En el 2007 había 7 divorcios por cada 100 matrimonios, hoy 17 parejas de cada 100 deciden separarse. Esto significa que el número de divorcios se duplicó en los últimos 15 años. ¿Qué hacemos mal?, ¿nos está ganando la emoción?
Si estas pensando casarte, sé consciente de que es una de las decisiones más importantes que tomarás en la vida, porque implica compartir todo con alguien de “tiempo completo”. Por eso es necesario conocer muy bien con quien te casarás. Antes de planear la boda, buscar el vestido, organizar la luna de miel ¡Comparar la casa!… Conoce a significant other.
1.- Pregúntate ¿Con quien me voy a casar? Sí, se llama Juan Pérez ¿y?, lo verdaderamente importante es:
¿Cuál es su proyecto de vida individual?
¿Es una persona madura?
¿Tiene una personalidad definida?
¿Es responsable? Sí o no y ¿en qué lo noto?
2.- Identifica el porqué quieres casarte. ¿Quieres matrimonio o solo boda? Puede parecerte tonta la pregunta, pero no lo es, muchas parejas se emocionan con el asunto de la fiesta, convivir con amigos y familia, el vestido más lindo de todos, los regalos, ¿a poco no?. Pero al final solo quedarán tu pareja y tú con sus defectos y virtudes.
3.- Analiza si tienen cosas en común. Haz una lista de cosas verdaderamente importantes para ti (carrera, familia, amigos, estudios hobbies). Después ponle a cada una el porcentaje de tu tiempo que te gustaría dedicarles. ¿Cómo serán las cosas cuando estés casado?, ¿estás dispuesto a sacrificarlas o la vas a sufrir? Hay cosas que son negociables con tu pareja, hagan una lista y platíquenlo, porque si no va a ser como si cada quien jalara una carrera para un lado distinto, no habrá avance.
4.- ¿Se aceptan como son? Olvídate de la idea de que al vivir juntos tu pareja va a cambiar porque se lo pides o que después de la boda será diferente. Si estás dispuesto a compartir tus días con alguien, busca que sea una persona que te guste con todo y sus defectos porque de otro modo se la pasarán molestos por cualquier actitud o comportamiento que no cumpla tus expectativas.
5.- Te casas con la familia. Aunque no lo creas, casarte con alguien implica tolerar a llevarte bien con la familia. No pienses que al tener el título de espos@ todo cambiará en automático y que sus papás serán respetuosos, al casarte adquieres un compromiso con el núcleo familiar del otro.
6. En las buenas y en las malas. ¿En verdad estás dispuesto a apoyar en las buenas y en la malas? y ¿si se queda sin trabajo, se enferma o lo transfieren a otro país en una chamba? Piensa si serías capaz de estar en todas estas circunstancias.
7.- ¿Ya piensas en el divorcio? Si todavía no te casas, pero ves el divorcio como una opción NO TE CASES. Si no estás seguro de lo que vas a hacer o pones ante cualquier situación que se pueda presentar el divorcio, no camines hacia el altar cuando no veas otras alternativas. Para todo existe una solución y si la tuya es separarse porque no funcionó, mejor toma otro camino antes de que esto pase. Punto.
