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las chanclas vienen en pares

Las chanclas vienen en pares

Tienes la pareja para la que te alcanzó

noviembre 24, 2015

las chanclas vienen en pares  Por Rubén González Vera

La mayoría de los emparejados que cree que su relación falló, jura que es por culpa del otro. ¿Cuántas veces has escuchado a alguien decir: “Mi matrimonio es un desastre porque soy una neurótica insoportable, una limosnera afectiva y una controladora chantajista” o “mi matrimonio se está derrumbando porque soy un discapacitado afectivo, un macho, un estreñido emocional y misógino con mamitis”?. Jamás, ¿cierto? Usamos las carencias del otro para no ver las nuestras porque nuestra capacidad autocríticas es prácticamente un mito. Somos expertos en ver cada falla del otro y en ignorar las nuestras por más monumentales que sean.  Muchos psicoterapeutas rastreamos los elementos inmaduros que cada individuo deposita en su relación. Yo, en lo personal, a este tipo de mujeres les digo: te quejas y te quejas de tu esposo, pero no te lo sacaste en una rifa, mi reina, ¡tú lo elegiste!”. Les hago ver que ellas decidieron quedarse con ese patán como pareja, influenciadas por su baja autoestima, por sus heridas del pasado, por la abominable cultura machista en la que crecieron o por todo esto junto. El caso es que nadie se los impuso. También les recuerdo que siguen ahí, casadas, por convicción propia, que nadie les apunta con una pistola para que se queden. 

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Cómo ser autocrítico sin irte al hoyo

La autocrítica es un arma poderosa y peligrosa  ala vez. Una autocrítica balanceada, que no sirve para menospreciarte pero sí para ver de cerca tus defectos, está compuesta por dos factores.

1. Ataca lo que puedes cambiar 

  • No es lo mismo decir. “Soy una loca controladora” que “me preocupo cuando mis hijos no me llaman todo el día”. Una crítica positiva busca explicaciones, no culpables.
  • Se enfoca en las áreas o comportamientos que sí tienen solución.
  • Un “no sirves para nada” o “soy un pendejo”, nomás deprime. Una crítica positiva no debe dejarte inutilizado.
  • Es mejor decir: “Lo hice sentir mal porque estaba enojada dije cosas sin sentido, la próxima vez voy a calmarme primero”

2. El contexto sí importa

  • No es lo mismo llegar a tu casa después de un día horrendo en la oficina y encontrarte a tu esposo con una cena romántica lista, que verlo en bóxers sobre tu sala nueva cheleando.
  • Dominar el contexto te va ayudar a que la próxima vez que tengas una discusión, en vez de herir, puedas hablar.

Con el desarrollo de la capacidad de autocrítica también lograremos ponerle fin a lo que llamo “el efecto cucaracha conyugal”. Cuando terminamos una relación, lo único que hacemos es sacar nuestros bichos y bacterias para llevárnoslos a otra. No nos damos cuenta que con esa actitud no acabamos con el problema, solo lo transferimos. El problema que tiene que enfrentar la pareja para poder evolucionar es más delicado de lo que parece a simple vista por el hecho de que el enemigo, que yo llamo “incapacidad de autocrítica”, es muy poderoso y está infiltrado en todas partes. Si la pareja es una zona de desastre afectiva, no puede generar la integridad emocional de las nuevas generaciones. En la medida en que logremos construir una cultura de capacidad de autocrítica, podremos entregarle a la sociedad hijos dadores, incapaces de dañar o abusar de otras personas,  que además serán los portadores de esta actitud de vida que trasladarán a otros ámbitos de la sociedad.

noviembre 24, 2015