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Mirándonos en el espejo guatemalteco

El 25 de febrero se conmemora el Día de la Dignidad de las Víctimas del Conflicto Armado en Guatemala.

febrero 26, 2015

espejo-GuatemalaPor Jacobo Dayán
@dayan_jacobo

Tan cerca de nuestro país y resulta increíble que el conflicto armado más largo del continente, 34 años (1962-1996), no sea conocido y sus lecciones sean dejadas a un lado.

Más de 200 mil personas asesinadas o desaparecidas, entre ellas por actos de genocidio cerca de 100 mil indígenas mayas. Más de un millón de personas fueron desplazadas, dentro y fuera de Guatemala, llegando a México como refugiadas cerca de 150 mil. Como en todo conflicto habría que agregar miles y miles de casos de tortura, violaciones sexuales, traslado forzoso, detenciones arbitrarias, destrucción de propiedad y un largo etcétera.

En 1994, buscando salidas al conflicto después de tantos años de desgaste social, político y humano en Guatemala, aunado a la presión internacional, llevó a la creación de la Comisión para el esclarecimiento histórico que tenía por objetivo: “esclarecer […] las violaciones a los derechos humanos y los hechos de violencia que han causado sufrimientos a la población guatemalteca”. Entre las recomendaciones que emitió la Comisión están las de reparación y preservación de la memoria de las víctimas, cambios de políticas públicas, el establecimiento de una cultura de respeto y observancia de los derechos humanos. Un par de años después, en diciembre de 1996, se firmaron los Acuerdos de Paz.

El camino desde entonces no ha sido fácil, las prácticas discriminatorias y de segregación prevalecen, la violencia no ha desaparecido, las violaciones a derechos humanos siguen presentes, algunos responsables han sido condenados pero la justicia sigue llegando muy lentamente, el expresidente Efraín Ríos Montt ha evadido la sentencia por genocidio de maneras muy sucias e incluso el actual gobierno niega el genocidio.

Hoy Guatemala y el mundo recuerdan a estas víctimas. Desde México lo hacemos en momentos donde nuestra realidad nos debería llevar a mirarnos en su espejo, en lo alcanzado y en su lucha por recordad, esclarecer y procesar su pasado y presente.

México sigue apostando por el olvido, desestimando las voces de alerta que se dan en nuestro país y los señalamientos de instancias internacionales. Solo por mencionar algunos de los casos recientes hago el siguiente relato.

Hace menos de un año, después de su visita a México, el relator especial de la ONU sobre la tortura comentó: “Aún persiste una situación generalizada del uso de tortura y malos tratos”. Desde hace años se viene denunciando el preocupante aumento de la tortura en nuestro país y la nula respuesta del gobierno por sancionarlo y detenerlo.

En días recientes la PGR descalificó el trabajo que el equipo argentino de antropología forense está realizando en el caso de los normalistas de Ayotzinapa después de que este grupo cuestionó la “verdad histórica” dada a conocer de manera pobre y arrogante por parte de la Procuraduría.

Las cifras escandalosas de desapariciones forzadas en México, más de 22 mil, llevaron al Comité contra la desaparición forzada de la ONU a realizar varias recomendaciones al Estado mexicano y a declarar que éstas ocurren de manera generalizada, que no hay una acción contundente ya que lo que prevalece es la impunidad. La respuesta mexicana, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, fue que hay “inexactitudes” en el reporte.

Para acabar este catálogo preocupante tenemos el conflicto que se generó a partir de la declaración que hizo el Papa Francisco en un comunicado privado que fue filtrado a la prensa. El Papa, preocupado por el avance del narcotráfico en Argentina escribió que espera que su país natal pueda evitar la “mexicanización” y agregó «estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror».

De nuevo la Secretaría de Relaciones Exteriores expresó que el gobierno se encuentra “preocupado” por esas declaraciones y pidió no caer en estigmatizaciones. Como varios columnistas lo han hecho, me sumo a la pregunta de si a la cancillería nunca le preocupó que se hablara de la “colombianización” o “balcanización” de México, nunca emitió un comunicado pidiendo no estigmatizar a otras naciones o regiones.

Al parecer nuestras autoridades están más preocupadas por el discurso que por la realidad. Continúan dando la espalda a las víctimas.

En este día de recordar a las víctimas guatemaltecas, la Fundación Rigoberta Menchú señaló que la justicia es la gota que apaga el fuego de la impunidad y que “es momento de celebrar la dignidad y memoria de las víctimas, sus luchas, sus anhelos por una vida digna para sus familias, sus comunidades y para los guatemaltecos y guatemaltecas”.

¿Algún día sabremos verdaderamente los detalles del horror que vivimos en México? ¿Llegará el día de pensar en las víctimas?

febrero 26, 2015