De niños creemos que volvernos adultos es algo simple. Pero con el tiempo nos vamos dando cuenta que esto no es de la noche a la mañana, todo un proceso de experiencias, conocimiento y sueños.
La línea de adolescencia a la adultez es tan delgada que muchos no la notan. Un día pasas los fines de semana de antro y al siguiente ya estás revisando pendientes del trabajo.
En ese momento puedes ver lo que ha pasado en tu vida y encontrarás cosas que te llevaron a ser un adulto, esas cosas pueden ser:
No te interesa lo “cool”
Y antes te burlabas de esas personas que no encajaban con los demás en moda, y ahora ya no te fijas en eso o eres uno de ellos. Y eso es bueno, no te interesa lo que los demás piensan de ti, estás enfocado en ti y en nada más.
Ahorras dinero para muchas cosas
En la adolescencia, así como llegaba el dinero así se iba. Pero ya adulto, sabes que tienes responsabilidades y cuentas que pagar. El dinero con el que ibas a las fiestas, en verdad nunca fue tuyo. Y también te das cuenta que tienes más dinero, pero con tantas responsabilidades, ni se nota.
Haces ejercicio
Porque pagas por el gimnasio todo el mes completo, y un día de no ir te pesa muchísimo. Y de joven, tus papás lo pagaban… “YOLO”.
Los fines de semana ya no te emocionan como antes
De los 18 a los 21 te la pasabas de fiesta y no te importaba gastar la entrada al cover, más alcohol, más taxis y mucho más, con tal de pasar una noche increíble, pero ahora, llegar a las 3 de la mañana a tu casa, te quita tiempo importante de tu vida, así sea un fin de semana, ahora tu prioridad es dormir más.
Las actividades tranquilas ahora son tus favoritas
No todo en los ratos libres es tomar, ahora te enfocas en lo que eres y lo que haces. Cuando va a eventos o fiestas, no vas por el relajo, vas porque te importa o te interesa lo que se está celebrando.
En este punto de tu vida, no eres lo que esperabas, pero te sientes bien.
Desde chiquitos soñamos con ser doctores, bomberos, artistas, pro mencionar algunos. Sin embargo, cuando crecemos no siempre es nuestra realidad.
La ventaja de ser adulto es que puedes trabajar tan duro como quieras para lograr lo que siempre has querido y poder demostrarle al mundo y a todos los que dijeron “no” que puedes lograr lo que te propones, siempre y cuando le dediques el tiempo correcto.