Por Eduardo Iniesta
@eliniestae
Hay veces en las que creo que el padre Cronos tiene a sus consentidos, a los cuales les regala una o dos horas extras en sus días; mientras uno por más tarugo, tiene que andar a las carreras porque nuestro día sólo tiene 24 horas.
Tal vez uno de esos consentidotes fue Immanuel Kant, un filósofo nacido en Alemania allá por 1724 y que se hizo famoso por ser metódicamente puntual. Siempre se levantaba, comía y se acostaba exactamente a la misma hora, y todos los días en punto de las cinco de la tarde se lanzaba a dar la vuelta por la plaza de la ciudad. Era tan meticuloso en sus tiempos que los lugareños usaban esos paseos para ajustar sus relojes con la hora exacta, pero el único día al que a Immanuel no se le dio la gana de salir a echar el rol, se le hizo tarde a toda la gente. Hagan de cuenta como cuando se nos olvida cambiar los relojes de la casa con el horario de verano. ¡Igualito!
Son varios los pretextos que utilizamos para justificar la impuntualidad, importándonos poco o nada lo predecibles que estos resultan. Que si el tráfico, que si la manifestación, que si el metro falló o venía muy lento (bueno, lo del metro sí es muy creíble) o el clásico se murió mi abuelita (por tercera ocasión). Pero para que vean que soy buena onda, compartiré con ustedes un pretexto súper vanguardista que actualizará su gastada lista: Padezco “impuntualidad crónica”. ¡Tómala!
Pues sí, la “Impuntualidad Crónica” es una realidad. En Escocia vive LA ÚNICA PERSONA EN EL MUNDO que ha sido diagnosticada con esta enfermedad. Se trata de Jim Dunbar, un hombre de 60 años y que jamás en su vida ha llegado puntual a ningún lugar. El hecho de llegar hasta 4 horas tarde a sus citas le ha ocasionado pérdida de amistades, despidos laborales y truenes amorosos. Pero los especialistas del hospital escoses Ninewells, aseguran que no lo hace de mala fe y que Jim es buena gente. Lo que pasa es que tiene un desorden cerebral que le afecta el lóbulo frontal y esto le impide calcular el tiempo de manera precisa.
También tengo que decirles que eso de la “Puntualidad Inglesa” es puro choro porque Inglaterra ni siquiera figura en los cinco primeros lugares del top de “The Culture Map”, el cual analiza varias escalas culturales como la puntualidad.
Según este mapa los más puntuales son:
1. Alemania
2. Suiza
3. Japón
4. Suecia
5. Holanda
Mientras que estudios realizados en Latinoamérica aseguran que los mexicanos, los brasileños y los colombianos no nos sorprendemos si alguien llega con más de una hora de retraso a una reunión de trabajo o cita personal. Pero los que de plano sí se pasan de “tardones” son los ecuatorianos. A ellos ni cómo ayudarlos.
Neta, hay que esforzarnos más para mejorar nuestra puntualidad y respetar el tiempo de los demás. Si lo hacemos todos los días, tarde o temprano acabaremos siendo puntuales.
Termina su columna y sale corriendo para respetar el tiempo de los demás.