Por Jacobo Dayán
Tw. @dayan_jacobo
En lugar de celebrar deberíamos reflexionar sobre el papel que desempeña el periodismo en una democracia sólida, cómo ante las distintas amenazas que sufren nuestras sociedades se ha permitido sacrificar libertades a cambio de una supuesta seguridad y la forma en que grupos fundamentalistas han logrado atrapar la atención mundial con el asesinato de periodistas, ya sea el caso de Charlie Hebdo o las decapitaciones difundidas en internet por el autodenominado Estado Islámico.
En el informe recientemente publicado por Freedom House queda de manifiesto que “las condiciones para los medios de comunicación se deterioraron fuertemente en 2014 alcanzando su punto más bajo en más de 10 años”. Los periodistas y voces críticas, en todo el mundo, se enfrentan a silenciamiento por leyes impuestas por los Estados buscando “incrementar” la seguridad y atajar a grupos terroristas, grupos violentos y criminales. Adicionalmente, los periodistas sufren intimidación por parte de los Estados y de los dueños de medios que pretenden orientar la cobertura hacia sus intereses económicos y políticos.
La globalización, el rápido crecimiento de nuevas tecnologías y la ya larga crisis económica han colocado al periodismo en riesgo, en una profunda transformación y ante nuevos retos y amenazas. A esto se suma el creciente fundamentalismo religioso, la censura de internet por parte de Estados que lo consideran un espacio “demasiado libre” y el creciente número de democracias que buscan ejercer más controles a la información. Internet ofrece grandes posibilidades de difusión de información pero también ha sido utilizado como herramienta de propaganda y control. Cerca de 60 países mantienen una práctica de censura en internet.
Varias zonas del planeta, incluso dentro de nuestro país, mantienen un vacío de información, por temor o autocensura, dadas las condiciones de violencia en que se vive. Grupos armados de todo el mundo secuestraron a 119 periodistas durante 2014, teniendo como consecuencia lógica que el periodismo independiente sea prácticamente imposible y que diversos medios de comunicación ya no envíen corresponsales de guerra a lugares como Siria o Irak.
En el último año también se registró un incremento de la violencia y represión que ejercen fuerzas de seguridad de numerosos países contra los periodistas.
Freedom House reporta que de los 199 países y territorios evaluados durante 2014, 63 (32%) fueron catalogados como Libres, 71 (36%) Parcialmente Libres, y 65 (32%) No Libres. En Latinoamérica solo 3 (15%) de los países fueron evaluados como Libres, y solo 2% de la población vive en ambientes con libertad de prensa.
México, que sufre de niveles de violencia críticos, recibió su menor calificación en más de una década y continúa siendo uno de los lugares más peligrosos del mundo para los periodistas y comunicadores, en este reporte fue catalogado como No libre. Durante el año, se registraron numerosos ataques contra periodistas y medios y la autocensura continuó propagándose.
Los datos sobre México presentados por la organización Artículo 19 son igualmente preocupantes: 83 periodistas han sido asesinados de 2000 a 2015 en posible relación a su trabajo informativo. Cada 26.7 horas se agrede a un periodista en el país.
Ante la gravedad de la crisis humanitaria que hay en México es prioritario mantener una prensa libre y plural, un periodismo de investigación riguroso y punzante, sin información no puede haber democracia.