Por Eduardo Iniesta
TW: @eliniestae
Piénsenlo, sería ridículo escuchar a alguien decir que le tiene “miedo” u “odio” al arte de Miguel Ángel, a la música de Freddie Mercury, a las obras de Oscar Wilde o Federico García Lorca, al talento histriónico de Marlene Dietrich, a los diseños de Jean Paul Gaultier, a la interpretación de Chávela Vargas o a los clavados de Tom Daley. Que quede claro, la homofobia es sinónimo de incultura y de una visión muy limitada de la pluralidad de la vida.
Con todo y todo, ser gay, lesbiana, bisexual o trans es ilegal en 77 países, incluyendo 7 en donde se aplica la pena de muerte. Eso sí, 49 de estas naciones tienen castigos menos drásticos para el “crimen” de no ser heterosexual, y las sentencias van desde unos meses en prisión hasta cadena perpetua. Pareciera que estamos hablando de un universo paralelo y para lelos ¿no?
En lo personal he ubicado a la gente homofóbica en tres grandes grupos:
1) Los que heredaron el prejuicio: Se caracterizan por estar en contra de la diversidad sexual sólo porque alguien les dijo que tenían que rechazarla. Por lo general se basan en argumentos religiosos para sustentar que ser gay está mal. Bueno pues, que es ¡pecado!
2) Los homofóbicos involuntarios: No tienen intención de ofender o discriminar, pero su falta de información los hace meter la pata a cada rato. Y clásico, piensan que es un alago decirte “Que desperdicio, eres gay” o para dejar bien claras las reglas de la amistad te sueltan el “Yo respeto, si tú respetas”.
3) Los que atacan e insultan por las puritítas ganas de fregar: Es gente peleada con la vida que necesita inventarse un enemigo para sentir que su existencia tiene algún sentido. Por favor, nada de insultos con este tipo de personas. Total, ellos mismos se ofenden al presumir su ignorancia.
En los tres casos anteriores, bastaría con un poco de voluntad para entender que lo que está bien para ellos no tiene que estarlo para los demás. Por eso, cuando se topen con cualquier tipo de homofóbico, no sean mala onda, no lo rechacen y mejor ayúdenlo a entender.
Los homofóbicos son pura contradicción. Por ejemplo, están en contra de la adopción gay por que los niños van a sufrir de bullying. ¡Ajá! bullying que ellos mismos crean al no inculcar en sus hijos el respeto a las diferencias. Por fortuna las familias homoparentales cada vez son más visibles; de hecho, desde el año pasado la Real Academia Española incluyó el término «homoparental» para hacer referencia a las «Familias conformadas por dos personas del mismo sexo e hijos».
El próximo domingo 17 de mayo se celebrará el Día Internacional Contra la Homofobia; este es el día en que más de 120 países en todo el mundo (incluido México desde al año pasado), lanzan campañas de sensibilización, políticas públicas y propuestas, para hacer que los homofóbicos a que le bajen a su histeria. Pero si de plano les cuesta mucho trabajo comprender, por lo menos aprendan a respetar. Ahí les encargo.
«Termina su columna y sale a ayudar al homofóbico más cercano».