebraciones que están por venir. Y tú, ¿cómo festejas?

junio 26, 2015