Por: Alejandra Ortíz
Tw. @alita_emo
Destapas una cerveza y al clásico sonido de chts le siguen una serie de aromas frutales y florales. Estos olores son irresistibles para tus amigos más gorrones y también para las moscas de la fruta. Al menos ellas tienen un buen pretexto.
Las levaduras Saccharomyces son heroínas anónimas. El pan, la cerveza y otros productos fermentados son posibles gracias al trabajo que hacen estos pequeños hongos unicelulares. Además de producir el alcohol en la cerveza, también producen algunos compuestos aromáticos dulzones, que por más egocéntricos que seamos, sería difícil pensar que lo hacen para complacer a nuestro paladar. En la naturaleza no existe tal devoción; la evolución se ha encargado de que casi todo tenga algún beneficio para quien está invirtiendo algo.
En este caso, la inversión es la producción de estos aromas, y el beneficio son las molestas mosquitas que de vez en vez nos encontramos en nuestros vasos de chela. Estas mosquitas se sienten más atraídas a la cerveza que un godín en quincena, y aunque los godínez puedan dejar gran parte de su salario en esta bebida, las moscas de la fruta le dan algo mejor que dinero a las levaduras: movimiento.
Las levaduras no pueden moverse por si mismas, necesitan de un medio de transporte para llegar a distintos lugares y así dispersarse por el mundo. Esto es lo que les proveen las moscas de la fruta y es la razón por la que las levaduras hayan evolucionado la producción de compuestos aromáticos que atraen a estos insectos. El aventón que ofrecen las moscas tampoco carece de beneficios para ellas mismas, ya que se alimentan de los azúcares de la cerveza y de las propias levaduras.
Este tipo de relaciones ecológicas en donde dos especies interactúan y ambas se benefician se llama mutualismo, y para la cerveza y nuestros paladares es esta interacción la verdadera heroína en días calurosos (de quincena).
Alejandra Ortíz es bióloga por Facultad de Ciencias de la UNAM, actualmente estudia el doctorado de Ciencias Biomédica,le gusta explicar el lado científico de la vida.