Por Eduardo Iniesta
Tw. @eliniestae
Para empezar. El ombligo es sólo la cicatriz resultante de cortar el cordón umbilical al momento de nacer. Por lo tanto y técnicamente hablando, los fetos no tienen ombligo. De hecho un ombligo no puede ser considerado como tal, hasta que se seca y cae el pedacito de cordón umbilical que queda después de hacer el corte; antes de eso, sólo se trata de una pequeña herida.
Ahora que si lo que ustedes quieren es tener hijos sin ombligos. Ok, se puede arreglar. Lo único que tienen que hacer es recurrir al parto y nacimiento «lotus», en el que se deja al bebé unido a la placenta hasta que el cordón umbilical se seca y cae por sí solo, pero con todo y todo, aún queda una pequeña marca en la panza. Aunque se imaginan lo raro sería ir a conocer el hijo de una amiga y tener que decirle: “Que lindo tu bebé… y que bonita tu placenta”. Por eso mejor, sí córtenles el cordón a sus críos.
Eso sí, hasta en los ombligos hay niveles, o al menos esa es la conclusión a la que llegó Aki Sinkkonen, investigador de la Universidad de Helsinki en Finlandia. Sinkkonen asegura que los ombligos ovalados y verticales son los más atractivos; y que los saltones o muy hundidos no son del agrado de las personas. Esta teoría es respaldada por los innumerables rankings de “los ombligos más sexys”, que se pueden consultar en internet. Aunque no sé a ustedes, pero a mí eso de andar fisgoneando el ombligo ajeno para después decidir cuál es el más sexy, me parece medio enfermo ¿A poco no?
Sin importar que tan sexy o feíto sea un ombligo, todos son el cálido hogar de miles de bacterias y bichitos. ¿A no me creen? Pues les informo que un grupo de científicos estadounidenses hallaron más de dos mil especies diferentes de bacterias y microorganismos en los ombligos humanos, desde estafilococos, hasta unas cosas rarísimas llamadas arqueas, (nunca antes encontradas en la piel humana). La buena noticia es que estos bichos no representan ningún problema de salud, a menos que haya una herida y puedan entrar por piel; por eso es CERO RECOMENDABLE hacerse piercings en esta zona del cuerpo, ya que pueden tardar hasta siete meses en sanar después de la perforación, lo que los convierte en una invitación para las infecciones. ¡Allá ustedes y su mala cabeza si se los hacen!
Tal vez tanta bacteria sea la causante de la “Omfalofobia”, bueno pues, el miedo a los ombligos. Quienes tienen esta fobia, odian que les toquen el ombligo o tocar el de alguien más, y de plano les causa repulsión ver o pensar en estos hoyitos.
Y por último les cuento que entre más peludo es un ombligo, más pelusa podemos encontrar en su interior. Según un artículo publicado en The Telegraph en el 2009, esto se debe a la fricción entre el vello y las fibras de la ropa.
Termina su columna y se pica el ombligo.