Por Eduardo Iniesta
@eliniestae
El cinismo se puede definir como el comportamiento y/o acciones encaminadas con la única intención de joder al prójimo sin tomarse la molestia de por lo menos hacer el intento de mentir, ya que se considera al incauto o incautos en cuestión lo suficientemente estúpidos como para hacer ese esfuerzo. Y si por pura cortesía o nada más para guardar las formas se decide maquillar el cinismo con alguna coqueta mentirilla, se hace a sabiendas de que nadie va a creer ni media palabra de lo que se diga ¡Que poca! ¿No?
En teoría, la gente “buena” no es cínica, es sincera y como difícilmente alguien se va a considerar deliberadamente infame, pues en teoría todos somos sinceros. Ya sé, este razonamiento es más cínico que los políticos mexicanos, que por cierto, un dato que llamó poderosamente mi atención es que al googlear la palabra cínico, cinismo o alguna otra de sus acepciones, gran parte de los resultados obtenidos están relacionados con información de nuestra ilustre clase política mexicana. ¿Por qué será?
En época de elecciones todos los políticos intentan ponerse “guapos” (según ellos), y desesperados denuncian corrupción e impunidad; aseguran estar hartos de las injusticias, de los engaños y demandan la imperiosa necesidad de un cambio. Pero curiosamente omiten explicarnos por qué razón no hicieron nada para impedir todo lo que “denuncian”. En lugar de eso deciden comportarse como como changuitos de Chapultepec lanzándose frenéticamente su propia caca en una asquerosa guerra cuyo vencedor es el que menos embarrado queda. Así de triste.
El cinismo y las campañas electorales me encanijan e indignan en partes iguales. Neta me parece irreal que los procesos “internos” de los partidos tengan que promocionarse tan externamente con ¡7 millones de spots publicitarios! Y en total ¡16 millones durante toda la campaña electoral! De las toneladas de basura electoral lo único que puedo decirles es que la idea de que alguien emita su voto basado en la foto que vio en un poste, ofende cualquier inteligencia. Y de la conciencia ecológica ya mejor ni hablamos.
La política del cinismo nos permite presumir a alcaldes que declaran haber robado a su municipio y que realizan ostentosas celebraciones de cumpleaños en las que “al calor de la fiesta” se puede humillar y exhibir a las mujeres. También nos regala a secretarías de estado que aseguran que con 12 pesos diarios una persona puede cubrir sus necesidades básicas, y a partidos políticos que llevan más tiempo en las carteleras de los cines que una película de James Cameron.
Tal vez por razones como estas la Universidad de Kuopio, en Finlandia, encontró que existe una estrecha relación entre el cinismo y la demencia. Si hasta parece que nos andan espiando ¿no?