Por Eduardo Iniesta
Tw. @eliniestae
Según el estado actual de las investigaciones, el baile humano (sea cual sea el ritmo), obedece a nuestro instinto salvaje más profundo, y es empleado por nuestro subconsciente como parte del cortejo o ritual de apareamiento. Hagan de cuenta como en los documentales de “Sexo Salvaje” de National Geographic , igualito. Y miren que el primero en asociar el baile con la onda cachonda, dura y contra la pared; fue el mismísimo Darwin.
Claro que uno tan inocente, pensaría que sólo bailes como la lambada y el reguetón fueron creados para tan ponedor objetivo, pero fíjense que no. Así que me acerqué al Instituto Mexicano de Sexualidad para que me explicaran con palitos y bolitas por qué el baile es considerado como un instrumento para atraer a posibles parejas sexuales. Les cuento. Resulta que cualquier tipo de danza tiene el objetivo de expresar emociones y sentimientos, pero que los movimientos corporales con buen ritmo son percibidos como indicadores de buena salud y harto potencial para la reproducción.
Por ejemplo, la finalidad de los bailes prehispánicos mexicanos, consistía en hacer gala de la fortaleza y virilidad de los guerreros, y en el caso de las mujeres expresar fertilidad y sumisión. Ellos a lo que iban.
En el caso de ritmos suavecitos como el vals y el danzón, la sensualidad está impiísima en la cercanía y en el sutil roce de los cuerpos, así como no queriendo la cosa.
Incluso las tradicionales rondas infantiles tienen el objetivo de ir definiendo cuáles son los roles de género que como sociedad se espera que los niños “acaten”.
Donde todo queda bien claro es en el Pole Dance, porque su connotación es 100% erótica, representando al tubo como un instrumento fálico. Aunque actualmente hay quienes consideran este baile como una disciplina deportiva y desde el 2009 están haciendo su luchita para que el Comité Olímpico Internacional lo avale como tal. Si eso de andarse treparte al tubo tiene su chiste.
Por cierto, un estudio realizado por la Universidad de Northumbria, en Reino Unido, asegura que a las mujeres se sienten más atraídas por los hombres que al bailar involucran movimientos relacionados con la parte superior del cuerpo: giros, inclinaciones fluidas, movimientos de torso y cabeza; y los que de plano no soportan son los movimientos torpes, repetitivos o que caigan en lo femenino. No agradezcan.
Bailar es un instinto humano, y hablar de sus orígenes sería remontarnos a los antiquísimos rituales que nuestros ancestros usaban para comunicarse con sus espíritus o deidades, y al hacerlo descubrieron que se sentían de maravilla.
Eso de sacudir el cuerpo al ritmo de la música es una de las actividades que más recomiendan los médicos, psicólogos, sexólogos y hasta las mamás; porque nos mantiene activos y en buena condición física, fortalece la autoestima, nos ayuda a socializar y conocer gente, y obvio a ligar.
A mí en lo personal no se me da muy bien eso del bailoteo, pero disfruto a montones ver bailar a los demás, porque cuando la gente baila, siempre está feliz.
Termina su columna y NOS VEMOS EL DOMINGO EN EL MONUMENTO A LA REVOLUCIÓN, PORQUE MÉXICO ¡SE PONE DE BAILE!
Eduardo Iniesta es conductor de radio y televisión experto en temas de diversidad sexual. También es un aficionado de encontrarle el lado estúpidamente interesante a la vida. Síguelo en @eliniestae