Jacobo Dayán
@dayan_jacobo
Cuando vemos películas como 12 años de esclavitud nos preguntamos indignados: ¿cómo es posible que ocurrieran cosas así? ¿Cómo podían pensar que algunas personas debían ser tratadas de esa forma? ¿Eran unos bárbaros? Años de lucha por condiciones de igualdad y trabajo justo han creado en la sociedad una conciencia de rechazo a esta situación, o de menos eso creemos.
Pero ¿estas condiciones, aunque sean en menor grado, ya no existen o solo ocurre en lugares lejanos y fuera de nuestra vida cotidiana? ¿Eso sólo pasa con criminales que mantienen en esclavitud a las personas? ¿Existirán otras formas modernas de esclavitud? ¡Pues sí! Mujeres y hombres que realizan diversos trabajos siguen siendo maltratados, discriminados, sin plena libertad, reciben humillaciones, son explotados, y todo esto mucho más cerca de lo que creemos, en nuestras propias casas.
Los trabajadores y trabajadoras del hogar realizan labores poco valoradas, con cargas extensas de trabajo, jornadas extendidas sin remuneración, por lo regular sin seguridad social y en muchas ocasiones con comida insuficiente, solo por enumerar algunas condiciones laborales. Hasta los espacios en los que viven, recámara y baño, son casi siempre oscuros, húmedos y muy pequeños; en muchas ocasiones tienen vajillas y comida distinta y restringida. ¿Cuentan con contrato laboral? Ni en broma. De esta forma sus derechos laborales dependen de la buena voluntad de sus empleadores. Ya ni que decir de vacaciones, aguinaldos, prestaciones, pensión, etc. Esto es una forma moderna y “civilizada” de esclavitud y no, no es una exageración. ¿Aceptarían trabajar en esas condiciones?
Antes de que se enojen, ya me imagino lo que estarán pensando: “No, en mi casa no es así. Para nosotros son como de la familia, hasta las llevamos con nuestros doctores. Comen de nuestra misma comida. Las dejamos salir por las tardes y tienen tele en su cuarto. Están mucho mejor que en su pueblo”. ¡No se rían! Ahora pensemos un poco en las palabras que usamos: criada, muchacha, doméstica, sirvienta y muchos otros más agresivos que seguramente ya llegaron a su mente.
¿Por qué no puede ser considerado el trabajo del hogar un trabajo como cualquier otro? ¿No deben tener derechos y prestaciones como el resto de los trabajadores? ¿En algunos años, habrá una película que muestre estas condiciones laborales y los espectadores se indignarán?
En México, como en muchos países ya ocurre, se debe regular y proteger los derechos de los trabajadores del hogar, hombres y mujeres. Y nosotros debemos erradicar los graves prejuicios, que como en este caso, se convierten en actitudes y prácticas discriminatorias que pueden ser veladas pero siempre son violentas. ¿Por qué no podremos ver a todas las personas como seres humanos con los mismos derechos?
Según reporte del portal Animal político, hace 300 días el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, hizo mención a este problema y se comprometió a enviar al Senado la propuesta para que México ratifique el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo garantizando así los derechos de los trabajadores del hogar. Como podrán imaginar, no ha pasado nada, será que 300 días no son suficientes o será que no es prioridad.
Aunque en tu casa las cosas no sean así, las condiciones de trabajo de miles y miles de personas no pueden depender de la suerte, en la inmensa mayoría de los casos la situación no es así. Si buscamos una sociedad más justa tenemos que pensar en todas y todos.