¿Por qué besamos? La pregunta que muchos científicos, filósofos y sociólogos se han hecho. ¿Realmente es necesario y qué pasa si no son buenos besos? Esto es lo que van a descubrir aquí.
¿Cuántos no son fanáticos de los besos? Y es que besar puede ser bastante satisfactorio, desde las sensaciones que nos da esa persona hasta la proximidad de un cuerpo que nos parece atractivo, pero ¿por qué besamos? Aunque parezca simple, en realidad es algo complejo y bastante interesante por todo lo que liberamos química y emocionalmente a la hora de hacerlo.
¿Por qué besamos?
Vamos a empezar a entender la razón por la que besamos de acuerdo con los diferentes análisis y estudios que han hecho los científicos a lo largo del tiempo en sociedades que tienen habitualmente el beso como costumbre.
Y es que no todos los seres humanos besamos a nuestras parejas o a nuestros hijos, de hecho hay un diez por ciento de la población que no lo hace, por ejemplo, los padres en Mongolia no besan a sus hijos, solo los huelen o en China, anteriormente se consideraba un tabú el besar.
Entonces, ¿qué pasa con el resto de los humanos que sí besamos y disfrutamos hacerlo? Pues al parecer lo hacemos por cuestiones evolutivas, hormonales, químicas y hasta reproductivos.
Hablando de reproducción, Gordon G. Gallup, Jr., de la Universidad de Albany, Universidad Estatal de Nueva York, dijo en una entrevista con la BBC que los besos, «implican un intercambio muy complicado de información: información olfativa, información táctil y tipos de ajustes posturales que pueden aprovechar mecanismos evolucionados e inconscientes que permiten a las personas tomar decisiones sobre el grado en que ambas personas son genéticamente incompatibles”.
Pero ahí no acaba todo el cuento, también existen químicos que son liberados en el cerebro a través de todo el cuerpo a la hora de besarnos, a tal grado que el estrés puede bajar o podemos experimentar una sensación de euforia, no sorprende que haya gente adicta a ellos.
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Los besos, las feromonas y las neuronas
Pues bien, a la hora de besarnos existen algunos mensajeros químicos silenciosos llamados feromonas que podrían haber acelerado la evolución del beso apasionado o de pareja. De acuerdo con Scientific American, muchos animales y plantas las utilizan para comunicarse, por ejemplo, se sabe que los insectos emiten feromonas para señalar alarma, la presencia de un rastro de comida o atracción sexual.
Y es que literalmente somos hormonas y feromonas, se ha estudiado que el androstenol, un componente químico del sudor masculino, aumenta la excitación sexual en personas que se sienten atraídas por hombres y las copulinas, feromonas que se liberan en la vagina, elevan los niveles de testosterona y aumentan el apetito sexual en las personas atraídas por mujeres.
Entonces, si estamos cerca de una persona, nos sentimos atraídos por ella, nuestros sentidos se abren y comenzamos con el beso, se convierte en la receta perfecta de la atracción y el deseo sexual, para encontrar a una pareja adecuada.
Pero, ¿saben quiénes son los responsables del último paso?, los labios, esos que tanto trastornan a la gente, y es que deben de saber que los labios se encuentran entre los más densamente poblados de neuronas sensoriales de cualquier región del cuerpo. Cuando nos besamos, estas neuronas, junto con las de la lengua y la boca, envían mensajes al cerebro y al cuerpo, provocando sensaciones, emociones intensas y reacciones físicas.
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Y ¿qué hay de la química?
Les dijimos al principio que había una explosión química en el cerebro cuando se daban unos buenos besos y es que de acuerdo con el estudio de la psicóloga Wendy L. Hill y Carey A. Wilson, del Lafayette College, compararon los niveles de dos hormonas clave en 15 parejas de hombres y mujeres antes y después de besarse.
La primera fue la oxitocina, que participa en los vínculos sociales y la otra, el cortisol, desempeña un papel en el estrés. Hill y Wilson predijeron que besar aumentaría los niveles de oxitocina, que también influye en el reconocimiento social, el orgasmo masculino y femenino y el parto.
Esperaban que este efecto fuera particularmente pronunciado en las mujeres, quienes reportaron niveles más altos de intimidad en sus relaciones, también pronosticaron una caída en el cortisol porque se supone que besar alivia el estrés y eso fue lo que pasó.
Así que después de un día lleno de estrés, un buen beso de mínimo 2 minutos puede liberar oxitocina y tener ese bajón de cortisol que tanto necesitamos.
Pero ¿Hay besos malos?
Hasta aquí vamos muy bien, pero también los besos tienen su lado malo, al menos, evolutivamente hablando, y es que si les ha pasado que se sienten atraídos cañón por alguien y a la hora del beso se pierde la magia, están siendo víctimas de la evolución.
Y es que estos besos «malos», literalmente están mandando las señales contrarias a lo que explicamos antes, no hay esa explosión de feromonas, química cerebral y los labios no están recibiendo ese estímulo a través de sus neurotransmisores.
Gordon G. Gallup, Jr. tiene la hipótesis que con la idea de besar evolucionó una estrategia de cortejo que nos ayuda a calificar a las parejas potenciales, especialmente las mujeres, así lo dijo a la BBC: «Las mujeres usan los besos para proporcionar información sobre el nivel de compromiso si están en una relación estable. El cruce de labios es una especie de barómetro emocional: cuanto más entusiasta es, más sana es la relación«.
Todo esto porque las mujeres son las que tienen a los hijos y buscarán a las mejores parejas para criarlos y poder mezclar sus genes con ellos. Así que la próxima vez que les toque un mal beso, es una señal evolutiva de su cuerpo, o al menos esa es la teoría.
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