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Lo estúpidamente interesante… de los fantasmas II

Pues resulta que no hay nada de sobrenatural en eso de que se le “suba el muerto” a uno.

junio 5, 2015

Lalo-IniestaPor Eduardo Iniesta
Tw: @eliniestae

Como les decía, mi esposo y yo compartimos departamento con “El Viejo del Costal”, un fregado fantasma que además de alcahuete nos salió bien resbaloso.

Porque a mí sólo se me aparece de vez en cuando, pero mi esposo jura con la mano en el pecho que a él lo toca y a veces ¡HASTA SE LE SUBE! Lo que hace que el pobre se despierte todo agitado diciendo, “¡Se me volvió a subir el muerto!”. Esta situación sólo deja en claro dos cosas: 1) Que yo no le gusto nadita al fregado “Viejo del Costal” (la neta no entiendo por qué) y 2) Que como casi todo en esta vida, tiene que existir una explicación científica para eso de los muertos trepadores.

Pues resulta que no hay nada de sobrenatural en eso de que se le “suba el muerto” a uno, ya que según estudios de la Clínica de Sueño en los Servicios Clínicos del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, sólo se trata de una parasomnia llamada parálisis del sueño. O sea, cuando la mente se despierta antes que el cuerpo y por lo tanto no nos podemos mover, provocando miedo, ansiedad, desesperación, la sensación de opresión en el pecho como si, literalmente, tuviéramos a alguien encima; cuesta trabajo respirar y para terminarla de amolar, también se experimenta alucinaciones.

Los expertos en trastornos del sueño aseguran que cada subidita del muerto puede durar entre uno y tres minutos, y que generalmente son provocadas por el estrés. Lo cual tiene mucho sentido, porque el trabajo de mi esposo sí es harto conducente al estrés. (Ya decía yo que no era posible que durmiendo los dos en la misma cama, al muerto ese sólo se le antojara subírsele a él).

Una vez descartada la teoría del fantasma lujurioso, recurramos a la parasicología para tratar de ubicar qué tipo de ente es el que tenemos de “roommate” en el depa, ya que según esta pseudociencia hasta en los fantasmas, hay niveles:

Poltergeist: que en alemán significa “ruido de espíritus” pero que en México llamamos cariñosamente “espíritus chocarreros”, son esos fantasmas burlones que asustan haciendo ruidos o moviendo cosas, pero que no se manifiestan visualmente.

Apariciones residuales: supuestamente se trata de la energía que queda impregnada en lugares en los que se registraron hechos muy violentos, por ejemplo los fantasmas que dicen que se aparecen en Tlatelolco.

Espíritus inteligentes: no es que realicen muchas funciones como los teléfonos, no. A estas cosas se les llama así porque se cree que son entes conscientes de nuestra presencia y que puede interactuar con nosotros y nuestro entorno.

Y finalmente los hombres sombra: se trata de sombras semi-traslucidas que no son atravesadas por la luz y que en la mayoría de los casos tienen forma humana. ¡ASÍ ES MI VIEJO DEL COSTAL!

La buena noticia es que según un estudio realizado por de la Universidad Hospital de Ginebra y que fue publicado íntegramente por la revista británica Nature, los “hombres sombra” son producto de una actividad eléctrica inusual en el cerebro; la cual se puede generar por no dormir bien (yo duermo sólo entre 4 y 5 horas diarias) y el consumo de algunos tranquilizantes. ¡GRACIAS!

Eso explica por qué veo al mentado “Viejo del Costal” sólo cuando me enojo con mi esposo e intento dormir en la sala. ¡Amén!

Termina su columna y la próxima vez que se enoje, sí se queda a dormir en el sofá.

junio 5, 2015