1. Le escribes un mensaje, tuit o whatsapp como va sin tener que leerlo, re leerlo y volverlo a leer antes de mandarlo.
2. Pides en un restaurante lo que realmente se te antoja. Te olvidaste del “qué dirá” y pides una hamburguesa. ¿Te ves impecable comiendo una doble con guacamole extra? No. ¿Te importa? Por supuesto que tampoco.
3. Sabe de tu obsesión por Brad Pitt y tú de la suya por Hermione Granger. Ambos están OK con eso y no se encelan.
4. Ya no te da pena que te vea sin maquillaje, en pants o con las piernas sin rasurar.
5. Te quedas a dormir en su casa y literal ¡duermes! Hasta roncas y babeas.
6. Lloras frente a él sin pena y a moco tendido.
7. Le enseñas tus fotos de bebé y hasta tu anuario de la secundaria.
8. Comparten el mismo cepillo de dientes.
9. Ha visto tu estado de cuenta bancario y tú el suyo.
10. Cooperan aunque estés en tu periodo y conoce toda tu ropa interior, no sólo la lencería bonita.