Por Eduardo Iniesta
Tw. @eliniestae
El nombre oficial de tan peculiar sombrero es toque blanche y su función más importante es de estatus, nada más para dejar bien claro quién manda en la cocina: mientras más alto es, mayor la importancia y rango del que lo usa.
Según el protocolo, los chefs ejecutivos tienen que portar el más grandote, el de 30 cm; al sub-chef le toca ponerse el de 25, mientras que los aprendices se tienen que conformar con esos pequeños gorritos que parecen paliacates amarrados a la cabeza, llamados cofias. Y según me cuentan, usar un toque blanche que no te corresponde, representa una afrenta más grande que perderle un tupperware a tu mamá ¿Quiúbole?
Pero como nunca faltan los exageradotes, hay toques blanches de hasta 45 cm. Así podrán identificar al chef ejecutivo, sí, es el que anda estrellando el gorro con las sartenes y las campanas de la cocina a cada rato.
Los mentados gorros también cumplen una función higiénica, ya que dejan que el pelo respire sin que se le impregne grasa, aceite o harina. También permiten que la cabeza se mantenga fresca gracias a sus 30 o hasta 40 cm de altura.
Otro dato interesante de los toque blanche es que, de acuerdo a la tradición, deben de tener cien pliegues o dobleces que representan las cien técnicas distintas en las que un chef experto sabe cocinar un huevo. ¿Qué tal?
Aunque hay quienes aseguran que no necesariamente tienen que ser cien pliegues, es más, que ya ni se usan, y que eso del huevo es puro choro.
Está documentado que el creador de este ostentoso tocado fue el chef francés Marie-Antoine Carême, allá por finales del siglo XVIII. Hagan de cuenta que Carême era como el Gordon Ramsay de la época (Sí, el chef neurótico de los reality shows que odias con todo tu ser, pero no puedes dejar de ver).
Como les decía, el tipo era tan buen cocinero que sólo preparaba los alimentos de personalidades como el príncipe Jorge IV de Inglaterra, Napoleón I, y el zar Alejandro I de Rusia. Y se cree que por esta razón, el chef decidió que el toque blanche fuera un poco más alto que los sombreros de copa utilizados por la aristocracia de ese entonces. Figuroso el buen Marie-Antoine.
Actualmente, los franceses y japoneses son los más estrictos en cuanto al uso impecable de toda la indumentaria de un chef, mientras que los españoles y mexicanos son mucho más relajados al respecto. Y siendo prácticos, la función de evitar que caigan pelos en los alimentos, queda perfectamente cubierta con el simple uso de una red en la cabeza, ¿no?
Y por cierto, ¿por qué fregados las filipinas de los chefs se llaman filipinas, si son de Francia?…
Termina su columna y sigue sospechando de estos gorrotes ¡Maldita Ratatouille! ¬¬