Primero hablen
Tina B. Tessina, psicoterapeuta y autora de Money, Sex and Kids: Stop Fighting about the Three Things That Can Ruin Your Marriage, aconseja que discutan qué significa este paso para cada uno, hablen de sus hábitos, confiesen sus manías y aclaren las cosas que no soportan. Si la casa o departamento pertenece a alguno, definan bien cómo se van a dividir el espacio y los gastos.
Tengan un plan de auxilio
Acuerden previamente qué harán cuando tengan problemas o sientan que las cosas no están funcionando. Una buena idea es elegir a alguien como su mediador o consejero. Quizá ahora les parece innecesario, pero apreciarán tener un punto de vista neutral cuando la tensión comience a hacerse presente.
Aclaren sus cuentas
Stacy Whitman, co-autora de Shacking Up: The Smart Girl’s Guide to Living in Sin Without Getting Burned, aconseja que es súper importante que tengan la confianza de hablar de sus ingresos, gastos y deudas. Deben conocer el salario, historial crediticio y compromisos financieros de cada uno, sobre todo si hay algo que puede atrasarlos con los pagos de la renta o la despensa. Este punto es aún más importante cuando van a abrir juntos una cuenta bancaria o planean hacer una compra grande como los muebles de la casa.
Sean cautelosos
A menos que se casen y tengas la protección legal que conlleva el matrimonio, Whitman aconseja que no deposites todos tus ingresos en una cuenta compartida. Sabemos que ahora eres optimista sobre su futuro juntos pero es mejor que seas cauteloso mientras la ley no proteja tus ahorros.
Dividan las tareas
Siéntense y hagan una lista de todos los quehaceres diarios, semanales y mensuales. Desde lavar los trastes y sacar la basura hasta lavar el baño, cambiar las sábanas y pagar el teléfono. No todo debe ser 50-50 pues hay labores que demandan más tiempo y esfuerzo. Lo que importa es que el acuerdo funcione para ambos y se apaguen a él lo mejor posible.
Con información de She Knows
