Por Eduardo Iniesta
Tw. @eliniestae
Les cuento. El sábado pasado, una turba de 37 mil personas con muy buena conciencia y más empeñosas que bien informadas, marchó por las principales avenidas de Guadalajara para dejar bien claro que “el matrimonio sólo puede ser entre un hombre y una mujer”.
Eso sí, para evitar malos entendidos también precisaron que aquello no fue una marcha anti gays o contra el matrimonio homosexual; que sólo se trató de una movilización a favor del “matrimonio natural”, del “derecho de los papás a educar a sus hijos” y a “favor del derecho de los niños a tener un papá y una mamá”. Plis no se rían, que fue en “serio”.
Y para demostrar que la cosa sí era “seria”, también adelantaron que en las próximas semanas presentarán un par de acciones jurídicas contra la resolución emitida el 12 de junio por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la que se declararon inconstitucionales las leyes estatales que limitan el matrimonio sólo para parejas conformadas por un hombre y una mujer.
Nadie les dijo que el único recurso legal del que podrían echar mano es recurrir a la Corte Interamericana, pero como lo que están pidiendo es la restricción de la protección básica de derechos a un grupo de personas, pues no creo que ahí los vayan a pelar mucho que digamos.
Con todo y todo, esta marcha tuvo harto aspecto interesante. Por ejemplo, la gran capacidad de organización de la asociación “Jalisco es uno por los niños”, que a pesar de haber sido creada hace poco más de un mes, logró convocar, coordinar y movilizar a los 230 grupos que la conforman. Ya saben, organizaciones católicas y evangélicas, escuelas, universidades, cruzadas matrimoniales y parroquias.
Es una lástima no ver esta misma respuesta o movilizaciones ante problemas como la explotación o abuso infantil. ¡Qué triste de verás!
Ahora bien. ¿Les cae? ¿Neta, les cae que de los 230 grupos que conforman “Jalisco es uno por los niños”, o de los 37 mil participantes, no hubo ni una sola persona que comprendiera que el fallo de la Suprema Corte a favor del matrimonio igualitario es algo que ya no se puede echar para atrás?
Para la tranquilidad de estos agobiados marchistas, les aclaro que el matrimonio igualitario no obliga a los heterosexuales a casarse con homosexuales. Y deben de entender que aunque los congresos locales no legislen al respecto o los gobiernos estatales se hagan como que la virgen les habla, las parejas del mismo sexo sí pueden contraer matrimonio interponiendo juicios de amparo. De hecho, en Guadalajara ya se han celebrado siete bodas entre parejas del mismo sexo por este medio.
Y aplauso de pie a esas personas y familias que al toparse con esta manifestación improvisaron espontáneos carteles para manifestarse a favor del respeto y el amor.
Besos y abrazos a los activistas a favor de los derechos LGBT jaliscienses que, haciendo gala de la serenidad que brinda el saber que la razón está de su lado, no confrontaron ni intentaron impedir que estos grupos ejercieran su legítimo derecho a manifestarse y a la libertad de expresión.
En verdad creo que la gran mayoría de los participantes en esta marcha fueron personas con las que sí es posible el dialogo, no se trata de hooligans ni cabezas rapadas. Sólo son ciudadanos mal informados.
Termina su columna y cita a San Agustín de Hipona: “Equivocarse es humano, perseverar voluntariamente en el error es diabólico”.