Por Alejandra Ortíz
@alita_emo
Estas especies pueden sobrevivir en las superficies de cualquier rincón, volviendo a los quirófanos y sus instrumentos un foco de infección y peligro latente. Aun con antibióticos y desinfectantes esto sigue siendo un problema. Lo bueno es que a alguien se le ocurrió cubrir las superficies con piel de tiburón.
La piel de los tiburones es increíblemente repelente a organismos que quieran establecerse ahí. En cualquier ballena podemos observar que tiene algas e incluso moluscos pegados a la piel; los tiburones no. Millones de años de evolución han seleccionado a aquellos tiburones con un patrón microscópico de escamas dentadas que previenen que se generen películas de microorganismos sobre ellos, es decir, bacterias que después alimentan a algas, moluscos y demás visitantes.
Este patrón de pequeños dientes en forma de diamante acomodados de una manera especial fue copiado para crear una película sintética cuya superficie asemeja a la del tiburón. Y, como con la piel de este gran pez, a las bacterias les resulta incómodo vivir ahí así que la evitan. Con esta tecnología se puede cubrir cualquier superficie, incluidos los quirófanos, evitando infecciones y desinfectantes. El patrón de la piel del tiburón es suficiente repelente.
La naturaleza lleva miles de millones de años probando soluciones a una gran variedad de retos. Su control de calidad es la evolución, y en general suele ser severo, por lo que los resultados suelen ser muy eficientes: las mejores estrategias se quedan, mientras que las demás no sobreviven. Los seres humanos podemos así tomar ventaja tanto de adaptaciones ya probadas por la naturaleza, como la piel del tiburón, pero también de una de las grandes estrategias evolutivas de nuestra especie, la de ser unos monos expertos en imitación.