Es lunes, la alarma del despertador suena y tú sientes más cansancio que el viernes, cuando terminó tu trabajo. ¡Es imposible porque dedicaste el fin de semana a descansar! Lo más seguro es que seas víctima del Síndrome de Fatiga Crónica.
A principios de los año ochenta, varios jóvenes profesionistas acudían al médico para tratarse una fatiga que no se quitaba con el descanso, a pesar de dormir mucho o descansar lo necesario, despertaban igual de cansados. El avance que tuvo esta enfermedad hizo que la OMS (Organización Mundial de la Salud) la reconociera con dos nombres: Encefalopatía miálgica o Síndrome de Fatiga Crónica pues se trata de un cansancio que supera los 6 meses y que se agrava cuando se hace algún esfuerzo físico.
La causa más común de este Síndrome es el exceso de trabajo, laboral con mucho estrés o no saber cómo enfrentar las responsabilidades.
Estás son alguns señales del Síndrome de fatiga crónica:
- Infecciones respiratorias de larga duración
- Sensibilidad muscular y dolores articulares
- Hinchazón de ganglios linfáticos de las axilas o la garganta
- Trastornos de sueño
- Dolores de cabeza
- Falta de concentración en las tareas más básicas
- Pérdida de la memoria a corto plazo
- Depresión
- Irritabilidad
- Ansiedad
- Angustia y sensación de ser incomprendido
¿Qué hacer?
Por la diversidad de las alteraciones de este Síndrome es necesario tratamiento médico pero además a las personas con el Síndrome se les pide que realicen ciertos cambios en su vida personal: tener un vida social, realizar ejercicio físico suave, balancear el tiempo entre la actividad, el reposo y el sueño, aprender a delegar en el trabajo, tener una alimentación saludable, realizar técnicas de relajación como respiración profunda, yoga o meditación.
Si el trastorno es profundo, los médicos pueden hacer uso de ciertos medicamentos como ansiolíticos o antidepresivos.