Por Eduardo Iniesta
@eliniestae
Según un estudio realizado hace ya un buen rato en Wisconsin y publicado en el Journal of Pscyhiatry, sacarse los mocos con los dedos es una práctica de lo más común, tanto en niños como en adultos. El estudio arrojó… ok, en esta ocasión vamos a evitar la palabra “arrojó” ¿les parece?
Como les decía, 91% de las personas encuestadas aceptó hurgarse la nariz de manera habitual y un 22% admitió que lo hacía de dos a cinco veces al día, mientras que sólo 1% mostró síntomas de rinotilexomanía, o sea, que se hurgaban la nariz de manera compulsiva, provocando sangrados y múltiples infecciones nasales. Así que no se preocupen, lo más seguro es que su afición por escarbarse la nariz no es rinotilexomanía, tal vez sólo se trate de falta de pañuelos desechables.
Aunque existen especialistas que recomiendan a sus pacientes limpiarse la nariz con los dedos, ya que de esta forma, dicen, se llega a sitios inaccesibles para el pañuelo y la nariz queda mucho más limpia.
Los niños y uno que otro adulto no sólo se sacan los mocos sino que también son mucófagos, o sea que ¡se los comen! A pesar de lo asquerosamente desagradable que esto resulta, no representa ningún peligro para la salud. Hasta hoy nadie se ha muerto por comerse un moco, de hecho, cuando estas secreciones no están secas o combatiendo una infección, bajan solitas por la garganta. Entienden lo que esto significa ¿verdad?
El moco está compuesto en un 95% por agua, 2% de minerales y 3% de elementos orgánicos como mucina, albúmina, encimas y aminoácidos. O sea, tienen harta proteína.
Y a mí me disculpan, pero tengo la íntima convicción de que hurgarse de vez en cuando la nariz es una excelente terapia anti estrés. Aclaro, aún no hay estudios al respecto, aunque debería. Piénsenlo. En ese momento uno se desconecta del mundo. Sólo existe tu dedo, tu fosa nasal y ese “alguito” en el que concentras toda tu atención para ubicarlo, capturarlo y extraerlo estratégicamente de su escondite. Posteriormente lo observas, lo haces bolita y lo lanzas lo más lejos de ti mientras afinas el oído para poder escuchar el tronidito que hace al caer. Y ni me pongan cara de fuchi porque todos lo hemos hecho, ¡TODOS, DIJE!
Mi teoría se puede corroborar en cualquier semáforo. Lo único que tienen que hacer es voltear a ver a los conductores de los coches cercanos y descubrir que inevitablemente uno de ellos se está escarbando la nariz con el dedo o en su defecto sacudiendo los dedos fuera del carro porque ya se está deshaciendo de lo que extrajo ¡Ah! Y si no ven a ninguno es porque son ustedes los que están intentando relajarse mediante el sondeo nasal.
Termina su columna y hace bolita uno.